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Antonio Casado

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El abrazo del rey y Pau Gasol entra en campaña

No hace falta que Durán Lleida vaya diciendo por ahí que 'el procés' se le ha ido de las manos a su exsocio. Salta a la vista. Y como las desgracias nunca vienen solas, Pau se abraza con el monarca

Foto: El pívot de la selección española Pau Gasol con la medalla junto al rey Felipe VI. (EFE)
El pívot de la selección española Pau Gasol con la medalla junto al rey Felipe VI. (EFE)

Para desgracia de los independentistas, el abrazo del Rey, Felipe VI, con nuestro Pau Gasol, alma catalana de la España triunfadora en el Eurobasket, acaba de entrar en campaña. Y aquí no podrá decir el presidente de la Generalitat que lo de anoche en Lille es un montaje de Moncloa. Aunque tampoco me sorprendería en esta singular pugna entre los dos discursos dominantes en la campaña electoral: el del miedo y el de la mentira.

El miedo como aliado del españolismo al inocular los consabidos antídotos en la causa secesionista. A saber: el peso de la ley, el corralito, portazo de la UE, fuga de bancos, deslocalización de empresas y espantada de inversiones. Lógica de respuesta a las mentiras de Mas y compañía. Actos de legítima defensa frente a embustes de fabricación casera: nos roban, nos humillan, nos reprimen, nos ahogan, y ahora nos amenazan: “Solo buscan infundirnos el miedo movilizando a Dios y a su Madre”, decía el president el sábado en Hospitalet. Un lenguaje impropio del dirigente de un partido burgués, católico, apostólico y romano. De repente, este caudillo camuflado en el número cuatro de la lista visionaria apela a las actitudes de “combate”, incluso de “rebelión, si hace falta”.

Las encuestas del fin de semana no le compensan del pánico que le ha causado la euforia televisada de nuestros jugadores después de proclamarse campeones de Europa y celebrarlo junto al Rey de España a los sones del himno nacional. El ataque de contrariedad de los independentistas por lo ocurrido anoche en Lille solo debe haber sido comparable al bastonazo conjunto de la Caixa y el Banco Sabadell. Me cuentan que Artur Mas, el hombre que pasará a la historia por su torpeza política y por sembrar el germen del enfrentamiento civil entre catalanes, se tambaleó cuando las dos entidades financieras más importantes de Cataluña rompieron su silencio e impulsaron un comunicado de la banca española contra una eventual secesión de Cataluña.

Las encuestas del fin de semana no le compensan del pánico que le ha causado la euforia de nuestros jugadores después de ser campeones de Europa

En el mitin central de su candidatura (Junts pel Sí), fue su palabra contra la de Fainé y Oliu. Habían advertido éstos de que corre peligro la presencia en Cataluña de los dos bancos catalanes por excelencia, pero Mas los quiere dejar por mentirosos. Y les acusa de apuntarse al discurso del miedo, con el mismo desparpajo que puede colocar a Pablo Iglesias en la extrema derecha españolista o comparar a Obama con Aznar. Es la sintomatología clásica de quien ha perdido el norte. No hace falta que Durán Lleida vaya diciendo por ahí que el procés se le ha ido de las manos a su exsocio. Salta a la vista. Y como las desgracias nunca vienen solas, entra en campaña el abrazo televisado del Rey, Felipe VI, con Pau Gasol, el catalán que se ha sentido orgulloso de poner el nombre de España en lo más alto del baloncesto europeo.

Todas las encuestas coinciden en adjudicar la mayoría absoluta de escaños, pero no en votos, a la suma de las dos candidaturas soberanistas (Junts pel Sí y Cup). No anticipa una Cataluña independiente pero sí muchos quebraderos de cabeza. De todos modos, sostienen los expertos que tomarse en serio el desafío soberanista es la mejor forma de movilizar a los indecisos (no independentistas, claro, porque no hay indecisos entre los partidarios de la secesión) y que sea en las urnas -votos y escaños- donde termine este cuento de la lechera divulgado ilegalmente e irresponsablemente por el president y sus extraños compañeros de cama.

Para desgracia de los independentistas, el abrazo del Rey, Felipe VI, con nuestro Pau Gasol, alma catalana de la España triunfadora en el Eurobasket, acaba de entrar en campaña. Y aquí no podrá decir el presidente de la Generalitat que lo de anoche en Lille es un montaje de Moncloa. Aunque tampoco me sorprendería en esta singular pugna entre los dos discursos dominantes en la campaña electoral: el del miedo y el de la mentira.

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