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¿Por qué Puigdemont no volverá a la Generalitat?
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Antonio Casado

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¿Por qué Puigdemont no volverá a la Generalitat?

En ERC creen que Puigdemont ha jugado con ventaja. Y no están por la labor de premiar a los que se fugaron, mientras otros daban la cara y acababan en la cárcel

Foto: El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont. (Reuters)
El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont. (Reuters)

Hasta las piedras de la Sagrada Familia saben que ERC no quiere a Puigdemont en la presidencia de la Generalitat. Ni promover una modificación del reglamento para que pueda ser investido por plasma. Pero tampoco quiere afrontar el coste político de decirlo públicamente. No se lo perdonarían los patriotas que han visto en las urnas del 21-D el mandato de restitución de un presidente 'legítimo' indebidamente derrocado.

En el partido de Junqueras y Marta Rovira creen que el candidato de JxCAT ha jugado con ventaja. No están por la labor de premiar a los que se fugaron, mientras otros daban la cara y acababan en la cárcel. Sin embargo, les falta la fuerza moral y política para hacer una apuesta distinta a la de quien inesperadamente les acaba de desbordar en la lucha por la hegemonía dentro del fracturado bloque secesionista.

El pacto ERC-JxCAT es una puesta en escena que no entra en el modo de llevar a cabo la investidura ni en la obligación de traer al fugado por las orejas

Por eso se comprometen a apoyar la candidatura de Puigdemont cuando, el próximo 31 de enero, reclame la confianza del recién constituido Parlament. Hasta ahí llegan los contenidos del pacto. Una puesta en escena que no entra en el modo de llevar a cabo la investidura ni en la obligación de traerle por las orejas. Si le busca la Justicia será un problema suyo, no de quienes se han comprometido a votarle en el hemiciclo. Ese es el punto de bloqueo en todas las quinielas: ¿están dispuestos los socios de Puigdemont a volver a desafiar la legalidad vigente hasta el punto de forzar una nueva reacción del Estado?

A las pruebas me remito:

Oficialmente, la dirección de ERC apeló al dictamen previo de los letrados sobre una eventual investidura telemática o por persona interpuesta. El dictamen ya se ha producido. Y es contrario a esa posibilidad, según decisión unánime de los ocho juristas del Parlament, entre los que, por cierto, figura el ex secretario general del partido Joan Ridao. A esa decisión se van a atener los 32 diputados de este partido, tal y como anunciaron.

Foto: La expresidenta del Parlament Carmen Forcadell (i) y la secretaria general de ERC, Marta Rovira, en la sesión constitutiva de la Cámara catalana. (EFE)

Hace poco más de 24 horas, cuando ya se había hecho publico el pacto de los independentistas para elegir a Roger Torrent como presidente de la Mesa del Parlament y apoyar la investidura de Puigdemont a finales de mes, el portavoz de ERC en el Congreso, Joan Tardà, afirmaba rotundamente que su partido no hará nada que pueda perpetuar la aplicación del 155. Y a estas alturas de la película, los independentistas ya saben cómo reacciona el Estado cuando se le dan motivos para ejercer su derecho a la legítima defensa.

El propio Tardà ha reconocido que al independentismo le falta una mayoría social suficiente para imponer sus planes de forma unilateral.

El portavoz en el Congreso, Joan Tardà, afirma rotundamente que su partido no hará nada que pueda perpetuar la aplicación del 155

Por su parte, la secretaria general, Marta Rovira, sugería hace unos días la necesidad de explorar las fronteras del independentismo para entenderse con fuerzas políticas no partidarias de la desconexión con España. También ha pedido “generosidad” y “realismo” a Puigdemont, a fin de que pueda desbloquearse la política catalana, hoy por hoy pendiente de un fugado de la Justicia.

En su fallida solicitud de excarcelación para asistir a la sesión constitutiva del Parlament, el líder de ERC, Oriol Junqueras, argumentó ante el juez Llerena la imprescindible presencia física de un diputado en los debates y votaciones del Parlament. A nadie le pasó inadvertido el recado al presidente 'legítimo'.

Tampoco está Junqueras por volver a las urnas. Por no dar una nueva oportunidad al 'exiliado' o porque el españolismo ha venido para quedarse desde la masiva marcha del 8 de octubre. Por lo que sea, pero es pública la aversión de ERC a repetir las elecciones y prolongar el estado de ingobernabilidad que sería muy perjudicial para la ciudadanía catalana, que tiene sed de normalidad y de vuelta a la política de las cosas, no de las ensoñaciones.

Hasta las piedras de la Sagrada Familia saben que ERC no quiere a Puigdemont en la presidencia de la Generalitat. Ni promover una modificación del reglamento para que pueda ser investido por plasma. Pero tampoco quiere afrontar el coste político de decirlo públicamente. No se lo perdonarían los patriotas que han visto en las urnas del 21-D el mandato de restitución de un presidente 'legítimo' indebidamente derrocado.

Carles Puigdemont Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) Marta Rovira Oriol Junqueras