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Al PSOE le sienta bien el 'efecto Sánchez'
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Antonio Casado

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Al PSOE le sienta bien el 'efecto Sánchez'

Por razones de ciudadanía y por razones de proximidad ideológica que no niego, apuesto por la recuperación del averiado pilar izquierdo del sistema político nacido en 1978

Foto: El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. (EFE)
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. (EFE)

Al grito de “Somos la izquierda” se ha producido la presentación en sociedad del nuevo PSOE. Se concreta en una declaración de hostilidades al Gobierno Rajoy (resueltos a acabar con la “etapa negra” del PP), el acercamiento a Podemos (“Si te enfrentas a ellos, te enfrentas a tu propio electorado”, me dice un dirigente muy próximo a Sánchez), la retirada del apoyo explícito al tratado comercial de la UE con Canadá (CETA, siglas en inglés), la declamación de la España plurinacional sin efectos jurídicos y el rechazo al techo de gasto del Gobierno Rajoy (hoy mismo va a decidirse en la comisión ejecutiva).

Apenas 15 días han pasado desde la ratificación de Pedro Sánchez como secretario general en el 39º Congreso del PSOE. Y ya le han caído encima unos cuantos sambenitos. Desde la eurofobia a la podemización, pasando por el proteccionismo comercial y el descreimiento en la unidad nacional.

“Si te enfrentas a Podemos, te enfrentas a tu propio electorado”, sostiene un dirigente socialista muy próximo a Pedro Sánchez

Es el resultado de una campaña de imagen en la que se ofrece como el verdadero pilar izquierdo del sistema (“izquierda de Estado”, suele decir, evocando tal vez la controversia chilena de Lagos e Insulza). Y esa apresurada deslegitimación política y mediática es la que han querido tantear este fin de semana dos de los más influyentes medios de comunicación.

'El País' por un lado y El Confidencial por otro han tomado la temperatura a los estados de opinión creados en torno al nuevo PSOE. Por saber si hay 'efecto Sánchez', para bien o para mal, en las expectativas de voto.

Mi amiga y colega Victoria Lafora me pregunta: “¿Cómo es posible que la encuesta de 'El País' y la vuestra digan exactamente lo contrario?". Buena pregunta, vive Dios. Pasto fresco para la voracidad de tertulianos y columnistas de moda. Para ellos quede el desafío de explicarlo.

La encuesta de El Confidencial pone al PSOE casi ocho puntos por encima de Podemos y casi seis por debajo del Partido Popular

Sobre tamaño de la muestra, fechas del trabajo de campo (cerrado el 28 de junio en ambas), universo y margen de error similares, la realizada por Metroscopia lleva a la conclusión de que “El PSOE se atasca tras las primeras decisiones de Pedro Sánchez” (pierde algo más de un punto desde las elecciones del 26 de junio del año pasado), mientras que de la entregada por DYM a nuestro diario se desprende que “Sánchez impulsa al PSOE al mejor resultado desde la irrupción de Podemos” (sube 2,4 puntos en relación a las elecciones del 26-J).

Como ustedes comprenderán, me quedo con el sondeo de El Confidencial como el más fiable. Si nos atenemos a la tendencia, resulta que mejora en nada menos que cinco puntos desde el último sondeo realizado por DYM. Fue en marzo, cuando se calentaban motores para las elecciones primarias de mayo y el PSOE aparecía roto y expuesto a ser colonizado por la izquierda emergente de Podemos. Lamentable.

Hoy por hoy, a la vista del sondeo publicado en El Confidencial, pude decirse que el 'efecto Sánchez' le ha sentado bien al PSOE. Su calculada facturación electoral del 25 % lo deja a cinco puntos del PP (30.9 %) y a siete y medio por delante de Podemos (17,5%), que es su competidor.

Sánchez y el nuevo PSOE tienen derecho a los clásicos 100 días de gracia y a no ser juzgados apresuradamente

No tanto porque los primeros sondeos le favorezcan, sino porque tiene derecho a los clásicos 100 días de gracia, me parece que es exigible acumular elementos de juicio más sólidos para saber si Sánchez es o no capaz de liderar un PSOE reconocible como partido de izquierda, inequívocamente comprometido con el orden constitucional, la razón de Estado, y libre de las pedradas que le están lanzando desde dentro y fuera del PSOE.

Por razones de ciudadanía y por razones de proximidad ideológica que no niego, apuesto por la recuperación del averiado pilar izquierdo del sistema político nacido en 1978. Un PSOE que lleva perdidos seis millones de votos desde que rompió con sus electores en mayo de 2010 (las inesperadas medidas tomadas por Zapatero “cuesten lo que me cuesten”), sin que Rubalcaba (2011) ni Pedro Sánchez (2016), ahora irreconciliables, hubieran podido invertir la peligrosa tendencia del partido a evaporarse o a terminar en la irrelevancia.

Foto: Ilustración: Raúl Arias.

Después de un primer semestre marcado por la provisionalidad gobernada por una comisión gestora, se produjo el estrepitoso fracaso de la candidatura de Susana Díaz al trono de Ferraz. Y el de quienes la creímos ganadora en base a unos análisis evidentemente equivocados. O, al menos, no compartidos por las bases del PSOE. El desenlace del proceso de renovación interna, aún fresco, no puede haber sido mas claro. Por una mayoría más que suficiente, los militantes socialistas han decidido reponer en la secretaría general a Pedro Sánchez, al grito de “Somos la izquierda”. Me parece que tienen derecho a no ser juzgados tan apresuradamente.

Al grito de “Somos la izquierda” se ha producido la presentación en sociedad del nuevo PSOE. Se concreta en una declaración de hostilidades al Gobierno Rajoy (resueltos a acabar con la “etapa negra” del PP), el acercamiento a Podemos (“Si te enfrentas a ellos, te enfrentas a tu propio electorado”, me dice un dirigente muy próximo a Sánchez), la retirada del apoyo explícito al tratado comercial de la UE con Canadá (CETA, siglas en inglés), la declamación de la España plurinacional sin efectos jurídicos y el rechazo al techo de gasto del Gobierno Rajoy (hoy mismo va a decidirse en la comisión ejecutiva).

Pedro Sánchez Susana Díaz