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PSOE y Podemos: ritos de apareamiento
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Antonio Casado

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PSOE y Podemos: ritos de apareamiento

Para Podemos el 24-M solo ha sido una primera vuelta de las generales. Ni ellos ni el PSOE quieren hablar de gobiernos de coalición entre los dos partidos. Al PSOE no le interesa. Y a Podemos, menos

Foto: Pablo Iglesias, líder de Podemos. (Reuters)
Pablo Iglesias, líder de Podemos. (Reuters)

A primeros de febrero, el portavoz parlamentario del PSOE, Antonio Hernando, dijo en Twitter que Monedero es el Bárcenas de Podemos. Un minuto después había perdido 500 seguidores. Enseguida se dieron cuenta en Ferraz de que, aunque fuese un competidor electoral, los socialistas no debían mirar con cara de perro al partido de Pablo M. Iglesias. Entre otras cosas porque el alistamiento a la nueva formación política se nutría en gran parte de desalentados votantes socialistas que habían cambiado de opción electoral, no de ideas.

Bien lo sabía Iglesias cuando incorporó al catecismo fundacional de Podemos la idea de levantar las banderas abandonabas por el PSOE. Los dirigentes socialistas entendieron el mensaje. Y sin demora lo transformaron en reto: impedir el sorpasso del nuevo partido, no acabar como los socialistas griegos ante el empuje de Syriza.

En otras palabras, el objetivo de Pedro Sánchez era (y lo sigue siendo, aunque ahora parece más cerca) ser primera fuerza de la izquierda. Y, una vez conseguido, liderar el cambio que necesita España (regeneración de la vida política, frenazo al deterioro de los servicios públicos,reforma del sistema, etc.) a partir de un diagnóstico compartido sobre las causas del malestar.

Ser fuerza dominante en la izquierda para liderar el cambio es, pues, la idea fuerza en los planes de Pedro Sánchez. Como la de Pablo M. Iglesias en relación conlos objetivos de Podemos. Son los mismos. Pasan por tener al menos un escaño más que el PSOE en las próximas elecciones generales y hacer buena su estrategia de ser la única alternativa creíble a Mariano Rajoy.

En esas coordenadas hemos de encajar la aproximación de PSOE y Podemos después de las recientes elecciones territoriales. La afinidad política no excluye la rivalidad electoral. Esa rivalidad se va a mantener viva hasta las próximas elecciones generales, pero no ignora las afinidades políticas, ideológicas y programáticas, que marcan las negociaciones en curso para formar Gobiernos autonómicos. Y algunos municipales a los que Podemos concurrió amontonado con ciertos grupos.

Ser fuerza dominante en la izquierda para liderar el cambio es la idea fuerza en los planes de Sánchez. Como la de Iglesias en relación con Podemos

En el hecho de que se haya roto el hielo entre ambas fuerzas políticas de la izquierda española, como ha reconocido Iglesias, ha influido también que el Estado Mayor de Sánchez haya suavizado su discurso contra Podemos. Los dos líderes ya han hablado, tienen una cita pendiente para la semana que viene e Iglesias señalaba ayer que en Ferraz han dejado de decir que nunca pactarán con el “populismo”.

Es tal y como lo dice el líder de Podemos. Pero nada dice de su proceso de adaptación al terreno o la revisión de sus propuestas fundacionales, justamente por quitarse el estigma del populismo. Estos ritos de apareamiento tampoco habrían sido posibles si los dirigentes de Podemos hubieran seguido haciendo exaltación del chavismo, hablando con desprecio del “régimen del 78”, diciendo demolición donde ya dicen reforma, defendiendo el impago de la deuda, hablando de nacionalización de empresas, etc.

Sin embargo, como competidores electorales que son, las espadas quedan en alto de cara a la lucha por la Moncloa. Para Podemos el 24-M solo ha sido una primera vuelta de las generales. Así que los ritos de apareamiento no pasarán de facilitar la formación de gobiernos socialistas en ciertas comunidades autonomías (hasta en seis podría reinar el PSOE), en razón de afinidades programáticas y compromisos pactados. Pero nada de gobiernos de coalición de los dos partidos. Al PSOE no le interesa. Y a Podemos, mucho menos.

A primeros de febrero, el portavoz parlamentario del PSOE, Antonio Hernando, dijo en Twitter que Monedero es el Bárcenas de Podemos. Un minuto después había perdido 500 seguidores. Enseguida se dieron cuenta en Ferraz de que, aunque fuese un competidor electoral, los socialistas no debían mirar con cara de perro al partido de Pablo M. Iglesias. Entre otras cosas porque el alistamiento a la nueva formación política se nutría en gran parte de desalentados votantes socialistas que habían cambiado de opción electoral, no de ideas.