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El 'procés' hace hombres de Estado a Rajoy y Sánchez
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Antonio Casado

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El 'procés' hace hombres de Estado a Rajoy y Sánchez

Ahora lo deseable es acortar al máximo la provisionalidad del modo más democrático. Devolverle la voz a los catalanes

Foto: El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el líder del PSOE, Pedro Sánchez, se reúnen en la Moncloa. (Reuters)
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el líder del PSOE, Pedro Sánchez, se reúnen en la Moncloa. (Reuters)

Intervenir el autogobierno, siquiera temporalmente, no era lo deseable. Los independentistas lo hicieron inevitable. Por partir en dos a Cataluña, sembrar el pánico entre sus empresarios, envenenar la convivencia, desprestigiar sus instituciones y hacer el ridículo ante el resto de los españoles y del mundo, incluso antes de provocar en el Parlament la inútil votación de ayer a favor de la independencia, en ausencia de los diputados comprometidos con la Constitución y el Estatuto.

Ahora lo deseable es acortar al máximo la provisionalidad del modo más democrático. Devolverle la voz a los catalanes. En esos términos lo expresó ayer el presidente del Gobierno después de anunciar la destitución del Govern en pleno, la disolución del Parlament y la fecha de las elecciones (21 de diciembre), en uso de las competencias intervenidas por aplicación del 155 de la Constitución, una vez obtenido el correspondiente respaldo del Senado.

Escuchando anoche a Rajoy, cuando comunicó esas decisiones a la opinión pública, volvimos a hacer pie tras los frenéticos vaivenes de dos jornadas para una antología de los disparates. Nos pesa haber estado expuestos a escenarios líquidos, virtuales, oníricos, imaginados, contradictorios.

Fue escuchar a Rajoy y volver a pisar suelo firme después de vivir en la montaña rusa del jueves y amontonar Puigdemont infinitos calificativos

El 'molt honorable', oiga, llegó a convertir el sagrado sueño del independentismo en moneda de cambio. Anteayer pudo aparcarlo a favor de unas elecciones de haber cumplido la Moncloa ciertas exigencias. ¿Puigdemont traficando con la DUI, a cambio de elecciones, si Rajoy pasaba por el aro? Pues sí, señores, a punto estuvo de convertirse en un fascista, o en un traidor, como Serrat. Pero, paradojas de la vida, fue Rajoy, con su resistencia al chantaje, quien lo acabó evitando.

Fue escuchar a Rajoy y volver a pisar suelo firme después de vivir en la montaña rusa del jueves y amontonar sobre la figura de Puigdemont calificativos como piloto borracho, pollo sin cabeza, hoja volandera…. Si antes pudo ser discutible la activación del articulo 155, ese día el 'president' acumuló méritos para hacerlo exigible.

El caso es que ayer el 'president' y sus costaleros confirmaron a Mariano Rajoy y Pedro Sánchez como hombres de Estado

Si antes había ido una opción en defensa del Estado, de pronto se había convertido en una obligación. Y no tanto para salvar la democracia y defender la Constitución, que también, claro, sino, sobre todo, para recuperar el sentido común y volver a la realidad, frente a la propuesta independentista (JxS y CUP) al Parlament: declamación de independencia, proceso 'constituyente' basado en leyes anuladas por el Tribunal Constitucional y un referéndum cocinado por una de las posiciones en liza. Una mentira más de las que forjan los cimientos del irresponsable desafío al Estado y donde solo hay “egoísmo, fractura y unilateralidad”, en palabras del líder del PSOE, Pedro Sánchez.

El caso es que ayer el 'president' y sus costaleros confirmaron a Rajoy y Sánchez como hombres de Estado. Ambos de acuerdo en que el Gobierno no puede permitir el secuestro de los catalanes y la apropiación indebida de una parte del territorio español. Se trata de recuperar la normalidad y disolver las amenazas que pesan sobre la convivencia.

“De forma pacífica y moderada”. Con la terapia de las urnas, tan reclamadas por los nacionalistas. 'Votarem', adelante, pero en unas elecciones “libres, limpias, legales”, precisamente pensadas para restaurar la democracia. Con normalidad. Sin aspavientos. Sin épica. El 21 de enero es la fecha elegida para poner a cero el cuentakilómetros de la representación parlamentaria en Cataluña.

Intervenir el autogobierno, siquiera temporalmente, no era lo deseable. Los independentistas lo hicieron inevitable. Por partir en dos a Cataluña, sembrar el pánico entre sus empresarios, envenenar la convivencia, desprestigiar sus instituciones y hacer el ridículo ante el resto de los españoles y del mundo, incluso antes de provocar en el Parlament la inútil votación de ayer a favor de la independencia, en ausencia de los diputados comprometidos con la Constitución y el Estatuto.

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