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Cosas del demonio: covid-19, separatismo y conspiranoia
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Antonio Casado

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Cosas del demonio: covid-19, separatismo y conspiranoia

El gamberrismo científico y el diablo están de moda. Eso ocurre cuando la ignorancia vestida de Prada irrumpe en el caótico mundo de las redes sociales

Foto: Antonio Cañizares, durante la homilía del pasado domingo en la basílica de Valencia.
Antonio Cañizares, durante la homilía del pasado domingo en la basílica de Valencia.

El arzobispo Antonio Cañizares dedicó su homilía del sábado en la catedral de Valencia a glosar la última obra del diablo: una vacuna contra el coronavirus con base en células de fetos abortados. Nunca imaginé que la casa de Dios pudiera convertirse en caja de resonancia de un bulo, ni que en el programa radiofónico 'Más de Uno', donde Alsina, acabaríamos hablando del demonio como una figura más de la actualidad.

Si cruzamos la reaparición del maligno con las teorías de la conspiración sobre la dominación del mundo, por control simultáneo de la plaga y su remedio, tendremos sobrados motivos para tirarnos por la ventana. O para seguir hablando solos, como en el soliloquio de Machado sobre el hombre que “espera hablar a Dios un día”. Siempre será una forma más civilizada y menos agresiva de curarse del estupor.

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Llueve sobre mojado. No solo monseñor Cañizares nos previene del 'revival' del demonio en plena pandemia. El presidente de la Universidad Católica de Murcia, José Luis Mendoza, ha reconocido en el fundador de Microsoft, Bill Gates, y el magnate George Soros, a dos inconfundibles “servidores de Satanás” que se preparan para aborregar a la población mundial aprovechando la nueva infraestructura tecnológica (5G) y la instalación de microchips en la venidera vacuna contra el virus.

Leña civil al fuego de la conspiranoia. Los cantantes Miguel Bosé y Enrique Bunburi incendian las redes sociales con la hipótesis extravagante de que la pandemia ha sido creada por unos nuevos sabios de Sión, a imagen y semejanza de aquella cósmica difamación antisemita de principios del siglo XX, basándose en unos protocolos inaccesibles. Un siniestro poder en la sombra destinado a dominar el planeta por supresión de las libertades individuales mediante el llamado 'polvo inteligente' (sistema de micropartículas transmisoras de órdenes dictadas por los nuevos dueños del mundo).

El exministro del Interior Jorge Fernández Díaz asegura que el papa Benedicto XVI le dijo hace cinco años que "el demonio quiere destruir España"

Ítem más. El exministro del Interior Jorge Fernández Díaz ha compartido con nosotros la profética confidencia que le hizo el papa Benedicto XVI respecto a la cuestión catalana, hace cinco años por estas fechas, en un monasterio de los Jardines Vaticanos. Dice que Ratzinger le alertó frente al separatismo como expresión de diabólicas intenciones: “El demonio quiere destruir España por los servicios prestados a la Iglesia de Cristo”.

Al parecer, el ya entonces Papa emérito mencionó la evangelización americana, la contrarreforma y la persecución sufrida por los católicos durante nuestra Guerra Civil. Y, ya metidos en harina, le dio una receta para vencer al diablo en la batalla contra el independentismo catalán: “Humildad, oración, sufrimiento y devoción a la santísima Virgen”. Tiembla, Rufián. Y espero que la admonición del expapa de Roma no haya pillado rezando el rosario a Torra y Junqueras, que son hombres de profundas convicciones católicas.

Foto: José Luis Mendoza, a la izquierda, en una foto de archivo durante un acto relacionado con el club de baloncesto de la UCAM. (Foto: EFE)

Todo esto es lo que ocurre cuando la ignorancia vestida de Prada se hace seductora en el caótico mundo de las redes sociales. En forma de “mitos compartidos”, como diría Harari, o teorías alternativas a la ciencia oficial.

El gamberrismo científico se contagia tan fácilmente como el coronavirus. Desmontarlo luego es más difícil, cuando el daño está hecho. Como el veneno envasado en papel de seda. Como el diablo disfrazado de ángel entre quienes abrazan la fe monoteísta de un dios omnipotente sin despegarse del dualismo religioso que necesita creer simultáneamente en el bien y el mal, el cielo y el infierno, el Cristo y el Anticristo.

Prefiero el dualismo civil. El de la verdad frente a la mentira. Y en vísperas de una nueva frontera en la vida de El Confidencial, sepan ustedes que siempre estaremos en el lado correcto de esa barricada.

El arzobispo Antonio Cañizares dedicó su homilía del sábado en la catedral de Valencia a glosar la última obra del diablo: una vacuna contra el coronavirus con base en células de fetos abortados. Nunca imaginé que la casa de Dios pudiera convertirse en caja de resonancia de un bulo, ni que en el programa radiofónico 'Más de Uno', donde Alsina, acabaríamos hablando del demonio como una figura más de la actualidad.

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