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La 'marcha verde' de Oriol Junqueras
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Antonio Casado

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La 'marcha verde' de Oriol Junqueras

Una mayoría incontenible del 'autodeterminismo' en las urnas sería imparable y el Estado no tendría fuerza moral para disparar sus armas legales, según el líder de ERC

Foto: El presidente de ERC, Oriol Junqueras. (EFE)
El presidente de ERC, Oriol Junqueras. (EFE)

Junqueras viscoso y Sánchez imprevisible. Así no hay forma de adivinar el futuro. No hace mucho, el presidente del Gobierno apostaba por el cumplimiento íntegro de las penas, mientras el penado líder de ERC decía mirando a Madrid que se metieran el indulto por la bandera del Japón. ¿Quién se atreve a descifrar el mañana del conflicto catalán sobre las posiciones de estas dos inciertas figuras de la política nacional?

Aunque Oriol Junqueras lo venda como generosa aportación a la concordia, no hace nada del otro jueves al aplaudir el indulto, pues nadie mira el diente al caballo regalado. Y la unilateralidad es una opción abocada a la cárcel, al autodestierro o a la inhabilitación, solo cuando fracasa por falta de apoyos.

Foto: Imagen: El Confidencial Diseño / Learte Opinión
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¿Reniega de ella en su coreada carta paulina? No. Reniega de las estrategias perdedoras. Las replantea, aunque esta vez espera tener la complicidad del Gobierno (referéndum de autodeterminación pactado) y una mayoría imparable, digan lo que digan las leyes del Estado.

Es difícil, pero no imposible, tumbar el dogma de la “indisoluble unidad de la nación española”, si lo intentan al menos 210 diputados

Entiende que la unilateralidad ejercida en el pasado por vías “no deseables”, como la que él mismo reclamó de Puigdemont aquel malhadado 10 de octubre de 2017, está condenada al fracaso. Pero una 'marcha verde' del 'autodeterminismo' en las urnas (60%, 70%, 80% de los catalanes) sería incontenible y acabaría con el debate. Contra semejante volquete de voluntades, el Estado no tendría fuerza moral para disparar sus armas legales, según la doctrina Junqueras.

Se mire como se mire, eso es volver a las andadas, aunque por distinto camino, incluida la desobediencia civil, salvo que el soñado ensanchamiento de la base poblacional a favor de un referéndum de autodeterminación asumiera los procedimientos reglados de una modificación constitucional (mayoría reforzada). Es difícil, no imposible, tumbar el dogma civil de la “indisoluble unidad de la nación española”. Se trata de que el independentismo catalán contagie a 210 diputados del Congreso. En ese sentido, Junqueras deja la pelota a los pies del Gobierno cuando apuesta por el referéndum pactado (vía escocesa). Cuenta con Sánchez. Y ahí es donde, así como aquel reclama la república de Cataluña por una u otra vía (el pasado mes de enero volvía a ponerlo negro sobre blanco en declaraciones a El Confidencial), a Sánchez le da pereza insistir hasta ponerse pesado en que dentro del marco legal, todo, y fuera del marco legal, nada.

Foto: José Luis Ábalos, María Jesús Montero, Yolanda Díaz y Ione Belarra. (EFE)

Se entiende que la apuesta de Moncloa por la pacificación haya mejorado en las últimas horas con las aportaciones de ERC, las grandes centrales sindicales y las tesis de los abogados del Estado sobre la 'utilidad pública' de los indultos. Es oxígeno para Sánchez que los españoles de buena fe entiendan que el pulso del independentismo al menos está perdiendo agresividad gracias a la agenda del reencuentro. Pero los antecedentes y el sentido común aconsejan esperar a que los hechos confirmen siquiera eso, la retirada del componente de chantaje que sobre la parte ofendida tiene ese 'ho tornarem a fer' que inspira a la coalición gobernante de la Generalitat.

Es oxígeno para Sánchez que los españoles crean que el pulso del independentismo pierde agresividad gracias a la agenda del reencuentro

La eventual sinceridad de Junqueras en su presunto deseo de desinflamar el conflicto es subversiva en el pacto ERC-JxCAT-CUP. De momento, la portavoz de JxCAT, Elsa Artadi, ha recordado que esa alianza no excluye ninguna salida al conflicto ni renuncia a ninguna vía de acceso a la independencia de Cataluña, incluida la desobediencia civil.

Por ahí puede empezar a venir la decepción de quienes han celebrado como un paso de gigante el aplauso de Junqueras a los indultos y su aparente renuncia a la unilateralidad. En mi opinión, no hay motivo para celebrar nada, pero me gustaría estar equivocado.

Junqueras viscoso y Sánchez imprevisible. Así no hay forma de adivinar el futuro. No hace mucho, el presidente del Gobierno apostaba por el cumplimiento íntegro de las penas, mientras el penado líder de ERC decía mirando a Madrid que se metieran el indulto por la bandera del Japón. ¿Quién se atreve a descifrar el mañana del conflicto catalán sobre las posiciones de estas dos inciertas figuras de la política nacional?

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