Es noticia
El PSOE vuelve a meterse en el partido
  1. España
  2. Al Grano
Antonio Casado

Al Grano

Por

El PSOE vuelve a meterse en el partido

El bipartidismo está herido... pero no muerto. Los últimos datos que arroja el CIS constatan que el PSOE se está recuperando y que poco a poco Pedro Sánchez está consiguiendo revitalizar el partido

Foto: Pedro Sánchez, secretario general del PSOE (EFE)
Pedro Sánchez, secretario general del PSOE (EFE)

La fragmentación política, el desplome electoral del PP, la caída de Podemos en el mercado virtual de votos y la consolidación de Pedro Sánchezmeten de nuevo al PSOE en el partido. No es una opinión. Me apoyo, por un lado, en el argot de los cronistas del fútbol, cuando un gol del equipo que ya se daba por derrotado le permite volver a soñar con la victoria. Y por otro, en los números del barómetro del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) correspondiente al primer trimestre de 2015.

La matemática del sondeo confirma que, por encima de los climas de opinión más o menos artificiales, el PSOE vuelve a ser la real y verdadera alternativa al PP en el poder. Algo impensable hace apenas seis meses, cuando este partido parecía una bien agitada jaula de grillos, sin remontar en los sondeos, tres años después del batacazo de las últimas elecciones generales (más de cuatro millones de votos perdidos).

De nuevo resurge como segunda fuerza política a escala nacional y primera fuerza política de la izquierda. Lo primero, a la vista de los números, convierte a Pedro Sánchez en aspirante creíble a la Moncloa: apenas un punto de diferencia con el PP y mejor nota que Mariano Rajoy en la escala de valoración de líderes (3,59 por 2,49). Lo segundo le permite beneficiarse de la Ley D´Hondt y vencer el síndrome del PASOK: la irrelevancia por sorpasso de Syriza, equivalente al partido de Pablo M. Iglesias.

En resumen, sólo hay dos aspirantes verosímiles a la conquista de la Moncloa: Rajoy o Sánchez, Sánchez o Rajoy

Las pruebas de la notable recuperación del PSOE sirven también para constatar que, efectivamente, como ya se venía diciendo, el bipartidismo está herido pero no muerto. No hay mal que por bien no venga porque la herida es luminosa, como la de Sagarra. Sólo se cura con diálogo, compromiso y negociación, que son valores casi olvidados por culpa de tres mayorías absolutas del PSOE (1982, 1986 y 1989) y dos del PP (2000 y 2011).

Véase la distancia entre los dos primeros, como el Real Madrid y el Barça, codo con codo, y los dos siguientes, Atlético de Madrid y Valencia, que mantienen su particular pugna de segundo nivel (Copyright Rubalcaba, que es muy futbolero). Nada menos que ocho puntos de diferencia. Lo cual confiere la opción de gobernar, como siempre desde 1993, al PP o al PSOE, dejando el papel de eventuales costaleros a los dos partidos emergentes: Podemos por la izquierda y Ciudadanos por la derecha.

En resumen, sólo hay dos aspirantes verosímiles a la conquista de la Moncloa: Rajoy o Sánchez, Sánchez o Rajoy. Lo demás es caldo de cerebro sobre la inevitable política de alianzas en un escenario de cuatro esquinas, donde, y eso es lo nuevo, ni PP ni PSOE podrán hacer ya de su capa un sayo a la hora de gobernar. Aunque el quinielismo es libre, conviene recordar las preferencias de la gente en materia de pactos. De las cuatro combinaciones posibles, la que cuenta con más adeptos es PSOE-Podemos (29,7 %), seguida por PP-Ciudadanos (21,7%) y PSOE-Ciudadanos (21%). A mucha distancia queda en cuarto lugar una hipotética gran coalición PP-PSOE (8,3%), descartada a priori por los socialistas.

El PSOE aparece en tres de las cuatro combinaciones posibles y en dos de las tres verosímiles (Ciudadanos y PP en dos, Podemos solo en una). Una prueba más de que, según el lenguaje de las cifras y no de las opiniones, los socialistas vuelven a entrar en el juego, unos meses después de que muchos analistas vaticinaran la ruina de unas siglas históricas.

La fragmentación política, el desplome electoral del PP, la caída de Podemos en el mercado virtual de votos y la consolidación de Pedro Sánchezmeten de nuevo al PSOE en el partido. No es una opinión. Me apoyo, por un lado, en el argot de los cronistas del fútbol, cuando un gol del equipo que ya se daba por derrotado le permite volver a soñar con la victoria. Y por otro, en los números del barómetro del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) correspondiente al primer trimestre de 2015.