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Clamor en el PSOE: con independentistas, no
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Antonio Casado

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Clamor en el PSOE: con independentistas, no

Los principales barones socialistas, García-Page y Fernández Vara, ponen voz a un generalizado deseo sobre la necesidad de forjar una mayoría sin independentistas

Foto: Pedro Sánchez y Gabriel Rufián, en el Congreso. (EFE)
Pedro Sánchez y Gabriel Rufián, en el Congreso. (EFE)

Doble moraleja en las declaraciones de Slavenka Drakulic a Ángel Villarino en El Confidencial (“España podría estar ya al borde del caos”). Por un lado, oportuna dosis de recuerdo sobre la deriva violenta del desafío independentista. Por otro, advertencia a Pedro Sánchez sobre los riesgos de pactar con quienes tienen el lanzallamas debajo de la mesa negociadora.

Sostiene la cronista de los Balcanes que “el nacionalismo conduce a la violencia”, que “cuando arden las emociones, la razón y la moral dan un paso atrás”, que “la irrupción de Vox agrava la situación” y, en fin, que “el precio de esto se conocerá a la vista de los resultados, pero entonces ya será demasiado tarde”.

Foto: El presidente de la Generalitat, Quim Torra. (EFE)

No sé si García-Page y Fernández Vara, los dos únicos dirigentes territoriales que gobiernan con mayoría absoluta en el PSOE, han leído las declaraciones de Drakulic, pero el castellanomanchego y el extremeño son igual de concluyentes respecto a la necesidad de no endeudarse con los independentistas catalanes. Ni con unos ni con otros. Y menos cuando JxCAT y ERC se preparan a disputar la primacía en las urnas autonómicas, lo cual exige competir en aversión al enemigo común. De ahí su intención de hacer causa común frente a los deseos de Moncloa de quedarse solo con los 13 escaños de ERC (apoyo o abstención).

Quim Torra y Pere Aragonès han competido estos días en llamamientos a “no aflojar” en las movilizaciones (terrorismo urbano, se mire como se mire) como medio de forzar una negociación Estado-Generalitat, de igual a igual, de Gobierno a Gobierno, qué desatino, con la autodeterminación y la amnistía encima de la mesa.

La deriva violenta del independentismo es un aviso a Sánchez sobre los peligros de negociar con quienes tienen un lanzallamas debajo de la mesa

El insomnio de Sánchez no es tanto por el populismo-leninismo de Iglesias Turrión y compañía, con los que gobierna en seis autonomías, sino por unos facciosos que quieren romper con España por las buenas o por las malas. Y en estas circunstancias es de todo punto oportuno, razonable y sensato que García-Page y Fernández Vara hayan puesto voz al clamor de militantes y votantes del PSOE sobre la necesidad de forjar una mayoría sin independentistas.

Va a ser complicado de por sí gestionar la alianza de dos partidos que “vienen de culturas políticas muy distintas” (Sanchez 'dixit'). Hasta el punto de dejar en estado de “orfandad representativa” a Felipe González, expresidente del Gobierno e histórico líder socialista. Si además constatamos la diferente forma de entender el problema de Cataluña entre PSOE y UP, nos podemos hacer idea de lo que supondría incorporar a quienes trabajan por la Cataluña una, grande y libre divorciada de España.

Quim Torra y Pere Aragonès han competido en llamamientos a "no aflojar" en las movilizaciones (terrorismo urbano, se mire como se mire)

Por tanto, es imperativo que la legislatura nazca recostada en una “mayoría sin independentistas”, como han reclamado el pasado fin de semana el presidente castellanomanchego, García-Page, y el extremeño, Fernández Vara. Los números dan en algunas combinaciones. Por ejemplo, por apoyo o abstención de los 10 diputados de Cs, sin necesidad de despojar al PP de su papel de alternativa como principal partido de la oposición.

En el debate televisado del 4 de noviembre, el ya dimitido Albert Rivera se ofreció a los votantes como presidente del Gobierno. “Y si no lo consigo, me comprometo a facilitar el desbloqueo”. Dicho sea por si se ha olvidado en la descabezada organización.

Doble moraleja en las declaraciones de Slavenka Drakulic a Ángel Villarino en El Confidencial (“España podría estar ya al borde del caos”). Por un lado, oportuna dosis de recuerdo sobre la deriva violenta del desafío independentista. Por otro, advertencia a Pedro Sánchez sobre los riesgos de pactar con quienes tienen el lanzallamas debajo de la mesa negociadora.

Pedro Sánchez Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) Nacionalismo