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Así fue la semana negra de Sánchez

Una serie de acontecimientos han dejado al gobierno "bonito" perdido en la polvareda. Así pintó la semana más aciaga del Gobierno al cumplirse los cien primeros días de su mandato

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE)

Sonrojantes explicaciones del Gobierno sobre la eficacia de las bombas que vendemos a Arabia Saudí. Los ministros Borrell y Celaá han venido a decir que solo matan a quien se lo merece.

Incapaces de asumir la contradicción de un gobierno progresista que, como cualquier otro, progresista o no, renuncia a lo "bonito" y hace lo "conveniente". En este caso, salvar los 6.000 puestos de trabajo puestos en peligro por la ministra de Defensa, Margarita Robles, cuando aplicó el principio de la coherencia cinco minutos antes de que el presidente lo mencionara como clave moral de su proyecto de cambio político hasta 2030.

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Una apuesta valiente cuyo único inconveniente es que otros le apaguen el farol. Véase lo ocurrido con la ya exministra Montón y el propio Pedro Sánchez por cuenta del engorde artificial de sus respectivos historiales académicos. "El baremo de las exigencias lo había fijado el PSOE", oigo decir e distancia corta al líder del PP, Pablo Casado, que también se resiste a ser abatido por un máster de sospechosa factura.

Estamos a la espera de la evolución judicial en el caso del líder del PP, que está en el Tribunal Supremo pendiente de que la Fiscalía fije posición. Y de la evolución política en el caso de Sánchez, pues PP y Ciudadanos no se conforman con la publicación de su tesis sobre "diplomacia económica" ni aceptan las explicaciones "de parte". Por eso insisten en reclamar la comparecencia parlamentaria de Sánchez.

Incapaces de asumir la contradicción de un gobierno progresista que, como cualquier otro, renuncia a lo "bonito" y hace lo "conveniente"

Pero el daño de unos y otros (Cifuentes, Montón, Casado, Sánchez) al prestigio de la institución universitaria ya está hecho. Que la espontánea creatividad de las redes sociales ironice con las habilidades deportivas de Echenique, el falso viaje del ministro Pedro Duque al espacio o que Corina vaya sobrada para acreditar un meritorio máster en la Rey Juan Carlos, es uno de los síntomas alarmantes del descreimiento que dispara la cotización de los populismos en las urnas.

Así pintó la semana más aciaga del Gobierno al cumplirse los cien primeros días de su mandato. Fin del periodo de gracia con retrato de lo que le falta: ejemplaridad, rigor en la política de nombramientos, coherencia, coordinación y base parlamentaria. Y lo que le sobra: dependencia de dos fuerzas con declarada antipatía a la Constitución y la Monarquía.

La espontánea creatividad de las RRSS es uno de los síntomas alarmantes del descreimiento que dispara la cotización de los populismos en las urnas

Sobre esos acantilados rebota la pregunta que Pedro Sánchez hizo en la moción de censura a Rajoy (31 mayo) con los papeles cambiados. Quedó registrada este jueves en el Congreso. Y reza así: "¿Qué más tiene que pasar, señor Sánchez, para que entienda que su permanencia al frente de la presidencia del Gobierno es dañina y es un lastre, no solamente para el país sino para su propio partido?".

La cita es textual con cambio de nombre en el destinatario, que ahora ya no es "señor Rajoy". La pregunta la formulará oralmente el líder del PP, Pablo Casado, en la sesión de control del miércoles que viene. Y vale como metáfora insumisa del nuevo Ejecutivo socialista frente a una serie de acontecimientos que dejan al gobierno "bonito" perdido en la polvareda.

Aunque como metáfora de la semana negra, nada mejor que la ira acumulada en el rostro de Pedro Sánchez cuando se cruzó en el Congreso con Rivera

Por descoordinación, entre otras cosas, como demuestran las aportaciones de dos ministros principales, Robles y Borrell. Aquella, haciendo pública una decisión que tendría que rectificarse setenta y dos horas después. Y este, cada vez más incómodo en el sincretismo de su papel, con sus alusiones a la "nación" catalana y su preferencia personal por la excarcelación de los dirigentes nacionalistas catalanes, que venían a alimentar la sospecha de pactos bajo la mesa.

Aunque como metáfora de la semana negra, nada mejor que la ira acumulada en el rostro de Pedro Sánchez cuando se cruzó en el Congreso con el líder de Ciudadanos ("¡Os vais a enterar!"), después de que Albert Rivera le pusiera a los pies de los caballos el miércoles pasado con su aireada pregunta sobre el doctorado del presidente en la Universidad Camilo José Cela.

Continuará...

Sonrojantes explicaciones del Gobierno sobre la eficacia de las bombas que vendemos a Arabia Saudí. Los ministros Borrell y Celaá han venido a decir que solo matan a quien se lo merece.

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