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¿Está atado Sánchez al palo mayor de la Constitución?
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Antonio Casado

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¿Está atado Sánchez al palo mayor de la Constitución?

El entorno de ERC filtra que habrá investidura en la última semana del año, mientras cunde la sensación de que la estabilidad depende de los desestabilizadores

Foto: El líder del PSOE y presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez. (EFE)
El líder del PSOE y presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez. (EFE)

Para desactivar la insoportable sensación de que la estabilidad está en manos de los desestabilizadores y la gobernabilidad del Estado en manos de quienes buscan reventarlo, necesitamos creer que el presidente en funciones, Pedro Sánchez, sigue atado al palo mayor de la Constitución frente a los cantos de sirena de quienes piden la luna a cambio de ser sus costaleros.

Ayer nos dio motivos para creer. Le recordó al presidente de la Generalitat, Quim Torra, la vigencia del Estado de derecho y, por ende, la independencia del poder judicial. Dos grandes barreras legales frente a las dos grandes exigencias, autodeterminación y amnistía de sus dirigentes presos. En el caso de ERC, convertidas en el precio de su aportación al reenganche de Sánchez como presidente del Gobierno de España.

Sánchez advierte a Quim Torra de que el Estado de derecho y la independencia judicial son barreras insalvables frente a las exigencias independentistas

Primero, la investidura, según los planes de los guionistas de Sánchez. “En la última semana de diciembre”, según están filtrando los de Junqueras, que no quieren seguir quemándose frente a JxCAT. Y luego, el diálogo, “lo antes posible”. Sobre el qué: “conflicto político” de Cataluña. Y sobre el cómo: con “garantías jurídicas”. Lenguaje común, vacío de contenido hasta ahora. ¿Y a partir de ahora?

A partir de ahora, “una mesa de negociación entre gobiernos donde se pueda hablar de todo”, que es la exigencia compartida por las dos versiones del secesionismo catalán, aunque solo una de ellas (ERC) se presta a facilitar la investidura del aspirante a repetir en Moncloa.

El Govern reivindica una relación bilateral con Sánchez y un diálogo "real"

También aquí necesitamos ahuyentar los pensamientos negativos que invitan a salir corriendo de una España cuyo futuro inmediato parece depender de quienes no quieren ser españoles. Hablar de todo no es aceptar todo. Ni siquiera parte, si el consentimiento afecta a cuestiones ajenas al ámbito competencial del Gobierno, desborda los marcos legales o atropella el dogma civil de la separación de poderes.

Claro que Sánchez puede y debe dialogar con el presidente de la Generalitat. Pero quedaríamos más tranquilos si antes advierte públicamente de que, aunque se hable de ello (de todo lo que haga falta), siempre se opondrá al derecho de autodeterminación (referéndum, imposible), a la libertad de los presos con borrado de la huella penal (amnistía) o al condicionamiento de la Fiscalía (la Abogacía del Estado es otra cosa). Porque nada de eso está a su alcance y porque, además, está política y personalmente en contra de semejantes exigencias.

El plan es negociar sobre el "conflicto político" "lo antes posible", pero después de la investidura. Y hablar de todo, que no significa aceptarlo todo

Si, como parece, ERC está dispuesto a dar un empujón a la investidura en la última semana del año, con el solo compromiso socialista de 'hablar de todo' después de constituirse el Gobierno PSOE-UP, Pablo Casado, líder del PP, habría acertado al declarar, después de verse con Sánchez en el Congreso, que el pacto con los independentistas está “atado”.

Lo que no sabemos es si está expresando un deseo o un temor. El miedo de haber acertado en algo indeseable para la salud del país o el deseo de haber acertado para seguir con el insidioso discurso que habla de Sánchez como un peligroso enemigo de la Constitución.

Para desactivar la insoportable sensación de que la estabilidad está en manos de los desestabilizadores y la gobernabilidad del Estado en manos de quienes buscan reventarlo, necesitamos creer que el presidente en funciones, Pedro Sánchez, sigue atado al palo mayor de la Constitución frente a los cantos de sirena de quienes piden la luna a cambio de ser sus costaleros.

Pedro Sánchez Constitución