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Sentencia del 'procés': la hora de las instituciones
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Antonio Casado

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Sentencia del 'procés': la hora de las instituciones

Como explica Timothy Snyder en su libro 'Sobre la tiranía', “las instituciones no se protegen a sí mismas”. Hay que defenderlas y respetarlas por encima de cualquier querella política o territorial

Foto: El magistrado del Tribunal Supremo Manuel Marchena. (EFE)
El magistrado del Tribunal Supremo Manuel Marchena. (EFE)

Ni los ‘indepes’ de la estación de Sants (Picnic por la República) ni los ultras del desfile en la Castellana (Día de la Hispanidad) van a cambiar la historia. Turno de las instituciones y las leyes, que nos protegen de la arbitrariedad, la demagogia y el populismo.

Es la hora del Tribunal Supremo. Estamos a punto de conocer la 'histórica' sentencia sobre la causa especial 20907/2017, referida a la estrategia político-civil organizada para fracturar el orden constitucional español con el fin de conseguir ilegalmente la independencia de Cataluña, como nuevo Estado en forma de república, así como la indebida utilización de fondos públicos para la ejecución del citado plan.

Según explica Timothy Snyder en su libro 'Sobre la tiranía' (Galaxia Gutenberg, 2017), “las instituciones no se protegen a sí mismas”. Hay que defenderlas, cuidarlas y respetarlas por encima de cualquier querella política o territorial. Y, atención, por encima de cualquier teórico servidor de las mismas (error de muchas personas razonables tras el democrático acceso de Hitler al poder).

Es aberrante el llamamiento de Torra a la "desobediencia institucional" y la confrontación con el Estado si el fallo del 'procés' no es de su gusto

En ese sentido, no tiene desperdicio este párrafo de Snyder: “El error consiste en presuponer que los gobernantes que accedieron al poder a través de las instituciones no pueden modificar ni destruir estas mismas instituciones, aunque eso sea exactamente lo que han anunciado que van a hacer”.

Es aberrante el llamamiento del presidente de la Generalitat, Quim Torra, a la “desobediencia institucional” y la confrontación con el Estado si el fallo judicial por el 'procés' no es de su gusto. Pero más aberrante es quedarse en fase declamatoria por miedo al banquillo, la cárcel o el autodestierro. A Torra le faltó tiempo para matizar que defender la desobediencia institucional no supone intención de practicarla.

“Sin absolución no hay solución”, 'leit motiv' de la desobediencia civil pregonada en bloque por cargos públicos, dirigentes, activistas y seguidores del independentismo, incluidos los medios de comunicación 'institucionales'. La cadena autonómica TV3 se ha convertido en el 'pal de paller' del independentismo, única estructura viva de la república que nunca existió.

La cadena autonómica TV3 se ha convertido en el 'pal de paller' del independentismo como única estructura viva de la república que nunca existió

Todos esos actores del desafío al orden constitucional han estado instalados en la insumisión, la protesta, la aversión a las leyes vigentes, las caceroladas contra el Estado represor, los lazos amarillos y la murga permanente ante una Europa que desoye su aflicción.

Si durante los cinco meses transcurridos desde que comenzó un 'judici' abierto a los ojos del mundo no cesaron las alusiones a los 'presos políticos', la presunta parcialidad del tribunal y la sentencia predeterminada, no van a renunciar ahora a sus planes movilizadores contra una sentencia que será inevitablemente condenatoria en la doble clave mencionada: confrontación y desobediencia.

Pero el obligado acatamiento del fallo judicial (artículo 118 de la CE), así como el deber de hacerlo cumplir por parte de los poderes públicos, es el dogma civil que nos concierne a quienes creemos en la fuerza de la razón y de las instituciones. Los secesionistas estarían felices si la sentencia del 'procés' —sea la que sea, sedición o rebelión, de condenas más o menos duras— fuera un nuevo pretexto de absurdas querellas entre partidos de inequívoca y firme adhesión constitucional.

Ni los ‘indepes’ de la estación de Sants (Picnic por la República) ni los ultras del desfile en la Castellana (Día de la Hispanidad) van a cambiar la historia. Turno de las instituciones y las leyes, que nos protegen de la arbitrariedad, la demagogia y el populismo.

Juicio procés