Al Grano
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Feijóo y la calima de Vox sobre su cabeza
Al contrario de lo dicho en su día por Sánchez sobre Podemos, nunca oiremos a Feijóo que no dormiría teniendo al otro lado de la cama al partido de Abascal
Hoy por hoy, recién pasado el ecuador de la legislatura, ni en sueños ha contemplado Núñez Feijóo una alianza con Vox, por mucho que el PP se desangre por la derecha sin avanzar hacia el centro en las encuestas.
Semejante regalo al PSOE no está en la cabeza de quien ya ejerce como líder de la oposición al Gobierno de Sánchez. Lo que sí está es una incómoda calima de aire viciado por la sospecha de una eventual 'capitulación' del PP ante la ultraderecha que otros le endosan cuando ni siquiera ha tomado posesión de su cargo en la planta sétima de la calle Génova.
Feijóo no se sumará al quinielismo de los finos analistas sobre una eventual entrada de la ultraderecha en el Gobierno de la nación
Hasta que hablen las urnas, seguramente a principios de 2024 (tras el semestre español de presidencia europea), el líder 'in pectore' del PP no se descolgará de su aireado objetivo, “ocupar la centralidad de la política española” y “hablar de los problemas de la gente”.
Tampoco piensa caer en la tentación de sumarse al quinielismo de los finos analistas sobre una eventual entrada de la ultraderecha en el Gobierno de la nación. En medio de una política divorciada de la gestión y casada con las ocurrencias, el entretenimiento y las poses, al político gallego le sobran horas de vuelo para remitirse a un laberinto de variables antes de anticipar sus intenciones ante un imperativo de la aritmética electoral como el que le salió al paso a Fernández Mañueco en Castilla y León.
Eso no le impide decir públicamente cuáles serían sus líneas rojas: la legislación vigente. O sea, la Constitución y el Estado de las autonomías, en un escenario donde la estabilidad, divino tesoro, cotiza al alza.
Va tomando forma la idea de normalizar el trato con un partido tan legal y democrático como todos los habilitados para competir en las urnas
Mientras tanto, va tomando forma la idea de normalizar el trato con un partido tan legal y democrático como todos los que están habilitados para competir en las urnas. “Que nos juzguen por lo que hagamos, no por lo que otros creen que vamos a hacer”, suele decir Mañueco, que repetirá como presidente de CyL gracias al acuerdo programático firmado con Vox.
Esas palabras expresan lo que viene a ser una preparación del terreno por si llega el caso a escala nacional. Por supuesto, sin dejar de seguir tirando de manual respecto al deseable gobierno “en solitario”. Al contrario de lo dicho en su día por Pedro Sánchez sobre Podemos, nunca oiremos a Feijóo que no podría conciliar el sueño teniendo al otro lado de la cama al partido de Abascal.
Nada de discursos acomplejados sobre hipótesis sin verificar, sino el afán no vergonzante de atraer al votante de Vox hacia las posiciones del PP en vez de alimentar su victimismo con cordones sanitarios que reactivan al resistente.
El tándem Feijóo-Moreno Bonilla va a ser la columna vertebral del nuevo PP que se reiniciará en el congreso nacional de Sevilla
La expresión es “naturalizar a Vox”, usada principalmente en el entorno del presidente de Andalucía, Moreno Bonilla, muy conectado al proyecto de Núñez Feijóo. Ese tándem va a ser la columna vertebral del nuevo PP que “se reiniciará en Sevilla” (González Pons 'dixit'), la capital de la comunidad autónoma que aporta más compromisarios al congreso nacional del 1 y 2 de abril.
De hecho —tomen ustedes nota—, uno de los nombres que más suenan como próximo secretario general del PP, en sustitución del dimitido García Egea, es el de Elías Bendodo, actual consejero de Presidencia de la Junta de Andalucía.
Hoy por hoy, recién pasado el ecuador de la legislatura, ni en sueños ha contemplado Núñez Feijóo una alianza con Vox, por mucho que el PP se desangre por la derecha sin avanzar hacia el centro en las encuestas.
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