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Antonio Casado

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Calma después de la tempestad… o no

De momento, cuentakilómetros a cero con una ejecutiva llamada a enterrar la reciente guerra civil. Doctrina Vara: de las primarias competidas… ¿al congreso de la unidad?

Foto: El líder del PSOE, Pedro Sánchez, saluda a los delegados asistentes al 39º Congreso Federal de su partido. (EFE)
El líder del PSOE, Pedro Sánchez, saluda a los delegados asistentes al 39º Congreso Federal de su partido. (EFE)

Si de la abundancia del corazón hablan las palabras, lo que escuchemos hoy a Pedro Sánchez, en su muy elaborado discurso de cierre, y lo que escuchamos ayer en pasillos, permitiría afirmar que el 39º Congreso Federal del PSOE pasará como uno de los más tranquilos a la zurrada historia del partido fundado por Pablo Iglesias hace 138 años.

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¿O es que la procesión va por dentro y las espadas quedan envainadas solo hasta la próxima ITV electoral de Sanchez (municipales de 2019)?

De momento, buenas palabras. Empezando por las de Susana Díaz, que marca tendencia con expresiones de apoyo al secretario general. Ahora ya le llama por su nombre. Pero oigo decir a una persona de confianza de Sánchez: “La verdad es que he visto poca alegría en ciertas caras”. Rubalcaba y Zapatero se dejaron ver ayer pero no lo harán hoy, cuando el auditorio se ponga en modo aclamatorio del nuevo secretario general.

Las apelaciones del presidente del congreso, Tudanca, a los muertos (Zerolo, Alonso, Chacón) y los llamamientos del jefe de filas de los socialistas europeos, Gianni Pittella, a los vivos (Sánchez, Susana, Patxi, rivales de Sánchez en las primarias) estallaron en gritos de “¡unidad, unidad!” que fue para muchos el presagio de la calma después de la tormenta. Para otros, solo un repliegue táctico de los perdedores, antes de volver a las andadas si Sánchez se lo pone fácil.

Como criterio en la formación de su equipo, Sánchez no ha buscado el equilibrio entre las banderías enfrentadas en el proceso de renovación

De momento, cuentakilómetros a cero con una ejecutiva llamada a enterrar la reciente guerra civil. Doctrina Vara: de las primarias competidas al congreso de la unidad. O no. Lo cierto es que en la composición del nuevo equipo dirigente prima la confianza personal y la adhesión al resucitado líder del partido.

Como criterio en la formación de su equipo, Sánchez no ha buscado el equilibrio entre las banderías enfrentadas en el largo y penoso proceso de renovación interna. Tampoco quiere barones en su estado mayor. “El reinado de los barones se ha terminado”, dice el portavoz de la nueva ejecutiva, Óscar Puente. Con dos excepciones muy concretas. Las dos en relación con la política territorial del partido.

Vamos con las excepciones. Una, la del aspirante fallido a la Secretaría General, el exlendakari Patxi López, que forma parte de la nueva comisión ejecutiva. Y otra, la del presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, alineado con Susana Díaz en las elecciones primarias, a la que sustituirá en la presidencia del Consejo de Política Federal, único marco de actuación a escala nacional de esos barones socialistas que tanto influyeron en el destronamiento de Sánchez hace ocho meses.

La presencia de Vara y López en ese primer círculo de cercanía al secretario general y en ese tipo de tareas es un clarísimo desmentido a la sospecha, maliciosamente aireada por sus adversarios, de que el rehabilitado líder socialista coquetea con los separatistas y sufre de pesadillas plurinacionales.

No habrá nada distinto a la doctrina Rubalcaba, recogida en la Declaración de Granada: reforma de la Constitución en clave federal

En realidad, hemos de hablar de un doble desmentido, si sumamos el público alineamiento del nuevo PSOE con el Gobierno Rajoy frente al reto sedicioso del independentismo catalán. Por mucho que el congreso aprobase ayer la apuesta por una España plurinacional que no genere efectos jurídicos propios de un Estado o fuente de poder distinta que emane de la soberanía nacional. Nada distinto a la doctrina Rubalcaba, recogida en la Declaración de Granada: reforma de la Constitución en clave federal.

El otro sambenito que se le cuelga a Sánchez es el querer girar a la izquierda hasta el punto de amontonarse con Podemos para echar a Rajoy de la Moncloa lo antes posible. Una sospecha alimentada por el lema del congreso (“Somos la izquierda“) y por estas líneas del artículo firmado por Sánchez hace unos días en El Mundo: “Quiero manifestar abiertamente que me esforzaré para conseguir cuanto antes una mayoría parlamentaria que desbanque al PP del Gobierno”, dice, pero no sin advertir antes que el esfuerzo será baldío si los otros dos partidos de la “nueva política”, Podemos y Ciudadanos, siguen dándose garrotazos. O sea, la sindicación del objetivo supone también la apertura a la derecha.

Las condiciones objetivas vienen dadas por la mutua aversión que se profesan Podemos y C's

Lo cual, a efectos del análisis político de la España que viene, tiene el mismo valor que si Rajoy expresara su esperanza de ensanchar su actual y escasa mayoría parlamentaria lo antes posible. Es el consabido voluntarismo de quienes gobiernan o aspiran a gobernar. Si se dan lo que los marxistas llamaban condiciones objetivas, se entiende.

En este caso las condiciones objetivas vienen dadas por la mutua aversión que se profesan Podemos y Ciudadanos. Así como por el convencimiento, bien arraigado entre los seguidores del fundador, Pablo Iglesias, de que la principal misión en la vida de Pablo Manuel es liquidar al PSOE y quedarse con su patrimonio político y, sobre todo, electoral.

Si de la abundancia del corazón hablan las palabras, lo que escuchemos hoy a Pedro Sánchez, en su muy elaborado discurso de cierre, y lo que escuchamos ayer en pasillos, permitiría afirmar que el 39º Congreso Federal del PSOE pasará como uno de los más tranquilos a la zurrada historia del partido fundado por Pablo Iglesias hace 138 años.

39° Congreso Federal del PSOE Pedro Sánchez Susana Díaz Guillermo Fernández Vara Patxi López Ciudadanos