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La piscina sin agua de Rajoy
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Antonio Casado

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La piscina sin agua de Rajoy

Hay muy pocas esperanzas, por no decir ninguna, de abolir la interinidad antes de que Rajoy pase por lo que pasó Sánchez en marzo

Foto: El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy. (Reuters)
El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy. (Reuters)

El acuerdo PP-Ciudadanos es la táctica de Rajoy para ganar la final sin haber jugado las semifinales. En ese sentido, se trata de un pacto virtual. Por “si eso”. Por si el PSOE acaba entendiendo que no es el PP sino el Estado el que está llamando a las puertas de Ferraz. Nada nuevo por ahí. Desde el fondo de su ratonera, el líder socialista se ratificó ayer en el “no es no” tras su encuentro breve y “perfectamente prescindible” (Sánchez 'dixit') con el presidente en funciones.

Puede decirse con otras palabras. Mariano Rajoy ha hecho los deberes -cuanto está en su mano para salir del atolladero- en las peores condiciones. Tiene mérito. Con la ayuda de Albert Rivera (Ciudadanos), el candidato del PP se ha tirado a una piscina vacía, esperando que se la llenen en pleno vuelo. El grifo lo controla Sánchez y no se apea: a Rajoy y al PP, ni agua.

Así las cosas, tanto el discurso de investidura del aún presidente en funciones (16:00, Congreso de los Diputados) como las réplicas de los jefes de fila y las dos votaciones reglamentarias (por mayoría absoluta, mañana, y mayoría simple, el viernes) están llamados a ser un capítulo más del periodo más tonto de la política nacional desde que este país calmó su hambre atrasada de libertades en 1978.

Hay muy pocas esperanzas, por no decir ninguna, de abolir la interinidad antes de que Rajoy pase por lo que pasó Sánchez en marzo. Antes de que las elecciones vascas y gallegas alumbren un nuevo escenario. Y antes de que el comité federal del PSOE (el burladero de Sánchez) asuma el resultado de un debate interno durante el mes de septiembre, ya sin las inexpresivas máscaras que sus líderes regionales lucen últimamente.

Ergo, el paréntesis más tonto de nuestra historia política no se va a cerrar hasta primeros de octubre, sin llegar a la convocatoria de nuevas elecciones, una hipótesis denostada por la ciudadanía y los partidos de inequívoco compromiso constitucional. También por los socialistas: “Si Rajoy y el PP fracasan en su intento de formar Gobierno, el PSOE actuará como primer partido del cambio en aras del interés general de España, con sentido común y responsabilidad. Las nuevas elecciones deberán ser la última opción”.

Es doctrina vigente de su comité federal (28 de diciembre de 2015) que “el PSOE actuará en coherencia con sus valores, con lealtad a los españoles y anteponiendo siempre el interés de España a cualquier otro objetivo”. A estas dos líneas de la resolución nos remitimos quienes abrigamos la esperanza de que el paso adelante de Rajoy, como titular del derecho y deber de formar Gobierno, aun sabiendo que le faltan apoyos para superar la investidura, merezca un paso atrás del socialista Sánchez en sus posiciones obstruccionistas de hecho. Lo cual no implica promover “lo que queremos cambiar”, porque una cosa es el alineamiento y otra la neutralidad.

Es la única salida de la ratonera en la que él mismo se metió al proclamar con la misma contundencia el no al PP y el no a las elecciones anticipadas. Ayer dijo que la responsabilidad de una investidura fallida solo es de Rajoy. Le sobra razón técnica y le falta razón política, porque el fracaso de una segunda investidura después del 25 de septiembre (fecha de las elecciones gallegas y vascas) le convertiría a los ojos de los votantes en culpable de unas indeseables terceras elecciones en un año y de prolongar un vacío de poder reñido con los intereses generales y el sentir de los españoles.

El acuerdo PP-Ciudadanos es la táctica de Rajoy para ganar la final sin haber jugado las semifinales. En ese sentido, se trata de un pacto virtual. Por “si eso”. Por si el PSOE acaba entendiendo que no es el PP sino el Estado el que está llamando a las puertas de Ferraz. Nada nuevo por ahí. Desde el fondo de su ratonera, el líder socialista se ratificó ayer en el “no es no” tras su encuentro breve y “perfectamente prescindible” (Sánchez 'dixit') con el presidente en funciones.

Mariano Rajoy Pedro Sánchez Ciudadanos