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Los 'indepes' llegan fracturados al 1-O
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Antonio Casado

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Los 'indepes' llegan fracturados al 1-O

De pasos concretos para hacer efectiva la república catalana, nada de nada. La impaciencia se apodera de los sectores más comprometidos con la causa. Y los más activos

Foto: Esteladas durante una manifestación independentista en Barcelona. (EFE)
Esteladas durante una manifestación independentista en Barcelona. (EFE)

Aversión al primero de octubre. Eso sentimos quienes crecimos en el franquismo si alguien hace apología de esa fecha. Día del Caudillo, atención. Se celebraba el burgalés acceso del general Franco a todos los poderes en la llamada España 'nacional' de 1936, dos meses y medio después del fallido golpe de Estado cocinado por el general Mola.

La fecha del 1 de octubre era de celebración obligatoria. Como ocurre 80 años después en la Cataluña de Puigdemont que, al igual que Franco, ha descubierto los peligros de la 'partitocracia'. Curiosas similitudes entre aquel Movimiento Nacional y esta Crida Nacional per la República (Moviment 1 d'Octubre), como banderín de enganche por el sueño de la Cataluña 'una, grande y libre'.

La trampa es la misma. Un partido único a mayor gloria de su fundador y en nombre de una causa patriótica, pues el único punto de su programa es hacer efectiva la república catalana. Ahora se llama 'transversalidad', pero el propio Puigdemont usa la palabra 'partitocracia' para referirse al gran obstáculo del camino hacia la soñada independencia de Cataluña.

El llamamiento de la Crida a las fuerzas políticas herederas de la victoria en el 1-O no tiene el éxito previsto por el trío Puigdemont-Torra-Sànchez

A diferencia de lo ocurrido con el Movimiento de Franco, heredero de su victoria en la Guerra Civil, el llamamiento de la Crida a las fuerzas políticas concernidas como herederas de la victoria en el ‘referéndum’ del 1-O (cocinado, participado, ejecutado y recontado por los mismos independentistas) no está teniendo el éxito previsto por el trío Puigdemont-Torra-Jordi Sànchez y sus costaleros en la sombra (Colomines, Ferres, Mascarell, Toni Morral, etc.).

Se trata de formar una fuerza 'panindependentista' que desborde las siglas de los partidos. Pero la dirección del PDeCAT está dividida por miedo a perder la identidad centroderechista del partido. Aunque a su presidente, David Bonvehí, le parece mal la dilución de las siglas, a Míriam Nogueras le parece bien.

Si eso ocurre en el propio partido de Puigdemont y Torra, las resistencias a integrarse en la Crida se mulplican si hablamos de la ERC y la CUP.

La dirección del PDeCAT está dividida por miedo a perder la identidad centroderechista del partido

Son señales crecientes del hartazgo que empieza a causar la figura del expresidente de la Generalitat en el bloque independentista. Sobre todo en los sectores más impacientes por la falta de avances concretos hacia una efectiva independencia de Cataluña. Lógico. Reaccionan contra el hecho de que la causa esté confiscada por el narcisismo de Puigdemont.

Y ahora también se apunta hacia quien le hace la suplencia en la Generalitat. Los CDR (activismo urbano de los ‘indepes’) piden la dimision de Torra por “traidor”. Y a los ‘mossos’ les llaman “fascistas”, por “masacrar" a los suyos y desalojar a los 14 buenos catalanes que habían prometido mantener la acampada frente al Palau “hasta que llegue la república”.

Dicho fue todo eso en la calle. Único espacio disponible para el independentismo impaciente, porque el institucional está congelado. El patriotismo de Torra en el Govern o el de Torrent en el Parlament no cubren el riesgo de ir a la cárcel. No quieren pasar por la prisión ni perder su personal zona de confort. Así que ya les va bien el desahogo verbal y el anuncio de las siete plagas si el Estado no colabora con ellos en la demolición del orden constitucional.

'Desobedeced o dimitid: no queremos traidores' es el nuevo lema arrojadizo de la CUP contra los dos partidos independentistas instalados en el poder

Pero de pasos concretos para hacer efectiva la república catalana, nada de nada. La impaciencia se apodera de los sectores más comprometidos con la causa. Y los más activos. 'Desobedeced o dimitid: no queremos traidores' es el nuevo lema arrojadizo de los activistas de la CUP contra los dos partidos independentistas instalados en el poder.

“Ponernos limites ya nos ha jugado malas pasadas”, decía Elsa Artadi, portavoz de la Generalitat, al día siguiente de la última Diada, en la que la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, había tronado por el altavoz al final de la marcha: “No digáis ahora que aquello no fue un referéndum y que tenemos que implorar permisos que no llegarán nunca”.

Aversión al primero de octubre. Eso sentimos quienes crecimos en el franquismo si alguien hace apología de esa fecha. Día del Caudillo, atención. Se celebraba el burgalés acceso del general Franco a todos los poderes en la llamada España 'nacional' de 1936, dos meses y medio después del fallido golpe de Estado cocinado por el general Mola.

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