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Trogloditas ante la sede del PSOE
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Antonio Casado

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Trogloditas ante la sede del PSOE

Quien ha dado la voz de alarma por el retorno de los soviets no es ningún militante adscrito a la extrema derecha del partido, sino su presidenta oficial en Madrid

Foto: Manifestantes "Contra un Madrid comunista" en Colón. (Daniel Muñoz)
Manifestantes "Contra un Madrid comunista" en Colón. (Daniel Muñoz)

No quiero creer ni creo que los cuatro trogloditas convocados el lunes pasado ante la sede central del PSOE representen al PP. Pero no estaría de más una rotunda desautorización por parte de Génova, toda vez que el leitmotiv de la convocatoria, como la de cuarenta y ocho horas antes en la plaza de Colón, era impedir como sea el salto de Manuela Carmena (Ahora Madrid, con Podemos dentro) a la alcaldía, en reñida competencia con la candidata del PP.

En la convocatoria previa de la concentración se hablaba de exigir a los socialistas un pacto de centro con el PP para hacer alcaldesa a Esperanza Aguirre. Si además los antecedentes inmediatos nos remiten al peligro del comunismo que viene, hay muy sobrados motivos para que los responsables del partido de Rajoy se sientan concernidos por el comportamiento de estas extrañas criaturas fugadas del trastero nacional. Aún están recientes los sermones postelectorales de su inefable candidata mostrando una honda inquietud por el futuro de la civilización occidental y por la supervivencia del sistema frente a la irrupción de las hordas de Carmena, Iglesias, Colau, Errejón y compañía.

El fantasma del 'tamayazo' recorre las redes sociales alertando de apaños en la sombra para impedir el voto favorable a Carmena de algún concejal socialista

Quien ha dado la voz de alarma por el retorno de los soviets no es ningún militante adscrito a la extrema derecha del partido, sino su presidenta oficial en Madrid. Por tanto, no es tan extravagante la tentación de relacionar esas advertencias de Aguirre, seguramente nacidas de su insobornable profesión de fe en la democracia, con la sonora apuesta de los manifestantes “Por un Madrid de centro y moderado”, bien enfatizada con saludos fascistas y canciones patrióticas como el “Cara al Sol” (himno de la Falange) y el himno de España con la fallida letra de Pemán.

Pocos, pero a cara descubierta, queda dicho. Peor es el fantasma del tamayazo que recorre las redes sociales alertando de apaños en la sombra para impedir el voto favorable a Carmena de algún concejal socialista, de modo que el día de la votación se produjese un empate. La alcaldía quedaría entonces en manos de la lista más votada. O sea, de Aguirre. No le favorecen los antecedentes. El tamayazo consistió en impedir la investidura de Rafael Simancas por la repentina deserción de dos diputados socialistas. De ahí nace el salto de Aguirre a la presidencia de la Comunidad de Madrid en 2003.

Como en aquella ocasión, ahora también se habla de ciertos poderes empresariales moviendo la barca de la política madrileña en función de sus intereses. Están aterrados ante el muy posible reinado municipal de una Carmena apoyada en fuerzas críticas con el sistema, que frenarían proyectos de expansión urbana como los de Madrid Río, Canalejas, Operación Bernabéu, etc., con decenas de miles de millones en juego.

Hay ciertos poderes empresariales moviendo la barca de la política madrileña en función de sus intereses, aterrados ante el posible reinado de Carmena

Especial significación tiene uno de estos proyectos. Me refiero al de Castellana Norte (inversión de 6.000 millones de euros), apadrinado financieramente por el BBVA, que ahora se estaba reactivando después de dos frenazos. El primero, en marzo de 2004 a causa de la inesperada llegada de Zapatero a Moncloa. Y el segundo, cuando volvieron a coincidir las tres Administraciones del PP a finales de 2011 (central, autonómica y municipal), por la crisis económica y el desplome inmobiliario.

Ni quito ni pongo. Me limito a contarlo con la esperanza de que sirva para formar criterio respecto a lo que realmente se está ventilando ante el muy probable cambio de manos de los dos grandes ayuntamientos españoles. Ayer hablamos de Ada Colau. Hoy tocaba hablar de Manuela Carmena. Y de la trastienda de ambos relevos en vísperas de la sesión constitutiva del 13 de junio.

No quiero creer ni creo que los cuatro trogloditas convocados el lunes pasado ante la sede central del PSOE representen al PP. Pero no estaría de más una rotunda desautorización por parte de Génova, toda vez que el leitmotiv de la convocatoria, como la de cuarenta y ocho horas antes en la plaza de Colón, era impedir como sea el salto de Manuela Carmena (Ahora Madrid, con Podemos dentro) a la alcaldía, en reñida competencia con la candidata del PP.