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El PSOE y la bandera: cuestión de tamaño
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Antonio Casado

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El PSOE y la bandera: cuestión de tamaño

El tamaño de la bandera se corresponde con el tamaño de la acusación. Sin embargo, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se empeña en separar los términos

Foto: El comité federal del psoe ratifica por aclamación a Sánchez como candidato. (EFE)
El comité federal del psoe ratifica por aclamación a Sánchez como candidato. (EFE)

Al final se está quedando en una disputa sobre el tamaño. En lo demás nadie censura abiertamente el uso de la bandera de España en un acto de partido. Solo faltaba. El debate llega marcado por el sentido de la medida y las varas de medir de cada quien. Además de las referencias al marketing y las estrategias de imagen (¿quién no cuida eso en las competiciones electorales?), la cuestión del tamaño ha estado presente en todas las reacciones políticas y mediáticas por el protagonismo de la bandera, un ratito al principio y un ratito al final, en la coronación de Pedro Sánchez como aspirante socialista a la Moncloa.

Por tanto, habrá que atenerse a una pura disputa de dimensiones. En este caso, la ecuación viene dada: el tamaño de la bandera se corresponde con el tamaño de la acusación. Sin embargo, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se empeña en separar los términos. Le parece bien el uso de la bandera. “Pero una cosa es eso y otra es apoyar a grupos populistas, extremistas y radicales”, declaró ayer en Bayona (Pontevedra).

Son extravagantes las interpretaciones que apuntan a un uso forzado de la bandera en el único partido que lleva en sus siglas el nombre de España

No es verdad que sean cosas distintas. En el episodio que nos ocupa, vienen a ser la misma cosa porque la enormidad de la bandera se corresponde con la enormidad del sambenito que el discurso oficial del PP quiere colgarle al PSOE: un títere de Podemos. Dicho de otro modo: la exagerada acusación del PP (el PSOE se desliza hacia la extrema izquierda) solo es equiparable al exagerado interés del líder socialista por desmentirlo.

El tamaño de la bandera es la metáfora del desmentido. Vale. Si además sirve para teatralizar el debate político, de modo que el escenario esté dominado sólo por sus dos primeros actores, Rajoy y Sánchez, se entienden los aires de satisfacción que ayer se respiraban en Ferraz, con su líder reinando en todas las portadas de la prensa gracias a la escenografia elegida para presentarlo en sociedad comoaspirante creíble a la Moncloa.

Bien lo ha captadoJuan Carlos Monedero, cofundador de Podemos, al descifrar las intenciones de Pedro Sánchez en un elíptico “Yo solo quiero discutir con el PP”, para añadir a renglón seguido, confundiendo deseos con la realidad, que quien discute con el PP es Podemos. Eso le gustaría a Pablo M. Iglesias. Pero la verdad es que si tomamos las ultimas intervenciones de Rajoy (Comité Ejecutivo del PP, sesión de control en el Congreso, ayer en Bayona), veremos que Podemossolo es una excusapara atacar a su verdadero adversario en las elecciones generales.

Por lo demás, resultan extravagantes las interpretaciones que sugieren un uso forzado de la bandera nacional en el único partido que lleva en sus siglas el nombre de España (por ser precisos, también el PCE, hoy por hoy integrado en IU). Así es y así ha sido desde que un 2 de mayo (1879) un grupo de 25 personas decidiese poner en marcha un instrumento político al servicio de los trabajadores españoles. Más de un siglo antes de que Zapatero y Rubalcaba descubriesen que “el PSOE es el partido que más se parece a España”.

Al final se está quedando en una disputa sobre el tamaño. En lo demás nadie censura abiertamente el uso de la bandera de España en un acto de partido. Solo faltaba. El debate llega marcado por el sentido de la medida y las varas de medir de cada quien. Además de las referencias al marketing y las estrategias de imagen (¿quién no cuida eso en las competiciones electorales?), la cuestión del tamaño ha estado presente en todas las reacciones políticas y mediáticas por el protagonismo de la bandera, un ratito al principio y un ratito al final, en la coronación de Pedro Sánchez como aspirante socialista a la Moncloa.

Pedro Sánchez Moncloa
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