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El grito de Trimiño: ¡con Bildu, no!
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Antonio Casado

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El grito de Trimiño: ¡con Bildu, no!

El nuevo líder de las Juventudes Socialistas de Euskadi ha sido desautorizado por criticar el acercamiento del PSOE a una fuerza incapaz de condenar los asesinatos de ETA

Foto: El nuevo secretario general de las Juventudes Socialistas de Euskadi, Víctor Trimiño (i). (EFE)
El nuevo secretario general de las Juventudes Socialistas de Euskadi, Víctor Trimiño (i). (EFE)

De la “conciencia virgen de las nuevas generaciones españolas” (Julián Zugazagoitia) nace el ya silenciado grito de Víctor Trimiño (Burgos, 1992), el flamante secretario general de las Juventudes Socialistas de Euskadi: “Desde el punto de vista ético, Bildu no es una fuerza política más. Nunca lo será si no condena los 850 asesinatos de ETA y sigue ensalzando a quienes los cometieron”.

Me alegró el día este españolito que viene al mundo le guarde Dios, etc., tan perplejo como yo por la distraída mirada socialista al pasado de Bildu. Se ha estrenado en el cargo pronunciándose contra el blanqueo de ese sobrevenido compañero de viaje del PSOE. Y, por ser más precisos, contra quienes relativizan el valor de una vida humana.

Trimiño ha tenido el coraje de llamar por su nombre a los asesinos de vidas y de razones (ay, Llach) adheridos a las siglas de ETA. Fascismo puro y duro

La alegría me duró un minuto. Eso tardó la dirección del Partido Socialista de Euskadi en desautorizarle. Por “inexperto”. Como si la experiencia consistiera en dejar la defensa de los valores para mejor ocasión, cuando el PSOE no necesite los cinco asientos de Bildu en el Congreso y los tres en el Gobierno de Iñigo Urkullu. Al dirigente juvenil le aconsejan evitar los “desahogos” y las “opiniones políticas personales”. ¿Acaso es opinable la defensa de los derechos humanos?

En pleno debate sobre si la serie televisiva 'Patria' ignora indebidamente, o no, el contexto político del terrorismo etarra (motivaciones nacionalistas, se entiende), a propósito de la viscosa batalla por el 'relato', Trimiño ha tenido el coraje de llamar por su nombre a los asesinos de vidas y de razones (ay, Lluís Llach) adheridos a las siglas de ETA. Fascismo puro y duro, lleven la marca de la derecha o de la izquierda.

Foto: Víctor Trimiño, junto a Idoia Mendia, en el Congreso de las Juventudes Socialistas de este domingo que le proclamó secretario general. (PSE)

El grito de Trimiño se ha manifestado claramente contra cualquier intento de blanquear a la extrema derecha “racista” y “xenófoba”, pero también contra el intento de normalizar o blanquear a una fuerza política incapaz de condenar los asesinatos de ETA. Una forma de recordar a sus jefes la necesidad de invocar “valores democráticos que creíamos consolidados y ahora se están poniendo en duda”. El primero de todos, “el valor supremo de la vida humana” como superior e innegociable premisa de cualquier proyecto político respetable.

¿Quién puede escandalizarse ante tan elemental reivindicación?

Pues haberlos, haylos. En las redes, algunos necios acusan a Trimiño de estar llamando a las puertas de la ultraderecha. Y en su propio partido le han pedido que se abstenga de explicarse en los medios de comunicación sobre su discurso del domingo pasado en San Sebastián, donde criticó el intento de Moncloa por conseguir el apoyo de Bildu a los PGE: “Ninguna necesidad aritmética justifica tratar como un partido más a quien no lo es desde el punto de vista ético”.

En las redes, algunos necios acusan a Trimiño de estar llamando a las puertas de la ultraderecha. Y en su propio partido, le tachan de inexperto

Y en ese punto es imposible disociar el grito del joven dirigente socialista de otras formas de malversar las raíces del partido fundado por Pablo Iglesias (1850-1925), por cierto, una figura invisibilizada por homónima expropiación de quien hoy se sienta junto a Sánchez en el Consejo de Ministros.

Como invisible se ha hecho la figura de Julián Zugazagoitia, el que fuera diputado vasco y director de 'El Socialista', detenido por la Gestapo en Francia (1940) y pasado por las armas en Madrid. Sí, pero el sanchismo no reacciona cada vez que el cargante victimismo de los independentistas glorifica a Lluís Companys, como si hubiera sido el único en sufrir la represión franquista.

De la “conciencia virgen de las nuevas generaciones españolas” (Julián Zugazagoitia) nace el ya silenciado grito de Víctor Trimiño (Burgos, 1992), el flamante secretario general de las Juventudes Socialistas de Euskadi: “Desde el punto de vista ético, Bildu no es una fuerza política más. Nunca lo será si no condena los 850 asesinatos de ETA y sigue ensalzando a quienes los cometieron”.

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