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Esa santa cruzada de Putin que recuerda la de Franco
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Antonio Casado

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Esa santa cruzada de Putin que recuerda la de Franco

En un delirante discurso contra el abismo espiritual de Occidente, el autócrata amenaza con el uso de armamento nuclear

Foto: El presidente ruso, Vladímir Putin. (Reuters/Ramil Sitdikov)
El presidente ruso, Vladímir Putin. (Reuters/Ramil Sitdikov)
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El temor a una escalada en la guerra de Ucrania se instala como una nube negra en el horizonte. Vladímir Putin nos coloca ante el peor de los escenarios, al anunciar la cancelación de sus acuerdos de desarme con EEUU (Start III, abril de 2010, con renuncia al uso del órdago nuclear contra terceros), después de declarar a Rusia militarmente “invencible”.

Sin luz al final del túnel. Silencio sobre una salida pacífica. Era previsible. Tras el cierre de filas con Ucrania en Múnich y el abrazo de Joe Biden a Zelenski en Kiev, Putin ha entendido que no hay marcha atrás de los aliados en su apuesta por la derrota de Rusia en el campo de batalla. Y prácticamente ningún seguidor del conflicto contempla hoy por hoy el desistimiento por implosión interna, incluida la caída de Putin.

En este punto, nos sale al paso la admonitoria lucidez de Vasili Grossman (ucraniano, por cierto) cuando, en los años cincuenta del siglo pasado, escribió: “El hombre ruso ha visto de todo durante los últimos mil años, la grandeza y la supergrandeza; solo hay una cosa que no ha visto jamás: la democracia”.

Mala noticia nos trae el viento de Moscú. Pero nada que pueda o deba cancelar la firmeza de Estados Unidos y la Unión Europea frente a la intolerable violación del derecho internacional que supuso la invasión de Ucrania y frente a la burda mentira de que no fue Rusia, sino la “rusofobia” de Occidente, la que desencadenó el conflicto.

"El hombre ruso ha visto de todo durante los últimos mil años. Solo hay una cosa que no ha visto jamás: la democracia" (Vasili Grossman)

Aunque no nos deje más tranquilos, el análisis de la situación solo nos permite contraponer al órdago ruso la advertencia norteamericana del pasado mes de septiembre, cuando la Casa Blanca anunció que utilizaría todo su poderío militar para destruir las fuerzas convencionales rusas en Ucrania si Rusia se atrevía a usar la fuerza nuclear en dicho territorio.

En su discurso sobre el estado de la nación ante las dos cámaras del Parlamento ruso, Putin solo nos ha dejado la referida novedad en forma de amenaza. Todo lo demás es épica nacionalista. Y ahí se agota esa parte declamatoria contra los valores totalitarios que, según él, el Occidente neonazi y terrorista quiere imponer en Ucrania mediante un poder ilimitado. Aquí fue imposible resistir la tentación de evocar la verborrea del general Franco frente al Occidente “materialista” y “ateo” que arrinconaba a la España “grande y libre” de la posguerra. Los propios teólogos del franquismo lo beatificaron como “el centinela de Occidente” (Luis de Galisonga y Franco Salgado).

Foto: La madre de una de las víctimas de la masacre de Bucha, en abril de 2022. (Oleg Petrasyuk/EFE)

Salvando las distancias de espacio y tiempo, aquella doctrina no difiere demasiado de la de Putin cuando se ofrece a su pueblo como salvador de los valores orientales frente al “abismo espiritual” de ese Occidente que admite la pederastia y quiere cambiar de género al Dios de los cristianos.

Sugerentes coincidencias de efecto retroactivo. Incluidas sus respectivas apelaciones a los caídos por la patria y al sacrificio de sus madres, esposas, hijos y demás familia de los mártires. Tantos, que sería interminable nombrarlos a todos, ha dicho el autócrata ruso (el caudillo los mencionó uno a uno, pueblo a pueblo, a la puerta de las iglesias). Y donde Franco veía comunistas, Putin ve “nazis, marcianos y teorías conspirativas” (dicho en palabras del asesor de Zelenski, Mijailo Podoliak).

Trampantojos de la memoria, oiga. Quién nos iba a decir que el recurso a una ucronía acabaría juntando a los dos autócratas, el español de entonces y el ruso de ahora, en sus respectivas arremetidas contra la civilización occidental. Uno desde dentro y otro desde fuera, claro. Putin contra el Occidente nazificado que toma Ucrania como rehén para acabar con Rusia a cualquier precio, destruyendo su placenta común. Y Franco contra el Occidente esclavizado por la conspiración judeo-masónica de comunistas y vendepatrias. Jo.

El temor a una escalada en la guerra de Ucrania se instala como una nube negra en el horizonte. Vladímir Putin nos coloca ante el peor de los escenarios, al anunciar la cancelación de sus acuerdos de desarme con EEUU (Start III, abril de 2010, con renuncia al uso del órdago nuclear contra terceros), después de declarar a Rusia militarmente “invencible”.

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