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Sánchez-Iglesias: No hay deshielo
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Antonio Casado

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Sánchez-Iglesias: No hay deshielo

Es la banda sonora de Ferraz, donde cunde la certeza de que Iglesias no tiene voluntad de pactar con Sánchez, al margen de que este vaya o no con Ciudadanos

Foto: El secretario general del PSOE Pedro Sánchez y el líder de Podemos Pablo Iglesias, durante el homenaje a las 193 personas asesinadas en los atentados yihadistas del 11 de marzo de 2004
El secretario general del PSOE Pedro Sánchez y el líder de Podemos Pablo Iglesias, durante el homenaje a las 193 personas asesinadas en los atentados yihadistas del 11 de marzo de 2004

Se especula con un inminente encuentro de Pedro Sánchez con Pablo Manuel Iglesias como precursor del deshielo. Ni de lejos. Y no me refiero tanto al encuentro como al deshielo. Encuentro, podría ser. Si hay que ir se va, como diría Mota, pero ir por ir carece de sentido. Es la banda sonora de Ferraz, donde cunde la certeza de que Iglesias no tiene voluntad de pactar con Sánchez, al margen de que este vaya o no con Ciudadanos.

Es curioso. También en voz baja sostienen los dirigentes de Podemos que Sánchez ha perdido la esperanza de formar un Gobierno a la portuguesa (a la “valenciana”, por ir a la última en la corriente declarativa de Iglesias).

A partir de ahora el líder del PSOE “se dedicará a gestionar la asignación de culpas por la repetición de elecciones”, oigo decir en las alturas del partido morado. Aseguran que eso explicaría la pertinaz insistencia en que Podemos apuesta por la continuidad de Rajoy en la Moncloa.

Mientras los socialistas lamentan el bloqueo de Podemos para avanzar hacia un Gobierno de “cambio” y de “progreso”, en el PP lamentan el bloqueo del PSOE para avanzar hacia el Gobierno más “sólido” y más “democrático” que se puede formar a partir de la aritmética electoral del 20 de diciembre (el Gobierno XXL de PP-PSOE-Ciudadanos, tantas veces pregonado por Rajoy). Y aquí topamos con el “no es no” de Sánchez al PP, de ninguna manera, ni con Rajoy ni con otro.

Constatada la imposibilidad de avanzar hacia un acuerdo de gobernabilidad PSOE-Podemos, ante las barreras insuperables que se han ido levantando entre ambos partidos, después de Semana Santa volveremos a hablar de deshielo como terapia contra el vacío de poder. Entonces se tratará del deshielo hacia la derecha, donde siguen esperando que finalmente Pedro Sánchez acceda a sentarse con Mariano Rajoy.

Me cuesta creer que el “no es no” de Sánchez sea irreversible si realmente quiere parecer un hombre de Estado que mira por España y no por sí mismo

Me cuesta creer que el “no es no” de Sánchez sea irreversible si realmente quiere ofrecerse a los españoles como un hombre de Estado que mira por el interés de España y no el suyo personal o el de su partido ¿Con qué argumentos va a defender la repetición de unas elecciones que dejarán las cosas igual sin haber explorado antes la posibilidad de entenderse con el PP?

Entenderse con el PP no significa gobernar juntos. Entenderse con el PP significa unirse a los partidos de inequívoco compromiso constitucional contra un largo y dañino vacío de poder, previa concertación en media docena de asuntos de Estado y tal vez en una fecha de caducidad para una Legislatura corta.

A Sánchez le sobran argumentos para negarse a una coalición de Gobierno con el PP. No le interesa a España quedarse sin alternativa constitucional. Ni le interesa al PSOE regalar a Podemos –su competidor por un mismo espacio político- el papel de oposición. Sin embargo, no estaría sobrado argumentos para rechazar una posición neutral (abstención) si, una vez constatados los impedimentos políticos y matemáticos para formar un Gobierno presidido por el candidato socialista, el Rey encargase la tarea a un candidato o candidata del PP.

De eso vamos a hablar mucho después de las vacaciones de Semana Santa.

Se especula con un inminente encuentro de Pedro Sánchez con Pablo Manuel Iglesias como precursor del deshielo. Ni de lejos. Y no me refiero tanto al encuentro como al deshielo. Encuentro, podría ser. Si hay que ir se va, como diría Mota, pero ir por ir carece de sentido. Es la banda sonora de Ferraz, donde cunde la certeza de que Iglesias no tiene voluntad de pactar con Sánchez, al margen de que este vaya o no con Ciudadanos.

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