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Pablo Manuel tira piedras a la luna

Nunca la alcanza, pero se convierte en el mejor lanzador de piedras del barrio. Si contaba con el éxito de crítica y público es que Dios no le ha llamado por el camino de la política

Foto: El líder de Podemos, Pablo Iglesias. (EFE)
El líder de Podemos, Pablo Iglesias. (EFE)

Decía el jueves Pablo Manuel Iglesias que la moción de censura no va de aritmética sino de “plantar cara a un partido corrupto que está parasitando las instituciones”.

¿Y de qué iba cuando a primeros de marzo, antes de pasear el autobús contra la corrupción y antes de conocerse el saqueo de fondos públicos perpetrado por Ignacio González y compañía, ya mostraba su disposición a ir de la mano del PSOE, “con Pedro Sánchez, e incluso con Susana Díaz”, para cargarse al Gobierno Rajoy mediante una moción de censura? (5 marzo de 2017, en el programa “Salvados”).

Lo de Podemos va de hacerse notar, utilizando sus mejores artes, las escénicas que deberían estar reñidas con la política y el quehacer parlamentario

Entonces y ahora, lo de Podemos y lo de su líder va de hacerse notar, utilizando sus mejores artes. Las artes escénicas. Están o deberían estar reñidas con la política y el quehacer parlamentario. Eso sí va de números. Porque justamente la aritmética es una de las dos razones que han dejado a la izquierda mochilera en el gallinero. La otra es lo que el propio Iglesias denomina “triple alianza”. Es decir, el pacto no escrito de PP, PSOE y Ciudadanos contra el populismo.

La orografía parlamentaria diseñada por las urnas del 26 de junio de 2016 y el compromiso de los tres partidos “constitucionales” de no causar males mayores al país, han vuelto a demostrar una vez más la irrelevancia política de Unidos Podemos. Se han quedado solos en su apresurado intento de expulsar a Rajoy de la Moncloa y sindicarse con otros en la presentación de un candidato alternativo. En eso consiste una moción de censura.

Si Iglesias sabía que se tiraba a una piscina vacía, es que pretende sembrar cizaña entre los socialistas y rearmarse contra Ciudadanos

Una vez más, Iglesias se luce tirando piedras a la luna. Nunca la alcanza, pero se convierte en el mejor lanzador de piedras del barrio. Si contaba con el éxito de crítica y público es que Dios no le ha llamado por el camino de la política. Puede ser, cuando ha demostrado sobradamente que lo suyo no es la política sino el teatro. Y si ya sabía que se tiraba a una piscina vacía, es que pretende sembrar cizaña entre los socialistas y rearmarse contra “la marca blanca del PP” (Ciudadanos).

Incluso en la segunda de las hipótesis (la “trampa”, según dice Rubalcaba), no ha podido ser más torpe. Ha suscitado la unanimidad de los tres pretendientes al trono de Ferraz y ha conseguido que PSOE y Ciudadanos vayan juntos en iniciativas parlamentarias orientadas a exigir responsabilidades políticas y judiciales al Gobierno y su partido por la corrupción que les salpica. Iniciativas que, por supuesto, no pasan por una moción de censura en esta legislatura recién nacida.

Parece que Iglesias no ha aprendido mucho de un informe interno, elaborado en 2015: “Estrategia de comunicación del secretario general”

No me extraña la reacción de un dirigente del PP, cuando le hablo del sartenazo de Podemos. Me dice que, efectivamente, le duele el golpe en el bajo vientre, pero es de tanto reírse por el ridículo que han hecho Iglesias y su gente, justo en el minuto anterior a la formación de una mayoría de apoyo a los Presupuestos Generales (al menos de rechazo a las enmiendas de totalidad).

Parece que Iglesias no ha aprendido mucho de un informe interno, “Estrategia de comunicación del secretario general”, elaborado cuando Podemos se había desinflado en vísperas de las elecciones territoriales de 2015. En un pasaje del mismo se advertía que a un partido con vocación de Gobierno “se le exige una concreción y un nivel de desarrollo de las propuestas para el cual estamos todavía poco preparados” y también se le exige “desligarse del relato de partido pequeño, radical, defensivo, con maneras y conflictos de partido convencional”.

En definitiva, la anunciada moción de censura, escenificada en el Congreso por Iglesias y sus costaleros de Unidos Podemos, ha conseguido lo contrario de lo que perseguía. Ha dado un balón de oxígeno al Gobierno y al PP y, por primera vez en un asunto de cierta importancia, ha logrado la unanimidad de la dirección provisional del PSOE y los tres candidatos a la secretaría general. El “no es no” de Antonio Hernando, Susana Díaz, Pedro Sánchez y Patxi López a una moción de censura contra Rajoy, sonó con la misma contundencia en sus respectivas reacciones.

Decía el jueves Pablo Manuel Iglesias que la moción de censura no va de aritmética sino de “plantar cara a un partido corrupto que está parasitando las instituciones”.

Ignacio González