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Sobre "presos políticos" y "revanchismo de Estado"
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Antonio Casado

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Sobre "presos políticos" y "revanchismo de Estado"

Quienes olvidan los dogmas civiles del imperio de la ley y la separación de poderes, están proponiendo mirar distraídamente hacia, por ejemplo, una trama golpista

Foto: Concentración frente al Ayuntamiento de Barcelona para exigir la "libertad" de los exconsejeros encarcelados. (EFE)
Concentración frente al Ayuntamiento de Barcelona para exigir la "libertad" de los exconsejeros encarcelados. (EFE)

La jueza Lamela activó anoche la orden de detención, entrega e inmediato ingreso en prisión de Puigdemont y cuatro de sus exconsejeros, previamente reclamada por la Fiscalía en la Audiencia Nacional. El muy poco honorable 'expresident' tiene todas las papeletas para que Bélgica la conceda en los próximos diez días. Así que no cuadra su idea de hacer campaña desde el país donde ahora se pasea como turista de conveniencia.

Puede hacerla en un país extracontinental, donde seguiría en busca y captura. “No he huido”, decía anoche. Pero sí ha huido, como las ratas. Y de hecho, consciente de la sintonía entre los Gobiernos de ambos países europeos, se cura en salud diciendo que está dispuesto a ser candidato y hacer campaña “desde cualquier parte del mundo”.

Foto: El 'expresident' de la Generalitat, Carles Puigdemont, en una entrevista este viernes en la televisión belga. (Reuters)
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Otra posibilidad es que haga campaña desde la cárcel en España, donde el Estado represor y vengativo respeta el sagrado derecho de sufragio activo y pasivo de cualquier ciudadano no condenado en firme. Puigdemont, de momento, no carga con ninguna mochila penal que le impida aspirar a presidir la Generalitat o la comunidad de vecinos.

Asunto distinto es que una juez progresista como Carmen Lamela y un fiscal general de confesión republicana como José Manuel Maza, con inesperada saña liberticida y ciega obediencia a las órdenes de la Moncloa, hayan decidido amargarle la vida con medidas cautelares. Preventivas, no de castigo, como la fastidiosa prisión provisional.

Las quejas desembocan en la misma simpleza: el problema es político y no se arregla en los tribunales. Pero están para aplicar las leyes

Ya ha ocurrido con siete exmiembros del que fue su Govern. Y el rasgado de vestiduras entre los impulsores del 'procès', bien acompañados en el sentimiento por el populismo que entre nosotros respira por la izquierda, ha sido monumental. Se habla de “represión sin precedentes”, “revanchismo del Estado” y “Justicia politizada”. Para esos dirigentes, 'los Jordis', Oriol Junqueras y los demás encarcelados son “presos politicos”. Y así lo entiende también el líder de la tercera fuerza política nacional, Iglesias Turrión, con sonrojantes declaraciones maliciando que en España no se respetan las garantías judiciales y las libertades fundamentales.

Esas quejas siempre desembocan en la misma simpleza: el problema es político y no se arregla en los tribunales. Pero los tribunales no están para arreglar problemas políticos sino para aplicar las leyes. A todo hijo de vecino, en régimen de igualdad. Quienes olvidan los dogmas civiles del imperio de la ley, la separación de poderes y la independencia judicial, haciendo la vista gorda ante comportamientos delictivos que se inspiran en objetivos políticos (la independencia de Cataluña lo es) están proponiendo mirar distraídamente hacia, por ejemplo, una trama golpista organizada para reventar el Estado y financiada con dinero público, a sabiendas de que atenta contra el orden constitucional e implica conductas descritas en el Código Penal mucho tiempo antes de que les ocurriese a Mas, Puigdemont, Junqueras y compañía.

Pero hasta las piedras de la Moncloa saben que al Gobierno no le hace ningún favor alimentar el victimismo nacionalista de cara a las elecciones

El lenguaje los delata. Y cuando se rasgan las vestiduras por la supuesta politización de la Justicia española o denuncian el revanchismo del Estado, en realidad están proyectando la idea de Estado que habita en su cabeza, donde no cabría la independencia judicial ni la separación de poderes. Denuncian lo que ellos harían si controlasen los resortes del poder.

Hablan de motivaciones políticas en el encarcelamiento provisional de los exconsejeros del Govern. Como si la jueza hubiese actuado a las órdenes del Poder Ejecutivo. Pero hasta las piedras de la Moncloa saben que al Gobierno no le hace ningún favor alimentar el victimismo nacionalista de cara a las elecciones catalanas del 21 de diciembre. Con Puigdemont de candidato o no. Desde la cárcel o desde Venezuela, donde Nicolás Maduro comparte con el 'expresident' que Rajoy ha resucitado a Franco.

La jueza Lamela activó anoche la orden de detención, entrega e inmediato ingreso en prisión de Puigdemont y cuatro de sus exconsejeros, previamente reclamada por la Fiscalía en la Audiencia Nacional. El muy poco honorable 'expresident' tiene todas las papeletas para que Bélgica la conceda en los próximos diez días. Así que no cuadra su idea de hacer campaña desde el país donde ahora se pasea como turista de conveniencia.

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