Es noticia
Así descifró la clase política el mensaje del Rey
  1. España
  2. Al Grano
Antonio Casado

Al Grano

Por

Así descifró la clase política el mensaje del Rey

Felipe VI nos puso sobre aviso de los males previsibles (intolerancia, exclusión, desigualdad, etc.) cuando no se respetan las ideas ajenas

Foto: Felipe VI en su tercer discurso de Navidad como rey. (EFE)
Felipe VI en su tercer discurso de Navidad como rey. (EFE)

Las reacciones de los distintos partidos al mensaje navideño de Felipe VI nos dan minuto y resultado del momento político. Una forma de tomarle la temperatura. Siempre fue así, año tras año, un elemento de cohesión, como la red nacional de carreteras, como la lotería del 22 de diciembre y, por supuesto, como el propio mensaje del Rey, gracias al que disponemos año tras año de esta herramienta de tanteo.

Foto: Felipe VI, durante su mensaje de Navidad (Casa Real)

Las fuerzas comprometidas con el orden vigente, depositarias de un 70% de la voluntad popular, destacaron que fue un discurso “optimista y pegado a la calle” (Pablo Casado, PP), con “más contenido social que político” (Antonio Hernando, PSOE), en el que se defendió el derecho a decidir de todos los españoles sobre aquello que a todos los españoles incumbe” (J. Manuel Villegas, Ciudadanos).

Las fuerzas hostiles al orden constitucional, que ostentan la representación parlamentaria de un 30% de españoles, también hicieron cola para significarse. En este caso, ante el buzón de reclamaciones. Los independentistas catalanes reclamaron “la misma libertad de expresión que tiene el Rey” (Carme Forcadell, presidenta del Parlament). Y los nacionalistas vascos, que la Casa Real reconozca a la nación vasca, “como nosotros no negamos la española” (Aitor Esteban, del PNV).

A su vez, los dirigentes de Podemos mostraron su esperanza de tener algún día “un Jefe de Estado elegido democráticamente”. Fue el chispazo digital de Ïñigo Errejón (populismo que sonríe). Más ocurrente estuvo Pablo Echenique, alineado con Iglesias (populismo que muerde), al soltar una obviedad del día: “El mensaje del Rey lo podría haber suscrito Rajoy”.

[Lea íntegro el texto del discurso navideño de Felipe VI]

Acierta en eso, aunque le faltó añadir que, junto al presidente del Gobierno, también Javier Fernández y Albert Rivera hubieran puesto su firma ¿Cómo no van a firmar un canto al diálogo, la solidaridad, la tolerancia, la búsqueda de consensos o el respeto a las ideas de los demás? Lo raro es que lo hubiera firmado Iglesias, convencido de que “la clave del poder no está en las instituciones, sino en la calle y en nuestras pelotas”, de que el Congreso es “un parlamento burgués de mierda”, y de que él va allí “a liarla, a montar el pollo, eso lo tengo claro”.

Con meridiana claridad, sin necesidad de ser explícito (a buen entendedor…), Felipe VI nos puso sobre aviso de los males previsibles (intolerancia, exclusión, desigualdad, etc.) cuando no se respetan las ideas ajenas o se desprecian “los derechos que tienen y que comparten los españoles para la organización de la vida en común”.

Las fuerzas comprometidas con el orden vigente, depositarias de un 70% de la voluntad popular, destacaron que fue “optimista y pegado a la calle”

Por ahí entraron juntas las valoraciones políticas y mediáticas a resaltar, por encima de cualquier otro aspecto del discurso de Felipe VI, su apelación al cumplimiento de la ley como base de la convivencia democrática. Tampoco era previsible que eso quisieran firmarlo los destinatarios del pasaje inequívocamente dedicado al reto secesionista del nacionalismo catalán ¿Cómo iba firmar Oriol Junqueras un canto a la “España de brazos abiertos y manos tendidas”, si juega a presidente de una imposible república independiente de Cataluña?

No obstante, portavoces políticos y periodistas de guardia se centraron en el siguiente párrafo para dar por bien empleada la guardia del fin de semana: “Vulnerar las normas que garantizan nuestra democracia y libertad solo lleva, primero, a tensiones y enfrentamientos estériles que no resuelven nada, y luego, al empobrecimiento moral y material de la sociedad”.

Amén.

Las reacciones de los distintos partidos al mensaje navideño de Felipe VI nos dan minuto y resultado del momento político. Una forma de tomarle la temperatura. Siempre fue así, año tras año, un elemento de cohesión, como la red nacional de carreteras, como la lotería del 22 de diciembre y, por supuesto, como el propio mensaje del Rey, gracias al que disponemos año tras año de esta herramienta de tanteo.

Rey Felipe VI Casa Real PNV Pablo Echenique Nacionalismo