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Errejón se estrella contra el patriotismo de partido
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Antonio Casado

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Errejón se estrella contra el patriotismo de partido

Ve los partidos como herramientas para resolver problemas de la gente. Eso le hace incompatible con las castradoras disciplinas internas que han aflorado en torno a su caso

Foto: Íñigo Errejón. (EFE)
Íñigo Errejón. (EFE)

Desde los oscuros tiempos del estalinismo, con terminales bien identificables en nuestro país a mediados del siglo pasado, no se había vuelto a dar una actualización tan flagrante del famoso “¡te vamos a hacer una autocrítica que te vas a enterar!”. A Errejón se la han hecho a conciencia.

Quien más quien menos en el entorno pablista se ha puesto en su lugar para guiarle hacia la verdad malograda. Un harakiri político en la Cibeles hubiera estado bien. Como cosa suya, claro. Nadie de la dirección fue tan explícito como para pedirle abiertamente el acta del Congreso. Solo se dejaba caer.

Y nadie se tomó la molestia de abrirle un expediente de expulsión porque, según estas almas nobles, ya se había autoexpulsado. Él dijo en un primer momento que seguía siendo el candidato de Podemos. Pero Iglesias y Montero, que mandan en el partido como en el peronismo mandaban Juan Domingo y Evita, y después los Kitchner, dijeron que ni hablar. Y que no hacía falta expulsarle porque él mismo se ha autoexcluido.

Comparte con Carmena la tesis de que un municipalista aburrido, ajeno a las redes pero capaz de aportar soluciones, jamás ganará unas primarias

Todo eso está reñido con el pensamiento de Íñigo Errejón sobre los partidos políticos. Los ve como herramientas para resolver los problemas de la gente. No para caer simpáticos. Lo dice a todas horas. Eso le hace incompatible con las castradoras disciplinas internas que han aflorado estos días en torno a su caso.

También le hace compartir con Manuela Carmena la tesis de que un municipalista aburrido, ajeno a las redes sociales, pero capaz de aportar soluciones, “jamás ganará unas elecciones primarias en el seno de una organización”. El ejemplo viene tirado al hilo de las frustradas intenciones de Iglesias por imponer a la alcaldesa unos candidatos pasados por la ITV del partido.

Finalmente, Íñigo Errejón renunció al escaño esperando que su gesto rebajase la tensión en Podemos. Si era el precio de ser consecuente con sus ideas, no valía la pena demorarse un minuto más. Pero la entrega del acta de diputado no es el reconocimiento de lo que Iglesias y otros dirigentes entendieron como deslealtad sino su forma de señalar a quienes progresan adecuadamente en el patriotismo de partido.

Renuncia al escaño por rebajar la tensión en Podemos. Si era el precio de ser consecuente con sus ideas, no valía la pena demorarse un minuto

Él ofrece el gesto como la retirada de un obstáculo para facilitar una eventual incorporación de su partido a la causa progresista de Más Madrid. Si ya lo hizo hace cuatro años en el ayuntamiento, con excelentes resultados (a Iglesias siempre se le llenó la boca ensalzando la gestión de Carmena), ¿por qué no podía hacerlo ahora en la comunidad?

Va a ser que no. La dirección oficial de Podemos ya ha confirmado que el partido pugnará con candidato y lista propios por la Comunidad de Madrid. Sin embargo, Errejón no se apea de su militancia fundacional, convencido de que a su partido le iría mejor a la sombra de Carmena, también para la comunidad, como queda dicho.

"No podría abandonar Podemos aunque quisiera; lo he fundado y lo llevo tatuado en mi piel''

Por él no va a quedar. Insiste en ser un podemita más luchando por una mayoría que lleve el cambio a la Puerta del Sol, aunque sea con la marca transversal de Más Madrid. Porque Carmena en las urnas tira más que dos carretas. Porque los pensadores de guardia del partido (Monereo, Santiago Alba, Jorge Moruno) ya dan por amortizada la aventura frente a un nuevo ciclo político. Y porque no va a ser el único que huye de la quema, como veremos en los próximos días.

Foto: Íñigo Errejón y la portavoz del Ayuntamiento de Madrid, Rita Maestre, durante el despliegue de la bandera del Orgullo Madrid 2018. (EFE)

Muy lejos queda ya aquel Podemos que creció sobre la ilusión de los desilusionados con el sistema. Ahora es el partido de la desilusión y las divisiones internas. No solo en Madrid, como es público y notorio.

Desde los oscuros tiempos del estalinismo, con terminales bien identificables en nuestro país a mediados del siglo pasado, no se había vuelto a dar una actualización tan flagrante del famoso “¡te vamos a hacer una autocrítica que te vas a enterar!”. A Errejón se la han hecho a conciencia.

Íñigo Errejón Manuela Carmena