Es noticia
18-M: el día de la humillación de España en Marruecos
  1. España
  2. Al Grano
Antonio Casado

Al Grano

Por

18-M: el día de la humillación de España en Marruecos

No olvidaremos con facilidad el día en que Mohamed VI se convirtió en portavoz de nuestra política exterior

Foto: Pedro Sánchez, junto al primer ministro marroquí, Saadedín Al Othmani. (EFE/Ballesteros)
Pedro Sánchez, junto al primer ministro marroquí, Saadedín Al Othmani. (EFE/Ballesteros)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Escudarse en la necesidad de acabar 47 años después con “un reducto del franquismo” —me malicio el discurso que se avecina— no le bastará al Gobierno de Pedro Sánchez para hacerse perdonar el despropósito.

No olvidaremos con facilidad este 18 de marzo de 2022. El día de la humillación de la diplomacia española. Cuando Mohamed VI se convirtió en portavoz de nuestra política exterior. La reseña es desalentadora: los españoles se enteraron por una filtración marroquí del 'volantazo' en el viejo conflicto del Sáhara, nuestra antigua colonia (1958-1976).

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (Reuters/Guglielmo Mangiapane)

Peor aún, prácticamente todos los ministros de Sánchez —no solo los de UP, ojo— también lo supieron a media tarde del viernes, cuando el Palacio Real de Mohamed VI decidió unilateralmente hacer pública la carta remitida por Sánchez en la que se reconocía la conformidad de España con el plan autonómico ofrecido por Marruecos para el territorio del Sáhara Occidental como una solución “seria, realista y creíble”.

Atención: son exactamente las mismas palabras que habían utilizado previamente el consejo de seguridad de la ONU (octubre 2021), Alemania (febrero 2022) y Estados Unidos (marzo 2022), para ir dando por cerrado el contencioso (Francia hace años y EEUU en diciembre de 2020 ya habían reconocido la soberanía nacional de Marruecos sobre el Sáhara).

España, como potencia administradora, ni siquiera ha encontrado palabras propias para razonar su cambio de postura, de repente y sin anestesia, de un territorio “pendiente de descolonización”, según el derecho internacional.

Prácticamente todos los ministros de Sánchez —no solo los de UP— se enteraron por los medios del cambio de postura del Gobierno

Por cierto, Marruecos fue uno de los 12 países que —como Venezuela, por ejemplo— no participaron en la votación de la Asamblea General de la ONU que a principios de marzo condenó por amplísima mayoría la agresión de Rusia sobre Ucrania. Así expresó el delegado marroquí su contrariedad por la indolencia de la comunidad internacional ante al problema saharaui.

Ceder a los chantajes no funciona con las dictaduras (Argelia, nuestro primer suministrador de gas, otra dictadura, aprenderá de Marruecos para ponernos de su parte). Y nadie conoce mejor que España ese recurso de nuestro incómodo vecino —tan incómodo como imprescindible— para obtener ventajas geoestratégicas. Véase el calculado volquete de inmigrantes sobre la valla de Ceuta (mayo 2021), como el más inhumano de los métodos utilizados para descolgar a España de una causa tan justa como la solidaridad con el pueblo saharaui y la defensa de su derecho a la libre autodeterminación.

Marruecos lo ha vuelto a hacer. Nos la ha vuelto a jugar, filtrando antes de tiempo el reconocimiento de la soberanía marroquí sobre nuestra antigua provincia, renunciando así al clásico alineamiento español con la doctrina de la ONU sobre los territorios pendientes de descolonización.

Marruecos nos la ha vuelto a jugar, filtrando antes de tiempo el reconocimiento español de la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara

Ahora es cuestión de fe creer que Marruecos va a proteger la cultura del pueblo saharaui. A favorecer la reinserción de quienes ahora malviven en las precarias jaimas de Tinduf, incluidos los combatientes del Frente Polisario. Y a otorgar el nivel de autogobierno contemplado en su plan de 2007, aunque solo sean las competencias fiscales y administrativas.

Respecto a las garantías de que todo eso sería así, conviene tener los pies en el suelo. No estamos hablando de una democracia homologada, sino de un régimen autoritario y teocéntrico que, para empezar, prohibiría a la autonomía saharaui el uso de otra bandera u otro himno que no sean los de Marruecos e impondría el sometimiento a todos los poderes civiles y religiosos que recaen en la figura del rey (fronteras, moneda, defensa nacional, política exterior, etc.).

Por supuesto que Sánchez debe una explicación a la opinión pública, al Parlamento, a la oposición, a su propio Gobierno y a su propio partido. En eso está. Hoy tendremos novedades.

Escudarse en la necesidad de acabar 47 años después con “un reducto del franquismo” —me malicio el discurso que se avecina— no le bastará al Gobierno de Pedro Sánchez para hacerse perdonar el despropósito.

Pedro Sánchez Política exterior Rey Mohamed VI Internacional Sáhara
El redactor recomienda