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Candidato Illa: con brocha y sin escalera
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Antonio Casado

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Candidato Illa: con brocha y sin escalera

Como en el cuento de la lechera, al ministro de Sanidad se le rompió el cántaro que los sondeos venían llenando de votos

Foto: El ministro de Sanidad, Salvador Illa. (EFE)
El ministro de Sanidad, Salvador Illa. (EFE)

Los cálculos del Estado Mayor de Sánchez se convierten en papel mojado tras la reunión de los partidos con base parlamentaria que ayer reclamaron del Govern una nueva fecha para las elecciones catalanas. Se impuso el miedo del independentismo al retroceso electoral sobre la expectativa ganadora de los socialistas. En nombre de la salud de los votantes, las urnas del 14-F se trasladan al 30 de mayo con el voto en contra del PSC.

No lo justifica el precedente gallego y vasco (aplazamiento a julio, que entonces sí defendieron los socialistas) porque en la fecha prevista, 5 de abril, estaba vigente un confinamiento general y porque todos los partidos estuvieron de acuerdo en aplazarlas. Se quedó solo ayer el PSC en su propia contradicción, aunque estuvo dispuesto a aceptar un mes de demora, para ir a las urnas en vísperas de la Semana Santa. Así que el candidato de Moncloa se ha quedado suspendido en el aire. Con la brocha, pero sin escalera. Como en el cuento de la lechera, al ministro de Sanidad se le rompió el cántaro que los sondeos venían llenando de votos. "Efecto Illa", lo veníamos llamando.

Los gurús del independentismo habrían tenido difícil mantener las elecciones a la presidencia de la Generalitat un minuto después de aplazarse las elecciones a la presidencia del Barça. Si las razones pandémicas valen de coartada en lo uno también valen en lo otro. Y si además es bueno para la causa de la Cataluña una, grande y libre, mejor que mejor.

Para los gurús del independentismo, si las razones pandémicas valieron para aplazar las elecciones del Barça también valen para las de la Generalitat

Fuera de bromas, no permitamos que un problema menor tape uno mayor. El debate sobre la conveniencia de aplazar o no las elecciones catalanas es de menor cuantía frente al temido colapso de la economía nacional por un eventual confinamiento de la población similar al de la primavera de los balcones. Se hace cada vez más verosímil en plena escalada de malas noticias sobre contagios, hospitalizaciones y fallecimientos.

Frente a esa amenaza real, carece de importancia la cuestión del aplazamiento por tres meses de unos comicios autonómicos. Por muchas vueltas que demos a los consabidos argumentos legales o de salud pública, siempre desembocaremos en la baja calidad de la clase dirigente, con líderes políticos que proponen soluciones distintas a problemas idénticos en función de sus respectivas conveniencias.

Costará entender el artificial debate de ayer en la mesa de partidos sobre una cuestión contingente si realmente nos guiamos por principios, que son permanentes y universales, como los derechos a la salud y al sufragio. Y no hay quien se crea los rasgados de vestiduras de quienes pretenden elevar a categoría la revisión de una fecha electoral mediante atrevidas extrapolaciones, como la del PSC de Iceta: "Suspender las elecciones es suspender la democracia". O la del ministro Ávalos: "Las urnas son el corazón de la democracia".

Foto: El vicepresidente del Govern, Pere Aragonés, y la 'consellera' de la Presidencia, Meritxell Budó. (EFE)

Hombre, no hace falta ponerse tan estupendos por el aplazamiento de unas elecciones en un país que ha vivido cuatro años tontos de permanente interinidad (2015-2019). La democracia es algo más que una fecha de urnas. Más escandaloso parece que el ministro de Sanidad relativice el riesgo del amontonamiento social para la salud pública si el amontonamiento le favorece como candidato a la presidencia de la Generalitat.

¿Y qué decir del bloque independentista como determinante del aplazamiento? Lógico, controlando como controlan los resortes del poder en Cataluña. Su misión en la vida es apedrear al represor Estado porque las leyes españolas no los dejan votar, y cuando se lo permiten se escudan en la salud de los votantes para no hacerlo. Pero no ha sido la pandemia sino las encuestas lo que de repente los llevó a congelar temporalmente el derecho de sufragio ¿O alguien lo duda?

Los cálculos del Estado Mayor de Sánchez se convierten en papel mojado tras la reunión de los partidos con base parlamentaria que ayer reclamaron del Govern una nueva fecha para las elecciones catalanas. Se impuso el miedo del independentismo al retroceso electoral sobre la expectativa ganadora de los socialistas. En nombre de la salud de los votantes, las urnas del 14-F se trasladan al 30 de mayo con el voto en contra del PSC.

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