Sánchez y Casado, al rincón de pensar

La sombra negra de una judicatura contaminada por el mangoneo de los partidos planea sobre la apertura del año judicial. En vísperas del solemne acto, que presidirá este lunes el rey, Felipe VI, se reaviva el culebrón del CGPJ, cuyo mandato caducado sigue pendiente de renovación mil días después.

Pedro Sánchez y Pablo Casado deberían ser enviados al rincón de pensar. Este, por obstruccionismo. Y aquel, por su incapacidad de llevar la iniciativa y jugar con blancas en el ejercicio del poder ¿Para cuándo un "segundos, fuera"?, ¿para cuándo una sentada 'face to face' que visualice el sentido de Estado del que gobierna y el que aspira a gobernar?

Las preguntas anidan en la insoportable sospecha de que Moncloa prefiere adornarse en la cerrazón del PP antes que resolver el problema. Véase cómo Gobierno y PSOE capitalizan la última salida de tono de Casado reclamando la destitución del ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, por supuestos "ataques a la democracia y al estado de derecho". Qué barbaridad.

La pedrada contra Bolaños es inadmisible. Refleja la tendencia a romper la baraja. Una patológica forma de hacer política

El líder del PP denuncia la conducta "totalitaria" de Bolaños por la mera adhesión del ministro al dogma civil de que todos los poderes del Estado emanan del pueblo. También el poder judicial. Una obviedad. Lo dice Bolaños y lo dice la Constitución, tanto en su parte declarativa como en el desarrollo legal del principio aplicado a la elección de doce vocales del CGPJ. Está claro: el poder legislativo no ha querido hacer de la Judicatura un Estado dentro del Estado.

La pedrada contra el ministro es inadmisible. Refleja la tendencia a romper la baraja en asuntos de Estado. Es una patológica forma de hacer política, como bloquear con perecederos argumentos el funcionamiento de los órganos constitucionales. Mal camino lleva Pablo Casado si gestiona a base de garrotazos al Gobierno su ahora relativa ascensión en las encuestas.

Más florete y menos zancadillas. A los más motivados les remito al ejemplar debate librado el 6 de marzo de 1985 en la comisión de justicia del Congreso entre los diputados Juan María Bandrés (Euskadiko Ezquerra) y José María Ruiz Gallardón (Alianza Popular) sobre la cuestión de fondo que treinta y seis años después entretiene a vivaces tertulianos y finos analistas casi en los mismos términos. Y sin casi.

Mal camino lleva Casado si gestiona a base de garrotazos al Gobierno su ahora relativa ascensión en las encuestas

La cuestión, que también divide a los profesionales de la Judicatura, es si deben ser los jueces quienes elijan a los 12 jueces del CGPJ, como antes de la famosa "enmienda Bandrés" y como sostiene el PP bajo amenaza de bloquear su renovación. O, por el contrario, deben ser el Congreso y el Senado los que, como desde 1985, sigan eligiendo por mayoría de 3/5 a los veinte vocales, jueces (12) y no jueces (8).

Con su derivada partidista cosida al principio de oportunidad (oportunismo, más bien). A saber: ¿Es razonable que se utilice una cuestión de fondo, en todo caso revisable (o no) en sede parlamentaria, donde reside el poder legislativo, como excusa de un bloqueo que está afectando gravemente al funcionamiento de muchos tribunales con la presidencia vacante?

Evidentemente, no.