Al Grano
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Las encuestas del CIS y la lapidación de Tezanos
A los que van por dirección contraria se les saca de la carretera. A los heterodoxos se les escucha, por si acaso
No sé si hay más sectarismo en las encuestas del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) o en la lapidación de José Félix Tezanos. Tengo mis dudas. En todo caso, a los que van por dirección contraria se les saca de la carretera. A los heterodoxos se les escucha, por si acaso.
Más que nada, por saber si su declarada militancia socialista, como es el caso, está matando su condición institucional de forma consciente, deliberada, por razones de partido. Lo cual sería indefendible. Y 'a contrario sensu', también sería indefendible la lapidación del presidente del CIS si se estuviera proyectando un deliberado y consciente proceso de intenciones, por interés de parte, incluidas las razones de partido.
Conviene tener ciencia propia en estos casos. Así que un servidor de ustedes acudió ayer a un desayuno informativo con Tezanos, que anda metido en coplas de picadillo con sus colegas, porque los sondeos electorales de este organismo del Estado no coinciden con las prospectivas de los demás, que trabajan por encargo de organizaciones políticas y medios de comunicación.
Podría dar mucho de sí la presencia del defensor del pueblo, Ángel Gabilondo, como la personalidad de mayor rango que se interesa en conocer las explicaciones de Tezanos. ¿Nadie más dispuesto a defenderle? Sí, también estaba la secretaria general del grupo parlamentario socialista para presentarle como un hombre de ciencia, “aunque a los demás les cueste reconocerlo”. Y, además, ejemplo de “trabajo, integridad y compromiso con su país”, para el que Isaura Leal pidió respeto.
De ahí no ha pasado la necesidad de arropamiento al máximo responsable del CIS, acribillado a insultos y descalificaciones desde que su barómetro de octubre puso al PSOE siete puntos por delante del PP respecto al promedio de las encuestas que se contratan en el sector privado.
Aunque me cuento entre quienes detectan el desgaste personal de Pedro Sánchez y la tendencia declinante del PSOE en el favor de la ciudadanía, empezando por parte del propio electorado socialista, no me consta la implicación de los funcionarios públicos de este organismo en la invención de “la España que sale de la demoscopia del señor Tezanos”, en palabras del líder del PP, Núñez Feijóo, ayer en su cruce parlamentario con el presidente del Gobierno.
Ninguno de los investigadores que trabajan para el CIS, que no son guiñoles del jefe, ha insinuado ni remotamente que se hagan trampas en la aplicación de variables, o que se inventen datos obtenidos en kilómetro cero. “Jamás he falsificado un dato”, dice Tezanos.
Datos que, como es bien sabido, están a disposición de cualquier ciudadano después de los trabajos de campo y las estimaciones que se llevan a cabo periódicamente para detectar estados de opinión o intenciones de voto. Cada uno puede hacer las ponderaciones que estime convenientes y 'cocinar' la materia prima como le venga en gana. De hecho, con los mismos datos del CIS en bruto, otros sociólogos incluso ponen al PP por encima del PSOE en expectativas de voto.
Pero sí entiendo las razones de Tezanos ante una situación “muy dinámica” donde, como ha dicho Felipe González, “lo único previsible es lo imprevisible”. O ante la constatación empírica de que cada vez hay menos ciudadanos que votan siempre al mismo partido y cada vez más ciudadanos que toman la decisión en el último momento.
“Yo soy un científico, no un adivino”, aclara. Pero no pierde ocasión de recordar que nadie habló del 'CIS de Tezanos' tras el barómetro de julio, en el que el PP aventajaba al PSOE en expectativa de voto. Tampoco pierde la ocasión de invitarnos a comparar la fiabilidad de una muestra de 1.000 encuestados (la mayoría de las privadas) con las encuestas del CIS, que cuadruplican esa muestra.
No sé si hay más sectarismo en las encuestas del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) o en la lapidación de José Félix Tezanos. Tengo mis dudas. En todo caso, a los que van por dirección contraria se les saca de la carretera. A los heterodoxos se les escucha, por si acaso.
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