Pedro Sánchez, con todo a favor

Mientras nos preguntamos por qué los sondeos transcriben los deseos de los medios que los encargan, con honrosas excepciones, el minuto y resultado de la lucha por la Moncloa confirma las tendencias instaladas desde la convocatoria a las urnas del pasado 5 de marzo. Sin olvidar nunca el relativo valor de las encuestas en una excitable democracia de último minuto.

Las tendencias son las que son:

El PSOE de Sánchez ganará las elecciones generales siempre que no haga olas. Le basta con el BOE, el declive de Podemos, la fragmentación de la derecha y el subidón del PSC en Cataluña. Y le sobran los debates televisivos 'cara a cara' (el lógico será con Pablo Casado, pero no va a ocurrir), los cambios bruscos de discurso y las reacciones a lo que proponen sus competidores. Nada de entrar al trapo, más allá de sus recurrentes alusiones a la crispación de la derecha.

El veto a un eventual apareamiento con el PSOE (el 'riverazo') le está pasando factura a Ciudadanos, según todos los expertos en demoscopia

Los viernes sociales siguen funcionando en forma de decretos so pretexto de extraordinaria y urgente necesidad. Ya sin problemas de legalidad para un Gobierno vivo hasta después de las votaciones. Lo del último Consejo de Ministros va de lucha contra la pobreza y la exclusión social. Y medidas encaminadas a favorecer el retorno de quienes huyeron de la crisis para buscarse la vida en otros países. 'Un país para volver', lema que parece colgado a un programa electoral y no a la exposición de motivos de un acuerdo de Gobierno.

Podemos no levanta cabeza. Se empeñó en ser como Izquierda Unida, incluyendo los métodos organizativos del comunismo, y lo ha conseguido, con su mismo techo electoral, en torno al 14-15%. “Sé que hemos decepcionado a mucha gente”, ha dicho Iglesias Turrión en su vuelta al tajo. Y ahora se aferra a la posibilidad, malograda hace tres años, de ser ministro en un Gobierno del PSOE. No lo descartemos.

Sánchez huye del 'cara a cara' con Casado, los cambios bruscos de discurso y las reacciones a lo que proponen sus competidores

La fragmentación de la derecha es un trabajo bien hecho de la propia derecha. Diploma 'cum laudem' a Vox. En Moncloa y Ferraz aplauden con las orejas. Eterno agradecimiento a Santiago Abascal por parte de Sánchez. Mejor dicho: de Iván Redondo, ayuda de cámara del presidente del Gobierno y principal valedor de Vox como quinto participante en los debates televisados durante la campaña electoral.

En Cataluña crece el hastío por la fiebre amarilla y la cantinela independentista. La tensión se ha rebajado gracias a la fractura interna y el 'juidici' televisado. Tras las actuaciones de la Junta Electoral, se remarca la tendencia a salir de la excepcionalidad y volver a la normalidad, con miradas vueltas hacia un catalanismo transversal, moderado y negociador. La apuesta monclovita del diálogo y el miedo al 155 permanente, además, han mejorado las expectativas electorales del PSC. Los socialistas de Iceta suben en las cuatro circunscripciones catalanas.

Casado le canta a Abascal como Rosalía a Vallejo: "Quítate de mi presencia que me estás martirizando/ y a la memoria me traes cosas que estaba olvidando"

En cuanto al 'riverazo' (veto a un eventual apareamiento con el PSOE), que ha sido lo más relevante de la precampaña, todos los expertos en demoscopia consultados por este comentarista coinciden en que a Ciudadanos le está pasando factura. Lo que suma por la derecha (votos robados al PP, sobre todo en política catalana) no le está compensando con lo que pierde por la izquierda: votos robados en su día al PSOE regresan al PSOE huyendo de Vox.

Incluso votantes hasta ahora fieles a Ciudadanos están huyendo de la triple derecha, mientras Pablo Casado le canta a Santiago Abascal como Rosalía a Manuel Vallejo: “Quítate de mi presencia que me estás martirizando/ y a la memoria me traes cosas que estaba olvidando”