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La furia de Anasagasti y el concierto vasco
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Antonio Casado

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La furia de Anasagasti y el concierto vasco

Si le mandan los padrinos por usar su respectiva marca con 'animus injuriandi', o simplemente como insulto propio de individuo mal encarado, debe descartarme como instigador

Foto: El político Iñaki Anasagasti.
El político Iñaki Anasagasti.

Por sostener en este modesto rincón que del régimen especial de financiación vasco cuelgan el privilegio, la desigualdad y la falta de transparencia, el exparlamentario del PNV en las Cortes Generales Iñaki Anasagasti escribió en su blog y difundió por las redes que el abajo firmante es “falangista”, “disolvente”, “poco ilustrado” “manipulador”, “de lenguaje preconstitucional”, casado con “una periodista sectaria”, demagógico…

Supongo que a mi mujer y a los falangistas, totalmente inocentes de mi columnismo culpable, les habrá sabido a cuerno quemado la salida de tono del otrora famoso exponente del nacionalismo vasco en Madrid, dizque moderado.

¿Moderado?

No creo que a ellos se lo parezca. Si le mandan los padrinos por usar su respectiva marca con 'animus injuriandi', o simplemente como insulto propio de individuo mal encarado, debe descartarme como instigador. En cuanto a las pedradas directas, me resbalan. No me doy por aludido.

Supongo que a mi mujer y a los falangistas, inocentes de mi columnismo culpable, les habrá sabido a cuerno quemado la salida de tono

El problema es suyo, o de su psiquiatra, pues se retrata. Otra cosa es que, en vez de desayunar tigre y recurrir a la descalificación personal, hubiera razonado su discrepancia. O si hubiera señalado los errores que un servidor haya podido cometer.

De hecho, algunos lectores de El Confidencial me recordaron, con razón, que la especificidad de los regímenes navarro y canario no me permitía hablar de las 'dieciséis' comunidades de régimen común (todas menos Euskadi) preteridas en la puesta al día del modelo de financiación autonómica. Vale, son 14, aunque Navarra y Canarias también se quedan sin actualización del sistema.

Algún otro fallo había en mi artículo del sábado pasado ("Euskadi, un paraíso fiscal de kilómetro cero"). Por ejemplo, haber excluido el IVA, como impuesto estatal, de la capacidad de recaudación y gasto otorgada al País Vasco a través de las diputaciones forales. Hablé de lo que, en aplicación del concierto, “el Estado devuelve por recaudación del IVA, básicamente”. Y eso tampoco es correcto. Lo asumo y pido disculpas.

Foto: El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, y el consejero de Hacienda vasco, Pedro Azpiazu. (EFE)

Pero, no. Anasagasti se puso furioso y pasó de señalar mis inexactitudes o argumentar su desacuerdo. Entró como un toro al trapo de un artículo que, cierto, censura el exclusivo modelo de financiación vigente en su comunidad, basado en una rareza histórica difícil de asimilar en la UE. Eso no lo pueden soportar los nacionalistas vascos que, como los nacionalistas catalanes, se consideran especies protegidas y están poco acostumbrados a que les lleven la contraria.

Pues lo siento mucho, pero insisto en que el trato deferente al País Vasco ha dejado haciendo cola a las demás autonomías en la revisión del modelo de financiación. Incluida Cataluña, ahora política y económicamente abierta en canal. Cuando llegue el momento (tres años de retraso, ya), todas ellas tendrán que someterse al principio de solidaridad interterritorial y repartir la escasez en una economía vigilada por Bruselas. Y eso no va con el Gobierno de Vitoria, que trata directamente con Moncloa y provoca los celos de terceros. Véase la intervención de Xavier Domènech (En Comú Podem), ayer, en el Congreso, reclamando “bilateralidad” para Cataluña.

Cuando llegue el momento, tendrán que someterse al principio de solidaridad interterritorial y repartir la escasez en una economía vigilada por Bruselas

También me ratifico, por supuesto, en la tesis central del artículo. Me refiero a la perplejidad por el apoyo de la izquierda a las dos leyes básicas (concierto y cupo) del exclusivo modelo de financiación quinquenal, basado en la desigualdad, el privilegio y la opacidad. A mi juicio, claro.

En el caso de los socialistas, su coalición con el PNV en el Gobierno vasco pesó más que el malestar de las autonomías donde gobiernan. Y en el de Podemos, es incomprensible que apoye una antigualla (derivada del foralismo carlista abolido en 1878) mientras su líder, Iglesias Turrión, tacha de obsoleta la monarquía constitucional que personaliza el rey Felipe VI.

Por sostener en este modesto rincón que del régimen especial de financiación vasco cuelgan el privilegio, la desigualdad y la falta de transparencia, el exparlamentario del PNV en las Cortes Generales Iñaki Anasagasti escribió en su blog y difundió por las redes que el abajo firmante es “falangista”, “disolvente”, “poco ilustrado” “manipulador”, “de lenguaje preconstitucional”, casado con “una periodista sectaria”, demagógico…

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