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Antonio Casado

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El portazo de Europa al independentismo

Todo el respeto a las ideas ajenas, pero ningún respeto a quienes las defienden menospreciando la inteligencia de los demás

Foto: Manifestación del independentismo en Barcelona. (EFE)
Manifestación del independentismo en Barcelona. (EFE)

El discurso del soberanismo catalán es un permanente insulto a la inteligencia. Volvió a repicarse en su manifestación del sábado en Barcelona (“La autodeterminación no es delito”). Un manido repertorio de sofismas. Como decir que votar no es delito. Claro, ni conducir. Ni usar un teléfono móvil. Pero si atropellas a un peatón por manejar un móvil cuando vas conduciendo, acabarás en la cárcel con toda probabilidad.

Son los sofismas de siempre. Poner ley y democracia en distintos platos de la balanza sonroja a los expertos en Ciencias Sociales. O manipular descaradamente el artículo 2 de la Conferencia de DD HH (Viena, 1993) sobre libre determinación de los pueblos, donde se mencionan los límites de la integridad territorial y la unidad política de los Estados. Y sofismas sobrevenidos, como esta absurda ucronía llevada a una de las pancartas del sábado: “De Felipe V a Felipe VI, la represión continúa”.

Foto: Pedro Sánchez ofrece una rueda de prensa para convocar elecciones. (EFE) Opinión
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Antonio Casado

Una deliberada inmersión en los medios adictos a la causa (mofas al tribunal, al fiscal, al Rey de España), coincidente con el arranque del juicio a los responsables de una trama política y civil contra el orden constitucional, bloqueará esa virtuosa tendencia a escuchar, comprender y respetar las ideas ajenas. Todo el respeto a las ideas ajenas, pero ningún respeto a quienes las defienden menospreciando la inteligencia de los demás.

Tengo escrito que la internacionalización del problema catalán, lograda con la transmisión del juicio en tiempo real a millones de personas no enganchadas a dichos medios (en especial a TV3), puede ser el golpe definitivo al 'procés'. Véase el impacto en la opinión pública europea del apoyo de la UE “a las instituciones democráticas y al orden constitucional español”, reprobado con desfallecido griterío ante la sede de la Comisión por unas 30 o 40 personas, entre las que figuraban los tres exconsejeros de la Generalitat que siguen en Bruselas huidos de la Justicia (Comín, Puig y Serret).

Absurda ucronía en una de las pancartas de la manifestación independentista del sábado: “De Felipe V a Felipe VI, la represión continúa”

Debe ser decepcionante que la cansina demanda de una mediación internacional para el conflicto de "Cataluña con España”, tal y como el independentismo maneja los términos de esta trastornada ecuación verbal, sea un grito en el desierto. Choca una u otra vez con los organismos internacionales y todas las cancillerías de los países democráticos, prestos a explicar a quien se lo pida que lo del juicio de Madrid, televisado en directo, no es asunto político sino judicial, en el marco legal de un Estado democrático y legítimamente constituido.

Con el Parlamento Europeo ha vuelto a chocar el dúo dinámico del soberanismo exconvergente (herederos de Pujol) en pos de solidaridad para la causa. Puigdemont y Torra se citan esta tarde en Bruselas, invitados por un eurodiputado nacionalista flamenco, con la declarada intención de explicarles a Europa y al mundo que en España te meten en la cárcel por votar y por defender unas ideas.

La Comisión Europea expresa oficial y públicamente el apoyo de la UE “a las instituciones democráticas y al orden constitucional español”

'Cataluña y el juicio sobre el referéndum: un reto para la UE', se titula la conferencia que el presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, no le ha permitido pronunciar al 'expresident' de la Generalitat en la sede de la Eurocámara. Puigdemont le acusa de negarse a poner el derecho de autodeterminación en la agenda europea y haberse contagiado de la “deriva demofóbica” del Estado español.

Así descifra el hecho de que el Parlamento Europeo, en vez de acudir en auxilio del noble pueblo catalán, perseguido en su pacifica aspiración de romper las cadenas de la opresión española, haya encubierto en “razones de orden público” (activistas de la ANC ocuparon el día 1 las delegaciones de la UE en Barcelona) su negativa a “acoger a alguien que se encuentra huido de la Justicia y ha hecho alarde de su reiterada desobediencia a los mandatos del Tribunal Constitucional”.

El discurso del soberanismo catalán es un permanente insulto a la inteligencia. Volvió a repicarse en su manifestación del sábado en Barcelona (“La autodeterminación no es delito”). Un manido repertorio de sofismas. Como decir que votar no es delito. Claro, ni conducir. Ni usar un teléfono móvil. Pero si atropellas a un peatón por manejar un móvil cuando vas conduciendo, acabarás en la cárcel con toda probabilidad.

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