Es noticia
Por qué Casado no resucitará al tercer día como Sánchez
  1. España
  2. Al Grano
Antonio Casado

Al Grano

Por

Por qué Casado no resucitará al tercer día como Sánchez

Lo del PSOE fue rebelión de militancia contra aparato. Pero Casado está solo ante aparato y militancia

Foto: El líder del PP, Pablo Casado. (EFE/J. Casares)
El líder del PP, Pablo Casado. (EFE/J. Casares)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Me reitero en la ecuación formulada en mi último comentario: García Egea cae, Pablo Casado se tambalea, Ayuso pasa a la antesala de la Fiscalía y Feijóo se quita el traje de bombero para ponerse el de aspirante creíble a la Moncloa previo paso por un congreso extraordinario.

Después de la dimisión de su secretario general, Casado queda a la intemperie en vísperas de la junta directiva (órgano depositario de la voluntad del partido) convocada para la semana que viene. ¿Acaso pretende volver a postularse? Lo pretenda o no —apuesten a que no—, todo el mundo, militantes, dirigentes, barones, alcaldes, parlamentarios, etc., ya lo ve como un peso muerto, al margen de que la despedida se produzca antes o después de convocarse el congreso extraordinario.

Foto: Casado y García Egea en el Congreso. (EFE/Kiko Huesca)

Tan es así que entre avispados contertulios y finos analistas ya circula un mal traído paralelismo entre las desgracias de Casado en el PP y las sufridas en su día por Pedro Sánchez en el PSOE. Es decir, una fábula de la muerte y resurrección del líder del PP, Pablo Casado, inspirada en la muerte (1 de octubre de 2016, comité federal de Puerto Urraco) y resurrección (primarias del 22 de mayo de 2017) del líder del PSOE, Pedro Sánchez.

Ni por lo más remoto. Odiosa comparación. La lógica aparente del argumento (si lo hizo uno, ¿por qué no lo puede hacer el otro?) se estrella con las muy diferentes circunstancias de tiempo, lugar, generacionales, políticas e ideológicas.

Casado no es Sánchez, el PP no es el PSOE y en nada se parecen los tiempos que corren

Casado no es Sánchez, el PP no es el PSOE y en nada se parecen los tiempos que corren. Pablo Casado no resucitará al tercer día, como resucitó Sánchez. Por muchas razones. La principal: lo del PSOE fue una rebelión de la militancia contra el aparato, con un componente generacional. En el caso del PP, Casado se quedó solo ante los cuadros del partido y la militancia.

Con la inestimable colaboración de Susana Díaz, paseada a hombros de las viejas glorias del PSOE, Sánchez resurgió de sus cenizas enarbolando la bandera de lo nuevo contra lo viejo (en algunas agrupaciones se quemaron fotos de Felipe González), mientras la reprobación de Casado se agota en el desacierto de sus decisiones hacia fuera y hacia dentro del partido.

Los de Sánchez hablaban de un PSOE rendido al PP. Los de Javier Fernández, presidente entonces de una comisión gestora, hablaban de facilitar la gobernación (abstención en la investidura Rajoy) por razones de Estado.

La aversión sanchista al 'viejo PSOE' (Felipe, Rubalcaba, Bono, Guerra, Almunia, Solana, etc. eran el pasado) en nada se parece a la aversión de Casado a Díaz Ayuso. Casado y su número dos escandalizaron a su gente desmintiendo el viejo dicho de que “perro no come carne de perro”. Los suyos, hasta los más afines, que han ido desertando al paso de las horas, no perdonan que pusieran a la presidenta madrileña a los pies de los caballos que monta el adversario político.

Foto: Los presidentes de Murcia, Fernando López Miras, de Andalucía, Juanma Moreno, de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, y de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco. (EFE/Miguel Ángel Molina)

A eso han llegado los equipos dirigentes de la calle Génova en su empeño adjetivo de desactivar a la presidenta madrileña, al precio de aparcar el empeño sustantivo de hacerse creíbles como alternativa de poder a escala nacional.

Ni por lo más remoto puede encontrarse un caso semejante en la operación de acoso y derribo al líder del PSOE en octubre de 2016 ni en el reglamentado enfrentamiento de mayo de 2017. Unas primarias entre Sánchez y Susana Díaz, claramente ganadas por aquel por 10 puntos de diferencia. Una victoria del sanchismo clara, contundente, inequívoca, que repuso en el pedestal al actual presidente del Gobierno.

Ninguna señal permite pensar que el fenómeno podría repetirse en el caso de Casado, al que propios y extraños daban por liquidado en la intensa jornada de ayer.

Me reitero en la ecuación formulada en mi último comentario: García Egea cae, Pablo Casado se tambalea, Ayuso pasa a la antesala de la Fiscalía y Feijóo se quita el traje de bombero para ponerse el de aspirante creíble a la Moncloa previo paso por un congreso extraordinario.

Pablo Casado Partido Popular (PP)
El redactor recomienda