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Así se desinfló Vox en su pacto con el PP
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Así se desinfló Vox en su pacto con el PP

Perpetrada la sobreactuación, el partido de moda consintió en que sus exigencias se adaptasen a las generales de la ley. Lo demás es pura declaración de intenciones

Foto: PP y Vox cierran el pacto de investidura en Andalucía. (EFE)
PP y Vox cierran el pacto de investidura en Andalucía. (EFE)

Los modos castrenses del secretario general de Vox, Javier Ortega Smith, acostumbrado al ordeno y mando en su paso por el Ejército, sucumbieron ante el baño de realismo impuesto por los negociadores del PP. Desde la pedagogía sobre el carácter público del espacio radioeléctrico, de obligada regulación por el Estado, hasta unas pacientes explicaciones a los doce diputados andaluces de Vox sobre como funcionan las votaciones para elegir a los miembros de la Mesa del Parlamento.

Derogar leyes antimachistas sin tener alternativa no tiene sentido. Aplacemos la propuesta. Expulsar a 52.000 inmigrantes sin lista previa ni motivación individualizada de los desdichados es absurdo ¿Dónde están los nombres? Imposible de cumplir si no somos capaces de documentarlo. Así que tiempo al tiempo. ¿Sacralizar la conquista de Granada? Sería un tortazo en la cara de nuestros y vuestros votantes sevillanos. Mejor lo dejamos.

Y así fue como, una vez perpetrada la sobreactuación política y mediática, el partido de moda consintió en que sus "inaceptables" exigencias acabasen adaptándose a las generales de la ley. Lo demás es pura declaración de intenciones con escasa capacidad de condicionar el pacto de gobierno PP-Ciudadanos.

¿A quién se le pasó por la cabeza que el PP iba a aceptar la abolición de la ley de violencia de género o la expulsión de 52.000 emigrantes?

A saber: rebaja de impuestos, defensa del flamenco, protección de la familia frente a injerencias ideológicas, ofrecer alternativas a la mujer que quiere abortar, lucha contra la inmigración ilegal, decir "concordia histórica" donde el PSOE dice "memoria histórica". Y en ese plan: ¿A quién se le pudo pasar por la cabeza que el PP iba a comprometerse con la abolición de la ley de violencia de género, la expulsión de 52.000 emigrantes o la recentralización del poder territorial?

Sin embargo, a Pablo Casado le va a acompañar a partir de ahora la sombra negra de su apareamiento con Vox. Lo mismo que de siete meses a esta parte acompaña a Pedro Sánchez la sombra negra de su apareamiento con el independentismo catalán, aunque no le cunde. En ambos casos el apareamiento es más aparente que real. Pero en política las apariencias cuentan tanto o más que la realidad verificable.

Al beneficio de la duda apela Sánchez, harto de encajar el diálogo con los separatistas en los límites de la Constitución. Da igual. En el PP y en Ciudadanos seguirán diciendo que está vendido a los independentistas por seguir en Moncloa. Y al mismo beneficio de la dura apelará Casado a partir de ahora, aunque se harte de negar que en su pacto andaluz haya concesiones comprometedoras al partido de Abascal. Da igual. ¿O no escuchamos ayer a Isabel Celáa, portavoz del Gobierno, acusando a PP y Ciudadanos de juntarse con los amigos del "centralismo predemocrático" que "ponen en peligro derechos y libertades"?

A Casado le va a acompañar la sombra negra de su apareamiento con Vox. Como acompaña a Sánchez su apareamiento con el independentismo

Las pedradas salen de Moncloa, donde se habla de la deriva machista y xenófoba de la derecha. Otros sectores tintados de "progresismo" denuncian el precio que PP, con Ciudadanos en el papel de colaborador necesario, debe pagar por el apoyo de Vox a Moreno Bonilla para la presidencia de la Junta.

Hablan de "calculada ambigüedad" que pretende "blanquear" un antidemocrático paso atrás y un peligroso retorno al tiempo oscuro del autoritarismo. Esa sería la ponzoña camuflada en el pacto PP-Vox a cambio del voto favorable de los 12 escaños andaluces de Vox en la sesión de investidura, prevista para el próximo miércoles.

Es una acusación tan poco fundamentada como declarar a Pedro Sánchez "irrecuperable" para la causa constitucional a causa de sus supuestos pactos furtivos con el independentismo catalán. Pero es lo que hay en los circuitos políticos y mediáticos de la temporada.

Los modos castrenses del secretario general de Vox, Javier Ortega Smith, acostumbrado al ordeno y mando en su paso por el Ejército, sucumbieron ante el baño de realismo impuesto por los negociadores del PP. Desde la pedagogía sobre el carácter público del espacio radioeléctrico, de obligada regulación por el Estado, hasta unas pacientes explicaciones a los doce diputados andaluces de Vox sobre como funcionan las votaciones para elegir a los miembros de la Mesa del Parlamento.

Pedro Sánchez Moncloa