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Yolanda compite con Sánchez, no con Iglesias
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Antonio Casado

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Yolanda compite con Sánchez, no con Iglesias

En la Moncloa ya han descubierto que, si Sumar crece a costa del PSOE, el presidente habrá hecho un pan de obleas

Foto: Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, en el Congreso. (EFE/Javier Lizón)
Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, en el Congreso. (EFE/Javier Lizón)
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En vísperas de la ceremonia inaugural de Sumar y la presentación de su niña bonita, Yolanda Díaz, como aspirante a convertirse en la "primera presidenta del Gobierno de España", escuché cómo se defendía en distancia corta el portavoz parlamentario del PSOE, Patxi López, frente a quienes sugerían que, antes o después, la abanderada de un proyecto político a la izquierda del PSOE acabaría militando en el partido fundado por Pablo Iglesias hace más de 140 años: “Ya le pedimos que, por favor, no sea tan PSOE como parece”.

Así anticipaba el asunto de moda que entretiene a los analistas y preocupa en el Palacio de la Moncloa, donde ya han descubierto que si el proyecto de Yolanda Díaz crece a costa del PSOE (no de Podemos, que era lo previsto), Pedro Sánchez habrá hecho un pan de obleas.

Foto: La ministra de Igualdad, Irene Montero, en una imagen de archivo. (EFE/Fernando Alvarado)

La idea inicial de los estrategas del presidente, orientada a lograr su reenganche mediante una misma o muy parecida ecuación de poder, era la botadura de un proyecto complementario capaz de retener al elector de izquierdas forjado en el espíritu del 15-M, que nunca votará al PSOE. Los indignados de entonces van camino de malograr la operación porque no asumen que "hasta Peter Pan tiene fecha de caducidad", como escribía Manuel Cruz el jueves pasado en El País.

No se habla de otra cosa. Es la guerra de los Rose entre Yolanda Díaz, aspirante a la Moncloa, e Iglesias Turrión, exlíder formal de Unidas Podemos, que ahora ejerce desde burladeros mediáticos. Iglesias la señaló en su día como la más indicada para liderar la continuidad del movimiento.

Ahora son enemigos íntimos. Ella espera al recuento de las elecciones territoriales del 28 de mayo (presume una debacle de la parte de Podemos no adscrita a Sumar) para bajarle los humos y quitarle fuerza negociadora en su pretensión de entrar como vector dominante en la ecuación diseñada por Díaz.

Los teólogos de Sánchez saben que su querella con Podemos es engañosa, porque en realidad se está preparando para competir con Sánchez

Eso significa que, si no se produce el milagro del reencuentro, previo a las elecciones generales de diciembre, bajo la marca común de Sumar, la fragmentación de la izquierda en tres ofertas electorales distintas (PSOE, Sumar y Podemos) se convierte en un serio obstáculo para la continuidad de Sánchez en la Moncloa. Por eso, durante el tiempo libre en su frenética agenda internacional, reza para que el proyecto (votantes de izquierdas desafectos al PSOE) repita como partido escolta. Y para que a su izquierda solo haya una oferta electoral, y no dos, cuando las urnas vuelvan a repartir cartas de cara a una nueva legislatura. Si finalmente, como todo parece indicar, hay tres, Yolanda se habrá garantizado el acceso al electorado de izquierdas sediento de centralidad. Es decir, el mismo caladero de votos en el que faena el PSOE.

Sabedores de que la todavía vicepresidenta del Gobierno va de moderada, transversal, cercana a "los problemas de la gente", escuchante de los ciudadanos y poco amiga de ruidos, los teólogos de Sánchez saben que su querella con Podemos es engañosa, porque en realidad se está preparando para competir con Sánchez, no con Iglesias Turrión o Ione Belarra, a los que las encuestas dan poco menos que por amortizados.

El efecto colateral de todo eso, junto a la pérdida de credibilidad de Sánchez, no canjeable por su buena imagen internacional y la marcha de la economía, sería mejorar las expectativas de Núñez Feijóo como futuro presidente del Gobierno, del mismo modo que el desbarajuste de la izquierda en las elecciones andaluzas de junio (los 17 escaños de 2018 se convirtieron en siete en 2022) puso a Moreno Bonilla (PP) en la presidencia de la Junta.

En vísperas de la ceremonia inaugural de Sumar y la presentación de su niña bonita, Yolanda Díaz, como aspirante a convertirse en la "primera presidenta del Gobierno de España", escuché cómo se defendía en distancia corta el portavoz parlamentario del PSOE, Patxi López, frente a quienes sugerían que, antes o después, la abanderada de un proyecto político a la izquierda del PSOE acabaría militando en el partido fundado por Pablo Iglesias hace más de 140 años: “Ya le pedimos que, por favor, no sea tan PSOE como parece”.

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