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Antonio Casado

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Gobierno en azul oscuro casi negro

Un Ejecutivo a la defensiva acosado desde dentro y desde fuera. A izquierda y derecha, todos disparan contra Moncloa

Foto: El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès (i) saluda al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d). (EFE/Andreu Dalmau)
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès (i) saluda al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d). (EFE/Andreu Dalmau)
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Léase como reseña informativa y no como opinión: el Gobierno está en un momento de máxima debilidad. De futuro azul oscuro, casi negro, como en la película de Sánchez Arévalo. Tirando al color del alquitrán, desbordado y sin iniciativa. División interior con al menos tres enfoques diferentes. Y a la defensiva frente a un acoso exterior generalizado, en el que a derecha e izquierda todos disparan contra Moncloa.

Las grietas amenazan la ruina del consorcio PSOE-UP y el bloque que lo sustenta. En condiciones normales, si una heterogénea alianza de fuerzas políticas no funciona, lo suyo es romperla y convocar elecciones. Pero las condiciones son paranormales cuando el Gobierno del Estado se deja acorralar por grupos de reconocida aversión al Reino de España.

Que las urnas vuelvan a repartir cartas no está en la cabeza de Sánchez. Sería convocar para perder. Ningún mandatario lo haría. Del mismo modo que ningún líder de la oposición deja de reclamar elecciones si los sondeos le sonríen. Y a Núñez Feijóo, que se ofrece como alternativa y pide urnas con la boca pequeña (demasiado pronto para un recién llegado a la carrera) le sonríen los sondeos, entre otras cosas, por el desbarajuste de un Gobierno con alarmantes síntomas de descomposición.

En condiciones normales, lo suyo sería convocar elecciones. No lo hará Sánchez, por ahora. Ningún mandatario convoca para perder

Según le dijo ayer Sánchez a Pere Aragonès, que coincidieron en la clausura de las jornadas del Círculo de Economía de Cataluña, solo son "turbulencias" que se superarán, pero al 'president' no le basta la "firme voluntad de avanzar en la negociación, el diálogo y el acuerdo", expresada por el presidente del Gobierno. "Lo que ha ocurrido es muy grave, nos tenemos que ver a solas", le dijo, mientras en el exterior se agitaban pancartas donde se leía "España nos espía".

En su breve conversación con Sánchez, Aragonés ha vuelto a reprocharle que investigue a los amigos. Otros creemos que lo malo no es el espionaje, sino la alianza con el "espiable", al que no se espía por ser amigo, sino por sus conductas eventualmente delictivas. Y en todo caso, los efectos del espionaje judicializado sobre dieciocho dirigentes independentistas, entre los cuales estaba Aragonés, retratan las tóxicas alianzas de un partido de Estado como es el PSOE.

Alineado en el caso Pegasus con Podemos y las fuerzas independentistas vascas y catalanas, Aragonés pide que rueden cabezas. Y a nadie se le oculta que apunta a la directora del CNI, Paz Esteban, y su jefa política, la ministra de Defensa, Margarita Robles. Las dos únicas voces del Ejecutivo en dar la cara, con dos comparecencias impecables sobre el caso que escandaliza a grupos desafectos al vigente orden constitucional.

Detrás de Robles y Esteban se colocan millones de españoles convencidos de que el espionaje selectivo y legal estuvo justificado

En estas dos mujeres se sienten representados no solo la mayor parte de los ministros, aunque se siguen comiendo la lengua. Detrás de Robles y Esteban se colocan también millones de españoles convencidos de que el espionaje a un puñado de líderes secesionistas estuvo perfectamente justificado. En un marco de estricta legalidad y en un meritorio esfuerzo por evitar que la razón de Estado se embarre en el lodazal de las mentiras reveladas, los insidiosos procesos de intención y las arbitrarias "imputaciones sin pruebas" (Robles 'dixit').

La ministra y la directora de los servicios secretos han explicado con naturalidad, sin complejos y en riguroso acoplamiento al Estado de derecho, que la eventual intervención de las comunicaciones por parte del CNI es una herramienta legal del Estado para defenderse de la subversión, el terrorismo o los ataques al vigente orden constitucional ¿Será cierto que las han dejado solas por no perder el favor de Aragonés y los 13 escaños de ERC en el Congreso? Quiero creer que no.

Léase como reseña informativa y no como opinión: el Gobierno está en un momento de máxima debilidad. De futuro azul oscuro, casi negro, como en la película de Sánchez Arévalo. Tirando al color del alquitrán, desbordado y sin iniciativa. División interior con al menos tres enfoques diferentes. Y a la defensiva frente a un acoso exterior generalizado, en el que a derecha e izquierda todos disparan contra Moncloa.

PSOE Moncloa Esquerra Republicana de Catalunya (ERC)