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Feijóo: un aspirante creíble a la Moncloa
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Antonio Casado

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Feijóo: un aspirante creíble a la Moncloa

Crece la idea de que Feijóo será el próximo presidente, en virtud de lo que Arriola hubiera llamado "pulsión de cambio"

Foto: Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Juanjo Martín)
Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Juanjo Martín)
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Parece sofocado el incendio del PP. La llegada de Núñez Feijóo y el subidón del estado de ánimo, por cuenta de la barrida electoral en Andalucía, devolvieron la calma a un partido que ahora vende moderación, centrismo, transversalidad y política para adultos. Así que ahora el mayor problema de Feijóo es cómo gestionar los estados de opinión que de la noche a la mañana le han convertido en un aspirante creíble a la Moncloa.

Dentro y fuera de España.

Los dirigentes del PPE, el grupo del Parlamento Europeo al que pertenece su partido, le recibieron en Bruselas el miércoles pasado como a un triunfador. Tanto por su victoria andaluza como por haber desactivado el miedo a la entrada de la ultraderecha en el gobierno de la comunidad más poblada de España y más suministradora de escaños al Congreso.

El temor estaba tanto más justificado cuanto más se va asentando la idea de que el nuevo líder del PP puede ser el próximo presidente del Gobierno, en virtud de lo que el sociólogo Pedro Arriola (Rip), hubiera descrito como "pulsión de cambio". El viento sopla a su favor. También el de carácter demoscópico, que este viernes despachaba un sondeo que sitúa la expectativa del PP en 140-144 diputados, sobre un declinante PSOE con 93-96.

A Núñez Feijóo, más le vale dedicar el año largo que falta de legislatura a reforzar el partido sin cometer errores

Iniciativas tan defendibles como la de Sánchez en Europa para sacar el trigo de Ucrania por vía férrea, camino de los silos españoles, o las medidas del Consejo de ministros de este sábado para combatir la subida de los precios, ya no le cunden al Gobierno de coalición PSOE-UP, frente a la irresistible ascensión del nuevo PP.

La inflación, el endeudamiento desbocado, las luchas intestinas del Gobierno, la fragmentación de la izquierda y los bandazos en materia de política exterior, han impulsado una reacción compensatoria de Feijóo en Europa, a la que acude con el mensaje de que España volverá a ser un socio fiable, aunque de momento no tenga "el Gobierno que se merece", ha dicho.

Pero un año es mucho tiempo en política y, hoy por hoy, no cree que Sánchez quiera anticipar las elecciones generales con todos los sondeos en contra y en medio de una izquierda fragmentada. A Feijóo, más le vale dedicar el año largo que falta de legislatura a reforzar el partido sin cometer errores.

¿Es un error romper la baraja de las negociaciones para la renovación del CGPJ? El tiempo dirá si las pedradas del Gobierno contra un PP obstruccionista e incumplidor de la Constitución acaban influyendo en la futura facturación electoral del PP, pero no da la impresión de que el culebrón vaya por ahí.

Un verdadero galimatías jurídico que, según el PP, responde a que al Gobierno le importa más renovar las cuatro vacantes del TC

De hecho, el propio Feijóo ni se da por aludido cuando el ministro Bolaños le llama mentiroso por decir que daba por rotas unas conversaciones que, según el ministro, el líder del PP nunca llevó a cabo. Y es verdad, porque quien las estaba llevando a cabo no era Feijóo, sino un hombre de su entera confianza, el eurodiputado Esteban González Pons (recientemente nombrado vicepresidente del PPE en el Parlamento Europeo).

Pero tanto González Pons, que se había reunido con Bolaños el pasado miércoles en un nuevo intento de desatascar el problema, como Feijóo, se han visto desagradablemente suspendidos por la inesperada iniciativa legislativa del Gobierno (en realidad del PSOE, con una proposición de ley) para devolver al CGPJ la capacidad de hacer según qué nombramientos. En este caso, dos candidatos para el Tribunal Constitucional.

Un verdadero galimatías jurídico que, según el PP, responde a que al Gobierno le importa más renovar las cuatro vacantes del Tribunal Constitucional (dos a propuesta del Gobierno y dos a propuesta de un CGPJ en funciones) que terminar de una vez por todas con la interinidad de un CGPJ caducado hace más de tres años.

Parece sofocado el incendio del PP. La llegada de Núñez Feijóo y el subidón del estado de ánimo, por cuenta de la barrida electoral en Andalucía, devolvieron la calma a un partido que ahora vende moderación, centrismo, transversalidad y política para adultos. Así que ahora el mayor problema de Feijóo es cómo gestionar los estados de opinión que de la noche a la mañana le han convertido en un aspirante creíble a la Moncloa.

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