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Esa Europa de mascarillas y balas
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Antonio Casado

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Esa Europa de mascarillas y balas

La compra conjunta de proyectiles para Ucrania será una nueva causa de enfrentamiento en el Gobierno de Sánchez, como ya lo fue la reforma del solo sí es sí o como será la ley de vivienda

Foto: Banderas de la UE. (EFE/Andre Pain)
Banderas de la UE. (EFE/Andre Pain)
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Mientras la comunidad internacional mira hacia Moscú, donde Putin y Xi Jinping estudian el plan de paz chino para Ucrania, los 27 ministros de Defensa y Asuntos Exteriores de la Unión Europea anunciaban en Bruselas la compra conjunta de proyectiles para el Ejército de Zelenski por un valor aproximado de 2.000 millones de dólares. Para empezar.

En el discurso oficial, encaja como prueba añadida a la solidaria actitud europea con el sufrimiento del pueblo ucraniano. Por una buena causa: la defensa de los valores democráticos frente a la intolerable agresión rusa a una nación soberana. La guerra, que dura ya más de un año, sigue siendo una amenaza viva para el vigente orden mundial.

Foto: Josep Borrell a su entrada al encuentro europeo. (EFE/Olivier Hoslet)

Razón de más para aferrarse a las esperanzadas palabras del líder chino sobre la posibilidad de que su amigo, Vladímir Putin, estudie los 12 puntos del plan de Pekín y firme la paz con Ucrania. Eso ha dicho. Ojalá. Siempre será mejor el arreglo en la mesa de negociaciones y no en el campo de batalla. Lo que no tiene arreglo es ese componente absurdo de la condición humana que inspiró a grandes pensadores del siglo XX, como Albert Camus o Samuel Beckett.

Me explico:

Uno se queda hablando solo si pretende buscar acomodo mental a dos actitudes colectivas absolutamente normalizadas por los poderes públicos que han marcado el devenir social de estos tres últimos años. Las dos actitudes, en nombre de la solidaridad. Miles de millones en mascarillas contra la pandemia en todo el mundo y, casi sin solución de continuidad, miles de millones en armamento y munición de guerra. Lo uno para salvar vidas y lo otro para aniquilarlas.

Miles de millones en mascarillas para salvar vidas y, casi sin solución de continuidad, miles de millones en proyectiles para aniquilarlas

En el caso europeo, la gestión de ambas tareas es equiparable al hecho sin precedentes de las compras mancomunadas. Antes de mascarillas para la vida y ahora de balas para la muerte. Compras conjuntas de material contra la pandemia, compras conjuntas de munición. Y entre bastidores, nuevas fortunas personales, los consabidos pescadores en río revuelto y empresas que disparan su facturación a la luz de las sacrosantas leyes del mercado de bienes y servicios. Así hemos sabido que Ucrania necesita hasta 400.000 obuses al mes y que las fábricas occidentales, incluidas las españolas (Grupo Expal, FMG y Nammo Palencia), no dan abasto para satisfacer las peticiones de Zelenski.

Leído en la portada de un diario nacional de amplia circulación: “El mercado de la munición se ha convertido en una jungla similar al de las mascarillas de la pandemia”. Con una terapéutica advertencia: “Salvando las distancias”. Oiga, y sin salvarlas, pues la solidaridad con los que sufren (una pandemia o una guerra) se expresa en la compra conjunta de mascarillas en su día y de munición de guerra ahora.

Foto: El presidente de Rusia, Vladímir Putin. (Reuters) Opinión

España no ha firmado aún la operación cerrada el lunes pasado en Bruselas. La firmará en cuanto se resuelvan ciertas formalidades administrativas, según el ministro Albares. “España va a estar ahí”, ha dicho. Otra cosa son las formalidades políticas, de cara a la parte no socialista del Gobierno y los costaleros parlamentarios de Sánchez, declarados objetores del aumento del presupuesto en Defensa y nada entusiastas con la idea de seguir echando leña al fuego de la guerra de Ucrania. Por ellos habla la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, que no comparte el incremento del presupuesto militar.

En todo caso, estamos ante el enésimo salto de las alarmas en el llamado bloque de investidura. En esta ocasión, por cuenta de la guerra de Putin, como antes fueron la contrarreforma del solo sí es sí o la ley mordaza. Y como luego será la ley de la vivienda. Pero esa ya es otra historia.

Mientras la comunidad internacional mira hacia Moscú, donde Putin y Xi Jinping estudian el plan de paz chino para Ucrania, los 27 ministros de Defensa y Asuntos Exteriores de la Unión Europea anunciaban en Bruselas la compra conjunta de proyectiles para el Ejército de Zelenski por un valor aproximado de 2.000 millones de dólares. Para empezar.

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