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Puigdemont e Iglesias, dos juguetes rotos
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Antonio Casado

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Puigdemont e Iglesias, dos juguetes rotos

Reinas por un día, se diga lo que se diga sobre la capacidad desestabilizadora de uno y la ambición del otro. Sus respectivas hojas de servicio no dan más de sí

Foto: Pablo Iglesias y Carles Puigdemont. (EFE)
Pablo Iglesias y Carles Puigdemont. (EFE)

Dos juguetes rotos quieren salir del trastero. La reaparición de Carles Puigdemont en Cerdeña, gracias a la policía italiana de fronteras, y la de Iglesias Turrión en Rivas Vaciamadrid, gracias al centenario del Partido Comunista de España, los convierte en reinas por un día. Por un día, se diga lo que se diga sobre la capacidad desestabilizadora de uno y la ambición de otro. Las respectivas hojas de servicios no dan más de sí.

Mucho ruido y pocas nueces en torno al prófugo de Waterloo, cada vez más aislado en el Parlamento Europeo, que le retiró la inmunidad a finales del pasado mes de julio. En Cataluña, sus socios de ERC le jalean con palabras y le apagan los faroles con hechos (la manifestación de solidaridad prevista para el domingo se aplaza y se diluye en la del 1-O).

Lo vamos a ver más claro en el debate de política general que mañana comienza en el Parlament. El presidente de la Generalitat se lo advirtió el sábado en una breve conversación, allí mismo, en Alguer, antes de que sus caminos volvieran a bifurcarse. Con palabras de Oriol Junqueras, máximo líder de ERC, Aragonès le pasó el recado: "Romper con el Gobierno español no ayudaría nada y lo empeoraría todo".

En capacidad de convocatoria, Puigdemont ha sido derrotado por la Mercè. El botellón motiva más que la independencia

Respecto a la capacidad de convocatoria, procede recordar que Puigdemont ha sido derrotado escandalosamente por la Virgen de la Mercè. El lanzallamas cambió de bando y el botellón motiva más que la independencia de Cataluña. Un fin de fiesta tras el agobiante paso de la pandemia y el 'procés' con los mismos desahogos de la juventud catalana en forma de vandalismo, detenciones, saqueo y violentos enfrentamientos con la policía, pero ya sin esteladas.

No hay futuro para los enajenados por una patria o una ideología. En eso se parece Iglesias a Puigdemont, aunque los hechos están demostrando que tira más el identitarismo que la sociedad sin clases. En los años de plomo de la invasión nazi, el mismísimo Stalin apeló a la 'madre Rusia' y no a la dictadura del proletariado para animar el ardor guerrero de los soldados frente a las tropas alemanas.

Iglesias no ha tenido que pasar por semejantes trances. Pero su discurso le delata. Asaltar los cielos del poder simple le motivó más que resolver los problemas de los ciudadanos (eso le separó de Errejón). Ya libre de las ataduras del poder (“Aprovecharé que ya no tengo que modular mi discurso”), nos acaba de regalar una implícita adhesión al comunismo, al celebrarse el centenario de la fundación del PCE. Eso le coloca en la ya anacrónica huella de una malograda causa revolucionaria. “Revolución traicionada”, que dijo Trotski, el primer gran líder comunista eliminado por el comunismo.

Ya libre de las ataduras del poder, Iglesias nos regala una implícita adhesión al comunismo, al celebrarse el centenario del PCE

Aunque fueron primos hermanos de fascismo como método de dominación de los individuos, Stalin tuvo más suerte que Hitler en los anales del siglo XX. El estalinismo salió bien parado en la mirada distraída de muchos intelectuales durante los años de plomo (hasta la llegada de Kruschev). Y eso permite al exlíder de Podemos atribuir impunemente “voluntad de Estado” (“propia de la tradición comunista”, dice) a unos referentes (Díaz, Comorera, Pasionaria, Caridad Mercader, Mije, el primer Carrillo…) que quisieron convertir la república 'burguesa' de 1931-1939 en un satélite de la Unión Soviética.

El 'tradicional' sentido de Estado de los comunistas españoles, pues, es similar al de los independentistas catalanes. Y con el mismo grado de tolerancia hacia el discrepante. En ese sentido, Puigdemont es el ejemplo mejor acabado del frente antiespañol con acreditada aversión a la ley, la democracia, la Constitución y el Estatut ¿Qué se puede esperar de un prófugo que va de virgen ofendida por cinco minutos de cárcel en Italia, y antes en Alemania, cuando sus compañeros de la aventura golpista de 2017 se quedaron en Cataluña a sabiendas de que les esperaban unos cuantos años entre rejas?

Ergo, prefiero que Iglesias y Puigdemont sigan en el trastero, aunque sea en esquinas diferentes. En sueños, uno repetirá los salmos habituales contra el represor Estado español y el otro seguirá diciendo que cayó por frenar la entrada de Ciudadanos en la ecuación del poder, no por haber hecho el ridículo en las elecciones madrileñas del 4 de mayo. Dos genios asintomáticos listos para un 'reality', no para volver a la política nacional.

Dos juguetes rotos quieren salir del trastero. La reaparición de Carles Puigdemont en Cerdeña, gracias a la policía italiana de fronteras, y la de Iglesias Turrión en Rivas Vaciamadrid, gracias al centenario del Partido Comunista de España, los convierte en reinas por un día. Por un día, se diga lo que se diga sobre la capacidad desestabilizadora de uno y la ambición de otro. Las respectivas hojas de servicios no dan más de sí.

Carles Puigdemont Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) Oriol Junqueras Parlamento de Cataluña