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Antonio Casado

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Iglesias no sale en la foto con los inversores

Media docena de ministros participan en el Spain Investors Day (SID) que hoy inaugura el Rey. Ninguno de ellos pertenece al grupo tutelado por el vicepresidente

Foto: El vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias. (EFE)
El vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias. (EFE)

La pandemia deja la economía española al borde del coma, que esperamos superar con vacunación y ayudas multimillonarias de la UE, aunque el sistema seguirá siendo muy vulnerable. El golpe de Filomena al comercio minorista se suma estos días aciagos como una señal más del preexistente agujero. Una pérdida de riqueza sin precedentes desde la Guerra Civil.

Según los expertos, del agujero saldremos más tarde de lo previsto por bien que hagamos los deberes: vacunas, fondos europeos y reformas pendientes. Deprisa, deprisa, antes de que Bruselas decrete en 2022 el fin de la alegría expansiva de 2021. Pero no habrá remontada si no funciona la palanca inversora, que en España está bajo mínimos. Los analistas coinciden en utilizar la palabra 'hundimiento' al hablar de la inversión privada como vector decisivo en un proceso de reactivación.

Se trata de curar los daños reputacionales por la presencia de un partido que ve el Ibex como poder que ahoga a los de abajo y maneja a los de arriba

La desconfianza del inversor es lo que le faltaba a la economía nacional para redondear el penoso honor de sufrir el mayor desplome de la eurozona. Y dar por recibida la señal nos remite a la dañada imagen del país ante los inversores internacionales que, por si ustedes lo ignoraban, controlan más de la mitad de las empresas del Ibex.

En esas estábamos cuando supimos que media docena de ministros van a participar en la XI edición del Spain Investors Day (SID) que hoy inaugura su presidente de honor, el rey de España. Ninguno de ellos pertenece al grupo liderado por Iglesias. Se entiende. Sánchez quiere ofrecer la mejor cara de su Gobierno y por eso ha vetado la presencia del vicepresidente y los ministros de UP. Así, Podemos queda fuera de la foto del prestigioso foro internacional que cruza en Madrid las grandes empresas españolas con más de 200 inversores de todo el mundo.

Foto: El vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias (i), conversa con el presidente del BBVA, Carlos Torres (i), junto con el ministro de Seguridad Social, José María Escrivá. (EFE) Opinión

Conviene prestarle atención. Moncloa da mucha importancia al componente intangible del asunto. Juega la imperiosa necesidad de curar los daños reputacionales causados por la presencia de una fuerza populista que ve el Ibex como el poder oscuro que ahoga a los de abajo y maneja a los de arriba. De hecho, en el idiotismo verbal podemita, el PSOE era “partido del Ibex” antes de encamarse con UP.

Si se trata de desmentir ante el mundo que España vaya escasa de certidumbres, seguridad jurídica y estabilidad política, me parece una decisión acertada. Siempre que no sea pura simulación cosmética, sino paso adelante hacia el convencimiento de que Podemos es un cuerpo extraño en el Gobierno de Pedro Sánchez, por sus aportes claramente desestabilizadores cuando no insurreccionales.

Nos jugamos la reputación de grandes empresas españolas y la credibilidad de un Gobierno apoyado en fuerzas que ahuyentan a los inversores

Hoy veremos junto al Rey (la presencialidad no estaba decidida a media tarde de ayer) a los ministros Escrivá y Reyes Maroto. Mañana, a la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, y a las ministras Teresa Ribera y González Laya, amén de una esperada intervención del gobernador del Banco de España, Hernández de Cos, mañana por la tarde. Hasta el alcalde de Madrid, Martínez-Almeida (PP), tendrá su sitio en la foto con los inversores de todo el mundo.

Pero ni rastro de Iglesias y sus tutelados ministros en dos jornadas que Moncloa quiere aprovechar para presumir de transparencia sobre nuestra realidad económica, a sabiendas de que están en juego la reputación de las grandes empresas españolas y la credibilidad de un Gobierno apoyado en fuerzas que ahuyentan a los inversores cuando cuestionan la legitimidad del vigente sistema político, relativizan el derecho de propiedad privada, simpatizan con el chavismo y se dejan llevar por la voracidad regulatoria. Es lo que hay.

La pandemia deja la economía española al borde del coma, que esperamos superar con vacunación y ayudas multimillonarias de la UE, aunque el sistema seguirá siendo muy vulnerable. El golpe de Filomena al comercio minorista se suma estos días aciagos como una señal más del preexistente agujero. Una pérdida de riqueza sin precedentes desde la Guerra Civil.

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