Cuenta atrás hacia la fumata blanca

El olfato y ciertas señales emitidas en los respectivos entornos del presidente en funciones, Mariano Rajoy, y del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, anticipan fumata blanca para la semana que viene, al hilo de las consultas del Rey con los 14 líderes de base parlamentaria.

Felipe VI sería el primero en saberlo el mismo jueves 28, día reservado a los partidos comprometidos con el eje de la gobernabilidad: PP, PSOE y Ciudadanos. Los tres que por tierra, mar y aire han acreditado su aversión a la repetición de elecciones, su apuesta por el desbloqueo en nombre del interés general y su voluntad compartida de no volver a poner al Rey entre la espada y la pared.

Silencio, se negocia fuera de foco. Los días venideros, hasta ese jueves de la semana que viene, van a ser decisivos. En Moncloa se acabó el tiempo de la indolencia. Entramos en ese periodo de reflexión conjunta invocado por Rajoy ante la hipótesis tóxica de vuelta a las urnas por insolvencia culpable de la clase política. Cálculos partidistas, maniobras miopes, movimientos tácticos y problemas de menor cuantía no pueden seguir alimentando esta absurda situación de interinidad que conspira contra la razón de Estado.

De los dos vectores principales del bloqueo, soledad política del PP y aversión socialista al partido de Pablo M. Iglesias, la reciente constitución de las Cortes Generales reveló que se había suavizado el primero.

Efectivamente, los nacionalismos burgueses aparecieron como un nuevo elemento de desbloqueo, a juzgar por las complicidades detectadas, mientras se volvía a revelar imposible la formación de un pacto de izquierdas, lastrado de antemano por la mutua desconfianza PSOE-Podemos.

Fue el suceso político del martes en el Congreso y en el Senado. Me refiero a la incorporación de los nacionalismos de derechas (CDC y PNV) al eje de la gobernabilidad por la vía de la indiferencia. Indiferencia o neutralidad, que no es alineamiento. Significa abstención o voto en blanco, muy coherente con su credo de no injerencia en asuntos “españoles” (del precio no se habla, claro).

Esa posición de los “afines” sirvió para hacer presidenta a la popular Anta Pastor y no al socialista Patxi López. Y si se mantiene en la investidura de Rajoy, este saldría elegido por mayoría simple con el apoyo de Ciudadanos y Coalición Canaria (170 “síes” ) frente a 167 “noes” de la izquierda (PSOE, Podemos, ERC y Bildu).

Pero entonces apareció Ciudadanos como un inesperado factor de bloqueo, amagando con volver al “no” a Rajoy si el PP prefería entenderse con “los que quieren romper España” y no con el otro partido de inequívoco compromiso constitucional.

De los dos vectores del bloqueo, soledad del PP y aversión socialista a Podemos, la constitución de las Cortes reveló que se había suavizado el primero

De nuevo volvía a enredarse la madeja con el consabido duelo de miradas entre Ciudadanos y PSOE (“a ver quién se moja más y más tarde”, que diría Rajoy) en cuyo desenlace puede estar la clave de la fumata blanca que uno se huele para el tramo final de la ronda de consultas del Rey.

¿Qué creen ustedes que hará Pedro Sánchez si es el jefe del Estado quien, en nombre del Estado y por el bien del Estado, le pide que cumpla con su anuncio de ser “parte de la solución” ahora que Rajoy ya ha demostrado ser capaz de entenderse con los “afines entre los que no está el PSOE”?

Pues eso.