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Fuiste tú el culpable o lo fui yo...
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Antonio Casado

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Fuiste tú el culpable o lo fui yo...

El intercambio de reproches anticipa el sesgo de la campaña. Rajoy culpa a Sánchez y Sánchez a Pablo Manuel

Foto: Combo de fotografías de Pedro Sánchez, Mariano Rajoy, Pablo Iglesias y Albert Rivera. (EFE)
Combo de fotografías de Pedro Sánchez, Mariano Rajoy, Pablo Iglesias y Albert Rivera. (EFE)

Dónde está nuestro error sin solución -o sí-, fuiste tú el culpable o lo fui yo. El intercambio de reproches anticipa el sesgo de la campaña. Rajoy culpa a Sánchez y Sánchez a Pablo Manuel. El camino se ilumina con la validez de la ecuación formulada en Moncloa el día después de las elecciones del 20 de diciembre. A saber: el PP no puede hacer nada sin el PSOE y el PSOE no puede hacer nada sin Podemos.

Es lo que siempre decía Rajoy. Y finalmente, mientras se canta el fracaso de una clase política incapaz de cumplir con su deber, va a ser el único en obtener rentabilidad electoral de un enredo que ha durado cuatro meses. Solo por quedarse donde estaba. Los demás se movieron mucho. No pararon de correr como pollos sin cabeza. Pero solo para volver al punto de partida.

Me uno a la expresiva reacción del exministro Ángel Gabilondo. “Siento vergüenza”, dijo cuando le preguntaron por el tiempo malogrado con las apelaciones al bien común desaparecidas desde que las urnas hablaron. Pero los males siguen ahí. La interinidad frena el emprendimiento, genera inseguridad, reduce la influencia internacional de España, anima la pulsión separatista en Cataluña, actualiza el vuelva usted mañana de Larra, altera la marcha de las instituciones, daña la imagen del país y dispara el desaliento de la ciudadanía.

Mientras se canta el fracaso de una clase política incapaz de cumplir con su deber, Rajoy va a ser el único en obtener rentabilidad electoral del enredo

¿A quién culpar? Está claro: a los tres que tenían capacidad de bloqueo y la utilizaron. Tres de cuatro. Ciudadanos fue irrelevante en las distintas combinaciones a izquierda y derecha, como ayer explicó Albert Rivera.

El viento parecía llevar la fumata blanca hacia la izquierda, donde matemática y política pudieron haberse dado la mano. Lo impidió el bloqueo de Podemos al PSOE: “No queremos un pastel, queremos la pastelería”, como los inquietos alumnos de Cotarelo, Verstrynge y Monedero escribían en las paredes de la Facultad. Y del PSOE a Podemos, cabalmente documentado en la resolución del comité federal del 28 de diciembre.

Mejor para el PSOE y los intereses generales. Algunos pensamos que encamarse con un socio tan poco fiable hubiera resultado muy tóxico. No por la condición izquierdista del socio, claro, sino porque, tal y como ahora está concebido, estamos ante un partido sectario, populista, desestructurado, voluble, excluyente y conducido por un dirigente con la inteligencia expropiada por el ego. Por eso me parece un acierto el vector que Pedro Sánchez ha incluido en su discurso. Consiste en distinguir entre Iglesias y Podemos, como ya hacen los seguidores de Íñigo Errejón, del que Sánchez hace ponderados distingos.

Me parece un acierto el vector que Sánchez ha incluido en su discurso. Consiste en distinguir entre Iglesias y Podemos, como hacen los seguidores de Errejón

Lógico. Al fin y al cabo, el líder socialista estaría pagando a Iglesias con la misma moneda. Recuérdense las maliciosas alusiones del caudillo de Podemos al cautiverio de Sánchez en la cárcel de Rivera, o a su dudosa capacidad de decisión frente a Susana Díaz o el 'aparato' de Ferraz.

A estos efectos, hay materia suficiente para satisfacer el morbo de los contertulios en ese discreto encuentro de Errejón con Mònica Oltra, vicepresidenta del Gobierno valenciano y dirigente de Compromís (franquicia regional de Podemos), en vísperas de que el diputado Joan Baldoví, de la misma coalición que Oltra, lanzara una extravagante oferta de ultima hora para forjar un pacto a la valenciana. Fue un tiro al agua, pero está por saber si realmente Iglesias estaba al corriente de este movimiento de Errejón y Oltra, Se admiten apuestas.

Dónde está nuestro error sin solución -o sí-, fuiste tú el culpable o lo fui yo. El intercambio de reproches anticipa el sesgo de la campaña. Rajoy culpa a Sánchez y Sánchez a Pablo Manuel. El camino se ilumina con la validez de la ecuación formulada en Moncloa el día después de las elecciones del 20 de diciembre. A saber: el PP no puede hacer nada sin el PSOE y el PSOE no puede hacer nada sin Podemos.

Susana Díaz Joan Baldoví Ciudadanos Compromís Mariano Rajoy Pedro Sánchez