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Por qué el PP no hace causa común con Sánchez y el Rey
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Por qué el PP no hace causa común con Sánchez y el Rey

Feijóo es de los que basan su arropamiento a don Juan Carlos en el carpetazo judicial y los servicios prestados

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
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Menos disculpar al emérito, ya de vuelta en Abu Dabi, y más apoyar a Felipe VI. Es lo esperado de alguien tan juicioso como Núñez Feijóo. No ha estado fino en el tratamiento del viaje y sus 'consecuencias', el término utilizado por Zarzuela sobre la larga conversación padre-hijo del lunes pasado. Las discrepancias entre ambos sobre cómo preservar el futuro de la institución han sido tan profundas que las opiniones se han polarizado entre dos lealtades incompatibles entre sí.

O se estaba con uno o se estaba con otro, mientras se crecían los pescadores en río revuelto. Los que disparan contra la institución y se ponen estupendos anunciando el advenimiento de la tercera república. Los que se alimentan de las actitudes del emérito y de quienes lo jalean, incluidos PP y Vox.

Los enemigos de la monarquía se alimentan de las actitudes de don Juan Carlos y de quienes lo jalean, incluidos PP y Vox

Lo que le faltaba a la monarquía es la politización. Nada peor que ser expropiada por y para la derecha, como ya viene ocurriendo con la bandera y el himno nacionales (“¡Viva España!”, gritan los incondicionales de don Juan Carlos). Así que no se entiende que Feijóo esté objetando con su actitud los esfuerzos de Felipe VI por ser rey de todos, no solo de la derecha política.

El nuevo líder del PP se suma al coro de voces que fundamentan su arropamiento a don Juan Carlos en el carpetazo judicial (no a los 'juicios paralelos', dice su argumentario) y los servicios prestados al país (“Es una figura clave para España”), como si eso le habilitase para desairar a su propio hijo y tomarnos por idiotas a los demás.

Foto: El rey Juan Carlos se dirige al Club Náutico de Sanxenxo. (EFE/Lavandeira Jr.) Opinión

Como partido de Estado y alternativa de poder, el PP debería estar en el apuntalamiento de la institución monárquica que, encarnada hoy por hoy en la figura de Felipe VI, es un factor de estabilidad bastante más firme que el tambaleante pedestal parlamentario del actual Gobierno. Sin embargo, Feijóo y los principales dirigentes de su partido dedican aplausos irresponsables al emérito. En distancia corta, oigo cómo la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, habla del “silencio cómplice y cobarde del presidente del Gobierno”, porque ni se suma a los aplausos ni se esfuerza en afear los fervores republicanos de sus socios.

Sánchez viene sorteando la ira antimonárquica de sus compañeros de viaje con su firme defensa de la institución, que es elemento esencial del pacto constitucional de 1978. Y además se abstiene de bailarle el agua al emérito, sabedor de que el comportamiento del viejo Rey desafía las pautas de la Casa del Rey (por una monarquía ejemplar, transparente y moderna) y causa serios desperfectos en la imagen de la Corona.

Foto: La secretaria general del PP, Cuca Gamarra (EFE/Rodrigo Jiménez)

Feijóo usa los excesos de la parte no socialista de la ecuación para acusar a todo el Gobierno de desprestigiar a la monarquía. Me parece una pobre excusa para no hacer frente común con Sánchez y la Casa del Rey. También es su forma de diferenciarse de la demanda de explicaciones por un comportamiento reprobable (el del emérito) y de hecho reprobado por Felipe VI.

Felipe VI es hoy por hoy un factor de estabilidad más firme que el tambaleante pedestal parlamentario del Gobierno

El propio Feijóo ha dicho que no viene a cuento reclamar esas explicaciones a quien no tiene causas pendientes con la Justicia y al que tanto deben los españoles. Pero eso potencia el arrogante desplante del emérito ("¿explicaciones, de qué?"), distanciándose así de la posición de Pedro Sánchez y el PSOE. No solo. También se distancia del jefe del Estado, que en su momento se desmarcó del emérito por higiene institucional.

No se entiende, en fin, que PP y Vox, así como el Ayuntamiento de Sanxenxo y la Xunta de Galicia, hayan llevado su arropamiento al anterior jefe del Estado hasta el punto de olvidar una conducta reprobable que está perfectamente descrita en los relatos fácticos de las tres causas archivadas por formalidades que lo alejan del banquillo, pero no del juicio moral que merecen.

Menos disculpar al emérito, ya de vuelta en Abu Dabi, y más apoyar a Felipe VI. Es lo esperado de alguien tan juicioso como Núñez Feijóo. No ha estado fino en el tratamiento del viaje y sus 'consecuencias', el término utilizado por Zarzuela sobre la larga conversación padre-hijo del lunes pasado. Las discrepancias entre ambos sobre cómo preservar el futuro de la institución han sido tan profundas que las opiniones se han polarizado entre dos lealtades incompatibles entre sí.

Partido Popular (PP) Pedro Sánchez Rey Felipe VI
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