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El activismo y no la política reina en la Generalitat
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Antonio Casado

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El activismo y no la política reina en la Generalitat

Son activistas y no les molesta que se lo digan. Viven de soflamas y lemas prefabricados. Su lenguaje también es otro. Te dirán que todos los problemas se arreglarán cuando llegue la república

Foto: Manifestación en apoyo a los independentistas presos. (EFE)
Manifestación en apoyo a los independentistas presos. (EFE)

Muchos desafueros en la Cataluña confiscada por el activismo, tras la entrada de la vía eslovena en la narrativa aireada por el presidente de la Generalitat.

'Mossos' desautorizados por cumplir con su deber con posterior pasividad policial por orden superior. Arropamiento de antifascistas que se comportan como fascistas. Una huelga de hambre de quienes de ningún modo quieren acabar como Boby Sands (líder del IRA muerto en 1961, tras 66 días de huelga de hambre), más el grotesco ayuno solidario de Torra. Y ahora, las caras largas del Govern porque al Gobierno central incurre en la intolerable provocación de celebrar un Consejo de Ministros en Barcelona el próximo 21 de diciembre.

Foto: Corte de tráfico organizado por los CDR en la AP-7 a su paso por L'Ampolla. (EFE)

Como la política no es lo suyo, ayer tarde dieron marcha atrás y se esforzaron en rebajar la tensión. Fue suficiente con la firmeza de Moncloa, rompiendo la insinuación pública de uno de sus ministros, José Luis Ábalos, sobre la posibilidad de desconvocar la cita del día 21 por evitar males mayores.

Esperaban los dirigentes independentistas que, una vez más, el Estado reculase ante el activismo callejero coreado por el fundador de Terra Lliure, Fredi Bentanach, que anima a asaltar el Parlament y proclamar la república coincidiendo con esa reunión del Consejo de Ministros. Pero Elsa Artadi, portavoz y consejera de la Presidencia de la Generalitat, ha reconocido el derecho del Gobierno a reunirse en Barcelona y el de los activistas a manifestarse en contra.

Se multiplican las pruebas de que la seducción del caos avanza en Cataluña y se apodera de sus gobernantes. Se explica. No son políticos, son activistas. Hasta hace poco, Torra no sabía que era a él a quien correspondía legalmente convocar la Junta de Seguridad, pero tuvo muy claro que estaba de parte de quienes se enfrentaron a los 'mossos' cuando estos quisieron imponer orden en la calle.

Bomberos, profesores, médicos o sus funcionarios ya no se lo creen y piden olvidar la política de las ensoñaciones y volver a la de las cosas de comer

Son activistas y no les molesta que se lo digan. No tienen los pies en el suelo. Viven de soflamas y lemas prefabricados. Su lenguaje también es otro. Te dirán que todos los problemas se arreglarán cuando llegue la república. Hace unos meses, eran celebrados. Ahora no. Bomberos, profesores, alumnos, médicos o sus propios funcionarios (convocados hoy a una huelga general) ya no se lo creen y les piden olvidar la política de las ensoñaciones y volver a la política de las cosas de comer.

El malestar social de quienes han sabido que los lazos amarillos no pagan la hipoteca no es el único elemento nuevo. Otras cosas también han cambiado. Por ejemplo, la fractura del bloque independentista ha dejado de estar larvada. Los dirigentes de ERC se desmarcan de los últimos desafueros generados en los entornos de Puigdemont y quien le guarda la silla, Torra. “La república no se logra con la cara tapada”, ha dicho el presidente del Parlament, Roger Torrent. El propio expresidente Artur Mas acusa a Torra de estar tirando piedras sobre el tejado de la causa nacionalista.

Por otra parte, la pobre facturación electoral de los socialistas en Andalucía ha endurecido el discurso del Gobierno. La política de distensión perjudicó a la marca y engordó a la extrema derecha. Moncloa ha empezado el desenganche. Y por eso los mensajes del Gobierno han ganado en firmeza, mediante tres cartas cargadas de advertencias (Calvo, Ábalos y Grande-Marlaska). Como la de utilizar el artículo 38.2 de la Ley de Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado respecto a la pasividad del Govern ante evidentes atropellos a las libertades ajenas de expresión y circulación en Cataluña.

Continuará.

Muchos desafueros en la Cataluña confiscada por el activismo, tras la entrada de la vía eslovena en la narrativa aireada por el presidente de la Generalitat.

Generalitat de Cataluña Mossos d'Esquadra Quim Torra