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La España real toma la voz y la palabra
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Antonio Casado

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La España real toma la voz y la palabra

Dos lemas de enganche para las movilizaciones: “parlem” (hablemos) y “recuperem el seny” (recuperemos la sensatez). Pero el “no pasarán” también se hará oír

Foto: Concentración a favor de la unidad de España de la víspera del 1-O en la plaza Sant Jaume de Barcelona. (Reuters)
Concentración a favor de la unidad de España de la víspera del 1-O en la plaza Sant Jaume de Barcelona. (Reuters)

Aparecen los factores emocionales a este lado de la barricada. Hasta ahora estaban embridados, a diferencia del bando separatista, poseído por un patriótico subidón ante la fría maquinaria del Estado. La hartura se apodera de las mayorías silenciosas y parece que, de aquí en adelante, no todo va a ser silencio.

A la calle, que ya es hora de pasearnos a cuerpo. El grito de Celaya recobra su sentido frente al doble golpe de Puigdemont. Uno, al Estado. Otro, a la autoestima de la ciudadanía española.

Dos lemas de enganche para las movilizaciones: “parlem” (hablemos) y “recuperem el seny” (recuperemos la sensatez). Pero el “no pasarán” también se hará oír frente a la chulería del nacionalismo catalán, la puñalada “trapera”, los cuentos tribales, las mentiras multiplicadas y las humillaciones a los símbolos de la nación.

Los españoles, convocados por organizaciones civiles, aparecen dispuestos a deletrear con amor el nombre de España, como hacía Celaya

Este fin de semana los españoles toman la voz y la palabra. En Cataluña –el domingo se espera una marcha masiva en Barcelona- y en el resto del país. Su paciencia ha caducado, según el reciente barómetro del CIS. Y ahora, convocados por organizaciones civiles, aparecen dispuestos a deletrear con amor el nombre de España, como hacía Celaya.

“Nosotros somos quien somos, basta de historia y de cuentos”, decía ese poeta comunista espantado ante la presentida tragedia de una España rota. Como su correligionario Pedro Garfias, que hermanaba a su orgullosa tierra andaluza (“polvo, sol, fatiga y hambre”) con la Asturias admirada por los obreros del mundo. Asturias, Andalucía, Cataluña… “hijas de la misma madre”.

Garfias, Hernández y Celaya, poetas comprometidos con la causa de los parias de la tierra, habrían sido tachados de fascistas

O como el tronante Miguel Hernández: “¡Nunca medraron los bueyes en los páramos de España!”. Así se expresaba arrastrado por los vientos del pueblo: “Me esparcen el corazón y me aventan la garganta”.

Garfias, Hernández y Celaya, poetas comprometidos con la causa de los parias de la tierra, habrían sido tachados de fascistas si en las actuales circunstancias hubieran cantado a España como ellos lo hicieron entonces. Los seguidores de Puigdemont ya le han colocado ese sambenito a Antonio Machado, pero solo porque su obra está más difundida. Por Serrat, entre otros, que también ha tenido que encajar una ración de odio al discrepante.

¿Qué barbaridad no habría vomitado Gabriel Rufián de haber sabido que Gabriel Celaya deletreaba con amor el nombre de España?

La conciencia nacionalista de los españoles, dentro y fuera de Cataluña, se despereza. Se encontraba en estado de hibernación desde el gol de Iniesta

Espero que se me permita el desahogo. Tómese como una forma de descifrar el espíritu que inspira las movilizaciones del fin de semana contra los reiterados comportamientos golpistas de la Generalitat y el Parlament.

La conciencia nacionalista de los españoles, dentro y fuera de Cataluña, se despereza. Se encontraba en estado de hibernación desde el gol de Iniesta, hace ya más de siete años. Pero se está haciendo el milagro, gracias al burdo relato de los agitadores del 'procés'.

Se esperan para este fin de semana reacciones masivas en toda España que darán continuidad a las manifestaciones espontáneas del sábado

Los acontecimientos del 1 de octubre y la fantasía de esa Cataluña una, grande y libre, soñada y relatada por Puigdemont, Junqueras y Tardá, con la inexplicable complicidad de comunistas posmodernos como Iglesias Turrión, Anna Gabriel y Gabriel Rufián, han zarandeado la conciencia colectiva de gentes habitualmente indiferentes a los tirones de la política televisada a la hora de comer.

Se esperan para este fin de semana reacciones masivas en toda España que darán continuidad a las manifestaciones espontáneas del sábado último, las caceroladas del miércoles pasado contra el discurso del 'president' y los movimientos de solidaridad con los agentes nacionales humillados en algunos puntos de Cataluña.

Quedamos atentos a la pantalla.

Aparecen los factores emocionales a este lado de la barricada. Hasta ahora estaban embridados, a diferencia del bando separatista, poseído por un patriótico subidón ante la fría maquinaria del Estado. La hartura se apodera de las mayorías silenciosas y parece que, de aquí en adelante, no todo va a ser silencio.

Manifestación Nacionalismo Catalán