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Antonio Casado

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El centro también existe

El aislamiento del PP (nadie quiere ser su socio) y el miedo a Podemos (la hostilidad del PSOE es creciente) son dos elementos claves en la futura gobernabilidad

Foto: Pedro Sánchez estrecha la mano a Albert Rivera. (Reuters)
Pedro Sánchez estrecha la mano a Albert Rivera. (Reuters)

Para elegir entre la horca y la guillotina no hay prisa en el equipo de Pedro Sánchez aunque le acosen. Eso tiene una parte negativa y otra positiva para la causa socialista. La negativa es dar por sentado el 'sorpasso'. La positiva es reconocerle la llave de la gobernabilidad.

Pierdan toda esperanza en Podemos y PP de que el PSOE cante la gallina de su preferencia en materia de pactos. No tiene ninguna necesidad de elegir barba o coleta antes de conocer el reparto de cartas del 26-J. Sobre todo si las encuestas insisten en hacerle decisivo en un escenario polarizado en los extremos del arco.

En el izquierdo está el conglomerado Podemos-Etcétera-IU. En el derecho está el PP. Pero el centro también existe. Si echamos un vistazo a las encuestas veremos que en todos los escenarios la suma PSOE-Ciudadanos supera el resultado de cada una de las otras dos fuerzas, precisamente las que están llamadas a ser primera y segunda en votos y escaños, según las encuestas difundidas hasta el pasado fin de semana.

En ese punto conviene señalar los dos grandes vectores que, a mi juicio, van a determinar la formación de gobierno después de las elecciones. Uno es el aislamiento político del PP. El otro es el miedo a Podemos. ¿Y quién va a gestionar esos dos vectores en nombre de la gobernabilidad y los intereses generales? Pues los partidos limítrofes, equidistantes y centrados, teóricamente aptos para completar la mayoría suficiente que al ganador por la derecha, Rajoy, o al ganador por la izquierda, Iglesias, les faltaría para alcanzar la Moncloa.

El problema es que ni Albert Rivera ni Pedro Sánchez están por la labor de convertirse en muletas de partidos afines. Las pruebas se acumulan. El aislamiento del PP es puesto en evidencia por el innegociable veto a Rajoy pregonado por Rivera, líder del único partido fronterizo con el PP. Y la aversión a Podemos ha crecido en las filas socialistas hasta el punto de hacer impensable un gobierno de Iglesias apoyado por el PSOE.

Los partidos limítrofes, equidistantes y centrados son teóricamente aptos para completar la mayoría simple que al ganador le falte para llegar a La Moncloa

No solo por la documentada intención podemita de liquidar el partido fundado por el verdadero Pablo Iglesias. También por el miedo extendido en amplios sectores sociales y económicos a que el chavismo-leninismo-peronismo-populismo de inesperada escala técnica en la socialdemocracia amable de Zapatero, acabe controlando los resortes del poder, a riesgo de generar inestabilidad política y frenar la recuperación económica.

Sostengo, pues, que el aislamiento del PP (nadie quiere ser su socio) y el miedo a Podemos (la hostilidad del PSOE es creciente) son dos elementos claves en la futura gobernabilidad. Si no se modifican por efecto de una matemática no detectada por los sondeos o porque Rivera y Sánchez deciden ponerse a los pies de Rajoy o de Iglesias, la solución al bloqueo puede volver al centro, lo cual pasaría por la neutralidad, si no el alineamiento, de una de las dos fuerzas de mayor facturación en las urnas del domingo que viene.

Para elegir entre la horca y la guillotina no hay prisa en el equipo de Pedro Sánchez aunque le acosen. Eso tiene una parte negativa y otra positiva para la causa socialista. La negativa es dar por sentado el 'sorpasso'. La positiva es reconocerle la llave de la gobernabilidad.

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