Es noticia
Podemos y su otoñal Fiesta de la Primavera
  1. España
  2. Al Grano
Antonio Casado

Al Grano

Por

Podemos y su otoñal Fiesta de la Primavera

La balcanización de la izquierda se anticipa en el agrio y persistente cruce de reproches entre Yolanda Díaz (Sumar) e Iglesias Turrión (Podemos), con las mismas pedradas verbales

Foto: Fiesta de la Primavera de Podemos en Zaragoza. (EFE/Javier Cebollada)
Fiesta de la Primavera de Podemos en Zaragoza. (EFE/Javier Cebollada)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

La ley de vivienda es la última trinchera para recomponer la unidad de la izquierda a la izquierda del PSOE de camino a las elecciones generales de diciembre. El llamado bloque de investidura quiere reconocerse en los retoques atribuidos a su componente independentista por mediación de Podemos, pero la banda sonora de la zarandeada coalición de gobierno (PSOE-Unidas Podemos) sigue en bucle.

La balcanización de la izquierda se anticipa en el agrio y persistente cruce de reproches entre Yolanda Díaz (Sumar) e Iglesias Turrión (Podemos), con las mismas pedradas verbales. Se acusa al otro de no querer la unidad imprescindible frente al derechazo anunciado por los sondeos. Con argumentos idénticos y haciendo los mismos llamamientos a la unidad, "a pesar de los menosprecios y los insultos" (la queja es intercambiable). Y, eso sí, ambos se ponen a silbar melodías cuando se menciona la verdadera razón del enfrentamiento: el control de las listas electorales.

Foto: Fiesta de la Primavera en Zaragoza. (EFE/Javier Cebollada)

La última entrega del culebrón ha tenido lugar en el parque Luis Buñuel de Zaragoza, donde los restos del partido fundado en enero de 2014 celebraron una Fiesta de la Primavera cuyo consecuente apunta a una Sonata de otoño como la del conflicto materno-filial contado con ese título en una película de Bergman. Un drama psicológico no muy diferente del que envenena los sueños de Iglesias al recordar aquel maldito momento en que su real gana designó a Yolanda Díaz sucesora al frente de una fuerza política llevada por los hechos a diluirse en una macedonia electoral de reciente creación.

El único cofundador de Podemos que no se ha caído de la foto del primer Vistalegre bracea contra la perspectiva de que aquella aventura acabe regalando su fuerza dinamizadora de entonces a la transversalidad y el pragmatismo de Sumar. Desde sus burladeros mediáticos, el ex secretario general de Podemos mangonea lo que va quedando de una organización teóricamente liderada en sus horas libres por la ministra Ione Belarra.

En Zaragoza, Iglesias ha vuelto a desafinar alternando llamamientos a la unidad con la exigencia de un lugar preferente en el proyecto de la vicepresidenta, que fue la protagonista invisible del acto. Es lo que tocaba, por su condición de flamante estrella política de la izquierda española que ya mira por encima del hombro a quienes la colocaron en la rampa de lanzamiento.

Foto: Pablo Iglesias en la fiesta de la primavera. (EFE/Javier Cebollada)

Desde la supuesta cercanía de Bildu y ERC a sus tesis, como "aliados estratégicos", sostiene Iglesias que Podemos es imprescindible si se quiere reeditar la todavía vigente ecuación de poder. Con ánimo conminatorio. Es decir, que amenaza con renunciar al juego si no se aceptan sus reglas. Es su temeraria forma de exigir la conformidad de Yolanda para "caminar juntos". Y también una forma de hacerse el haraquiri.

En este intercambio de reproches, la vicepresidenta lleva las de ganar. En Podemos, lo saben. Solo así se entiende la insistencia de Belarra, su máxima dirigente, en verbalizar con tanta pasión que su organización no es "una esquinita del tablero" ni "un adorno del Partido Socialista".

Hubo silencio sobre listas de espera en la Sanidad, el pago de la hipoteca o la subida de precios en la cesta de la compra

Dice Belarra que "este muerto está muy vivo". Pero los discursos de su Fiesta de la Primavera confirman las admoniciones de Íñigo Errejón cuando este dice que los esfuerzos de recuperar el espíritu fundacional de Podemos están condenados al fracaso. Y acierta, a mi juicio, al reconocerse en un nuevo ciclo político donde la voluntad de construir mayorías debe cancelar los intentos de recuperar identidades del ciclo anterior.

Además, el excompañero de viaje de Iglesias, líder de Más País, una de las fuerzas políticas alineadas con el proyecto de Yolanda Díaz (Sumar), ha denostado públicamente a quienes se empeñan en debatir solo sobre siglas y dirigentes en vez de centrarse en la política de las cosas que realmente importan a los ciudadanos. Pero hubo silencio sobre listas de espera en la Sanidad, el pago de la hipoteca, la subida de precios en la cesta de la compra, el colegio de los niños, las colas en las ventanillas de la Administración, la brecha digital de los mayores, el prematuro consumo de porno entre menores de edad.

De todo eso, nada de nada en la otoñal y palabrera Fiesta de la Primavera de un partido que envejeció demasiado deprisa.

La ley de vivienda es la última trinchera para recomponer la unidad de la izquierda a la izquierda del PSOE de camino a las elecciones generales de diciembre. El llamado bloque de investidura quiere reconocerse en los retoques atribuidos a su componente independentista por mediación de Podemos, pero la banda sonora de la zarandeada coalición de gobierno (PSOE-Unidas Podemos) sigue en bucle.

Unidas Podemos
El redactor recomienda