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Una 'mesa' con serios defectos de fábrica
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Antonio Casado

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Una 'mesa' con serios defectos de fábrica

Hoy se reúne la mesa del "diálogo para el reencuentro" (Sánchez 'dixit'), sin acuerdos a la vista. Solo amagos y simulación, hasta que hablen las urnas catalanas

Foto: El presidente catalán, Quim Torra (i), recibe al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE)
El presidente catalán, Quim Torra (i), recibe al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE)

La cita es esta tarde en Moncloa (16:30), donde también ha entrado la mística. “Diálogo para el reencuentro”, “lo que millones de españoles y catalanes están esperando”, ha dejado escrito el presidente Sánchez. Como si catalanes y españoles fueran categorías distintas y contrapuestas.

Así viene el foro negociador sobre el futuro político de Cataluña. Pero nada bueno puede salir de una mesa con serios defectos de fábrica, altos niveles de contaminación electoral y sin unidad de criterio en ninguno de los lados de la mesa. La distancia entre Carmen Calvo y Manuel Castells no es menor que la distancia entre Quim Torra y Pere Aragonès.

Contaminación electoral y sin unidad de criterio a ambos lados de la mesa. La distancia entre Calvo y Castells no es menor que la de Torra y Aragonès

Todo ello en vísperas del masivo acto de reafirmación soberanista en Perpiñán (Francia), a mayor gloria de Puigdemont, que no es del Govern y está fugado de la Justicia, pero ha logrado colarse con tres personas de su estricta confianza (Puigneró, Artadi y Rius) en la fracturada parte independentista.

No es lo peor de esta mesa del 'reencuentro'. Su principal defecto de fabricación en origen es que una parte se sienta bajo chantaje a la gobernabilidad de España y la otra acude dividida (soberanismo atomizado). Eso convierte al Gobierno en ansioso espectador de una lucha fratricida cuyo desenlace será clave en la supervivencia política de Sánchez.

Unos se sientan bajo chantaje a la gobernabilidad y los otros acuden divididos. El Gobierno se convierte en ansioso espectador de una lucha fratricida

El desenlace va para largo. Antes nos espera un juego de piernas similar al de los boxeadores haciendo guantes en el gimnasio. El intercambio de golpes, solo a modo de entrenamiento, vendrá por cuenta de la agenda, los asuntos a tratar, las prioridades, las fechas, pero ningún acuerdo de fondo va a cerrarse de momento. Tiempo para los amagos y las simulaciones, hasta que las urnas catalanas vuelvan a repartir cartas.

En fase de planteamientos iniciales y declaración de intenciones, se espera que los representantes de JxCAT, consejeros del Govern o no, pidan lo imposible (autodeterminación, amnistía, relator, fin de la represión) para provocar el portazo y presentarse ante el votante como insobornables adalides de la causa frente a la indolencia gradualista de ERC.

El desenlace va para largo. Nos espera un juego de piernas, como el de los púgiles haciendo guantes en el gimnasio, con golpes solo de entrenamiento

Es lo que se espera. Lo que se teme es que el Gobierno, so pena de perder la complicidad de los 13 diputados de ERC en la votación de los PGE, juegue a aparentar la suficiente complacencia para que su socio republicano pueda puntuar en la grotesca carrera de sacos por la primacía del independentismo sin parecer que ha claudicado ante 'los cómplices del 155'.

La pregunta del millón es: ¿qué balance de la reunión de esta tarde entenderá ERC suficiente para apoyar mañana, jueves, el techo de gasto del Estado y, dentro de unos días, al menos con la abstención de sus 13 diputados, la totalidad de los PGE, que es la clave de la estabilidad?

La cita es esta tarde en Moncloa (16:30), donde también ha entrado la mística. “Diálogo para el reencuentro”, “lo que millones de españoles y catalanes están esperando”, ha dejado escrito el presidente Sánchez. Como si catalanes y españoles fueran categorías distintas y contrapuestas.

Pedro Sánchez Cataluña Carles Puigdemont