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Podemos, multiplicado por cuatro
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Antonio Casado

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Podemos, multiplicado por cuatro

Si el partido liderado por Pablo Iglesias forma un solo grupo en el Congreso recibirá una asignación anual de 343.165 euros, pero si se constituye en cuatro esa cantidad se elevará a 1.372.660

Foto: Pablo Iglesias, el pasado 5 de enero tras formalizar su acta de diputado en la Cámara Baja. (Reuters)
Pablo Iglesias, el pasado 5 de enero tras formalizar su acta de diputado en la Cámara Baja. (Reuters)

Podemos quiere multiplicarse por cuatro en el Congreso. Sin excluir razones políticas, las de tipo económico son palmarias. Por cuatro se multiplicaría la subvención oficial que corresponde a cada grupo parlamentario constituido a partir del miércoles. ¿También se multiplicaría el discurso político? Conviene ir al artículo 23 del Reglamento de la Cámara. Es muy claro: “En ningún caso pueden constituir grupo parlamentario separado diputados que pertenezcan a un mismo partido. Tampoco podrán formar grupo separado los diputados que, al tiempo de las elecciones, pertenecieran a formaciones políticas que no se hayan enfrentado ante el electorado”.

A Podemos pertenecen muchos de los diputados que concurrieron a las elecciones con En Comú Podem (Cataluña), En Marea (Galicia) o Compromís-Podemos (País Valenciano). Y es claro que no compitieron entre sí. Por tanto es fraudulento hacernos creer que van a competir ahora en la vida parlamentaria. Más cierto parece que Pablo M. Iglesias necesita devolver el favor por los votos prestados el 20 de diciembre. Sin olvidar, insisto, los motivos estrictamente pecuniarios. Baste recortar que si Podemos forma un solo grupo recibirá una asignación anual de 343.165 euros, pero si se constituye en cuatro esa cantidad se elevará a 1.372.660 euros anuales (343.165 x 4), aparte de las subvenciones ordinarias por votos y escaños obtenidos.

Saquen conclusiones ustedes mismos sobre la reclamación de Podemos, presentada el jueves pasado por su dirigente, Íñigo Errejón, como su segunda línea roja. La otra es la aplicación a Cataluña del llamado “derecho a decidir”, concepto jurídico indeterminado donde los haya. En nombre de la pluralidad, dijo que la exigencia de cuatro grupos parlamentarios en la órbita de Podemos es irrenunciable de cara a la constitución de la Cámara, prevista para el próximo miércoles 13 de enero. Lo cual también supone multiplicar por cuatro, al menos, la reclamación de ese derecho a decidir. Un derecho inexistente en la legislación nacional e internacional, pero que este viernes inspiraba a la franquicia gallega de Podemos (En Marea) para reclamar el consabido referéndum “en todas las naciones” de la España dizque plurinacional.

En lo referido a la constitución de grupos parlamentarios, la normativa reglamentaria está pensada para evitar la fragmentación y favorecer la operatividad, pero quien hizo la ley hizo la trampa, según el refranero. Vale también el recurso a la insoportable levedad de los conceptos, principios y compromisos de libre circulación en el mercado político. Dicho sea por la toxicidad de los precedentes, incluso avalados por la doctrina del Tribunal Supremo, que dio la última palabra a la voluntad colegiada de la Mesa de la Cámara. Ahí se coló siempre la aplicación oportunista del reglamento en función de pactos de partido o el genérico deseo de tener la fiesta en paz por un grupo parlamentario más o menos. Así el espíritu y la letra del reglamento acabaron cediendo ante la decisión de la Mesa, donde están representadas las fuerzas políticas con mayor presencia en el hemiciclo.

En lo referido a la constitución de grupos, la normativa está pensada para favorecer la operatividad, pero quien hizo la ley hizo la trampa

El caso más extravagante se produjo en la primavera de 2004, al constituirse la novena Legislatura democrática (la octava del tiempo constitucional). La Mesa del Congreso acabó aceptando la formación del grupo parlamentario de CC (Coalición Canaria) gracias al préstamo temporal de tres diputados de la conservadora UPN (Unión del Pueblo Navarro), según pacto previo del PP con los nacionalistas canarios de Paulino Rivero. En cambio los mismos votos del PP que facilitaron el grupo de CC sirvieron para impedir que el BNG (Bloque Nacionalista Gallego), con tres escaños, se constituyera como grupo propio con el añadido de un diputado de CiU y otro del PNV.

La diferencia de criterio utilizada en el trato a los nacionalistas gallegos, respecto al que se dispensó a los nacionalistas canarios, fue escandalosa. Y escandalosa puede ser la decisión que ahora acabe tomando una Mesa donde, con toda probabilidad, habrá una mayoría de izquierdas condicionada por posibles complicidades entre Podemos y ese PSOE de Pedro Sánchez empeñado en una alternativa portuguesa al eventual fracaso de Rajoy en su intento de formar una mayoría estable en torno al PP.

En este sentido Íñigo Errejón, ya ha dicho que si el PSOE quiere que los 69 diputados de Podemos voten una candidatura socialista para la presidencia de la Cámara (aquí ya vuelve a la unicidad de Podemos), el PSOE tendría que apoyar a cambio su pretensión de contar con cuatro grupos parlamentarios diferenciados. Veremos.

Podemos quiere multiplicarse por cuatro en el Congreso. Sin excluir razones políticas, las de tipo económico son palmarias. Por cuatro se multiplicaría la subvención oficial que corresponde a cada grupo parlamentario constituido a partir del miércoles. ¿También se multiplicaría el discurso político? Conviene ir al artículo 23 del Reglamento de la Cámara. Es muy claro: “En ningún caso pueden constituir grupo parlamentario separado diputados que pertenezcan a un mismo partido. Tampoco podrán formar grupo separado los diputados que, al tiempo de las elecciones, pertenecieran a formaciones políticas que no se hayan enfrentado ante el electorado”.

Compromís En Comú Podem Pedro Sánchez Íñigo Errejón