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La discreta sintonía entre Sánchez y Casado
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La discreta sintonía entre Sánchez y Casado

El Gobierno se niega y el principal partido de la oposición lo secunda. Bipartidismo "imperfecto", se entiende, con un PSOE y un PP fuertes en sus respectivas demarcaciones políticas

Foto: Pedro Sánchez y Pablo Casado. (EFE)
Pedro Sánchez y Pablo Casado. (EFE)

En el largo encuentro de Sánchez y Casado del 2 de agosto hubo plena coincidencia sobre la necesidad de dar una segunda vida al bipartidismo. En aras de la estabilidad, después de tres años perdidos frente al apremio de asuntos como modelo energético, financiación autonómica, reforma constitucional, pensiones, educación, reforma fiscal, etc.

Bipartidismo "imperfecto", se entiende, con un PSOE y un PP fuertes en sus respectivas demarcaciones políticas. Y mientras eso se va forjando, ninguno tiene prisa por adelantar las elecciones generales. Sin dejar de mirar por la derecha a un Ciudadanos descolocado desde la moción de censura y a un Podemos con tendencia a bajar en el mercado demoscópico.

Lo que hay es una calculada condescendencia por parte del PP ante los pasos del Gobierno en su política de mano tendida a la Generalitat

Aparte de eso, que comenzó a visualizarse en la hospitalaria cesión de las instalaciones oficiales de Moncloa para que el líder del PP diera su rueda de prensa posterior al encuentro con el presidente del Gobierno, Sánchez reclamó el apoyo de Casado en el acercamiento de presos etarras al País Vasco. Y un voto de confianza respecto a su política de deshielo con la Generalitat, que no encaja en la maliciosa sospecha de que Pedro Sánchez es un amigo en la sombra del secesionismo catalán.

Casado se mostró inflexible en lo primero. Y comprensivo en lo segundo, como han confirmado los hechos. En la llamada guerra de los lazos véase la posición del PP, contraria a las "brigadas de limpieza". Hasta el punto de que su coincidencia con Sánchez de no contribuir a crispar la situación con la retirada de lazos en la vía pública, provocó la insólita acusación de los dirigentes de Ciudadanos contra un PP supuestamente contagiado del discurso separatista. Inés Arrimadas dice que Casado ha asumido los "marcos mentales" de Torra y compañía.

Foto: Movilización en Barcelona a favor de la independencia. (EFE)

Falso de toda falsedad. Lo que hay en el PP es una concertada voluntad de tratar el tema catalán "con pincel y no con brocha gorda", oigo decir a uno de sus máximos dirigentes. Lo que hay es una calculada condescendencia ante los pasos del Gobierno en su política de mano tendida a la Generalitat.

Por ejemplo, los acuerdos del jueves en la junta de seguridad sobre neutralidad de los ayuntamientos en el uso de los espacios públicos y la integración de los Mossos de Esquadra en el CITCO (Centro de Inteligencia contra el terrorismo y crimen organizado). O la inequívoca posición común respecto a la exigencia de que Moncloa inste a la Abogacía del Estado y la Fiscalía a retirar las acusaciones contra responsables de las tramas políticas y civiles organizadas para el ataque a la integridad territorial de España, ahora hace un año.

Sobra recordar que el PSOE sería partidario de intervenir las instituciones autonómicas si estas se instalasen de nuevo en el incumplimiento de la Ley

El Gobierno se niega y el principal partido de la oposición lo secunda. Ambos entienden que sería un escándalo mayúsculo que unos altos servidores del Estado marcasen el paso del Gobierno de turno por obediencia debida. De hecho, la posición del Gobierno Sánchez es la misma del Gobierno Rajoy respecto a la actuación de las dos instituciones mencionadas, a las que la Constitución encarga la defensa de la legalidad.

Tampoco sobra recordar que los socialistas, antes en la oposición y ahora en el Gobierno, fueron y volverían a ser partidarios de intervenir las instituciones autonómicas si estas se instalasen de nuevo en la unilateralidad, el desacato y el incumplimiento de la Ley. A Sánchez no le temblaría la mano, llegado el caso, aunque confía en ir desinflamando el conflicto con su apuesta por el diálogo y la política de las cosas (problemas reales del ciudadano catalán).

Por su parte, Pablo Casado ha anunciado hasta la saciedad que la determinante voluntad del Senado, donde tiene mayoría absoluta el PP, está a disposición incondicional del Gobierno si Moncloa entiende que es necesario volver a aplicar el artículo 155 de la Constitución.

En el largo encuentro de Sánchez y Casado del 2 de agosto hubo plena coincidencia sobre la necesidad de dar una segunda vida al bipartidismo. En aras de la estabilidad, después de tres años perdidos frente al apremio de asuntos como modelo energético, financiación autonómica, reforma constitucional, pensiones, educación, reforma fiscal, etc.

Pedro Sánchez Pablo Casado